miércoles, 26 de octubre de 2011

El perro se comió mis deberes, por Sarah Firisen

Publicado por Sara Firisen
Para nosotros lectores ávidos de notas sobre seguridad ciudadana este artículo de contenido educativo nos muestra aspectos importantes que la educación escolar debe inculcar a nuestros niños. Los hábitos del trabajo escolar hacia el ¿Qué? y al ¿Cómo?. Gobierno, Sociedad y Padres debemos reflexionar sobre las actitudes actuales de nuestros niños en la búsqueda de mejores generaciones. Ahí el artículo

Hablando de temas universitarios o para ser más específicos, mirando que tan bien están preparados nuestros hijos para la universidad. En esta oportunidad sin referirme a su preparación académica, de lo que podría decir mucho, me quiero concentrar en sus hábitos de trabajo.

Mi hija de 11 años, Anya, acaba de entrar en la escuela secundaria.  Si usted es un lector casual, le explico que mis hijos van a una escuela pequeña, independiente, progresista - la escuela de Robert C. Parker . Una parte consciente e intencional de los programas  previos a la escuela secundaria en el 5 º grado y de 6to y 7mo grado posteriores,  es el de enseñar a los niños a llevar a cabo sus actividades y participación de manera independiente en los estudios. El propósito de las tareas, que Anya realmente no consiguió asimilar de manera significativa, regular hasta 5to grado, se refiere en menor grado a lo “que se debe aprender”, y en mucho más grado a “cómo” aprender a estudiar. Se trata de aprender a ser lo suficientemente organizados como para asegurarse que ella retornará de clases con toda la información que necesita para trabajar en casa, que incluya los libros y los papeles que necesitara con ella, que aprenda a priorizar la carga de trabajo que tiene - comenzar con la tarea que tiene para el día siguiente y no con el trabajo a presentarse en tres días.

Según los estándares de la escuela pública, la tareas de Anya son ligeras; sin mucha presión, ella puede fácilmente completarlas en una hora cada noche, y aún tiene noches en que no tiene tareas. Anya, al igual que su madre, no es una persona organizada y ordenada, hemos tenido dificultades y hasta luchas reales para asegurarnos que llene su mochila con los materiales correctos al finalizar del día, antes de retornar a casa. Y que luego, tiene que recordar llevar nuevamente,  sus tareas a la escuela a la mañana siguiente. Pero, luego del paso de semana a semana, Anya está progresando.

Recuerdo que cuando estaba en la escuela, en Londres, era una escuela privada, una institución grande y formal, distinta a la actual filosofía de la escuela de mis hijos. Cuando nos olvidábamos de nuestros deberes o si no los hacíamos, estábamos obligados a esperar fuera de la sala de profesores para hablar con ellos (no se nos permitía  siquiera tocar la puerta) entrábamos cuando otro profesor ingresaba por allí. A continuación, teníamos que dejarnos ver por una maestra, (era una escuela de niñas y el 99,99% de los profesores eran mujeres), y después pedirle a la maestra que nos miraba "Sra. Jones, Sra. Jones, seria tan amable de pedirle a la Sra. Smith si podría salir?) Si teníamos suerte, La señora Jones hablaría con la señora Smith y le daría el pedido. A veces nos pasábamos toda la mañana esperando en las afueras del salón de los docentes.

Cuando la señora Smith finalmente salía, tenía que hacer mi mejor esfuerzo para darle a conocer de manera convincente y simpática mis excusas de por qué mi tarea no había sido llevada ese mismo día. A pesar de que las mensualidades  escolares pagadas por mis padres eran elevadas, yo no recuerdo que nadie realmente se tomara el tiempo para ayudarme a desarrollar mejores, más organizados, y más eficientes hábitos de trabajo. En cambio, me regañaban porque mi trabajo no había sido cumplido.

Anya también ha sido citada por sus hábitos de trabajo, sus maestros se han puesto en contacto conmigo para decirme que sus tareas no se han hecho, o que no se han hecho al nivel que consideran ella es capaz. Y luego hemos trabajado juntos, los profesores, Anya, mi esposo y yo, para tratar de seguir una estrategia que la ayude a recuperar su nivel. Estas estrategias incluyen la motivación puntual a ella, en la escuela y en el hogar, cuando muestra hábitos de trabajo que todos, estamos tratando de inculcarle.

Estoy escribiendo esta nota, debido a un reciente artículo esta semana en la columna de Gail Collins en el New York Times que habla sobre los hábitos de trabajo de los estudiantes universitarios. En el cita un reciente estudio muy conocido, en que los resultados académicos estarían a la deriva, que de " 3.000 estudiantes en 29 campus, después de dos años de pruebas, el 45 por ciento no mostró ningún aumento significativo en el aprendizaje – que después de cuatro años de seguimiento, el 36 por ciento mostró ligeros cambios" El estudio continua para encontrar que, "el 36 por ciento de los estudiantes que estudian cinco o menos horas a la semana obtienen un promedio de 3,16".

Estas son escalofriantes estadísticas, sobre todo si tenemos en cuenta la cantidad que estos estudiantes y/o sus padres pagan a las universidades en estos días: "Este año, la cantidad total de préstamos a estudiantes sobresalientes sobrepasará el umbral de $ 1 trillón por primera vez".  Más allá del costo, no nos olvidemos de lo mal que, como país, necesitamos estas generaciones y de los que vienen detrás de ellos para ser elevar su nivel y puedan egresar de las universidades con conocimientos y habilidades significativas. Collins continúa citando a la autora del estudio, Richard Arum, quien señala que los hábitos de trabajo actual no se van a cortar en una economía global. En este nuevo mundo de creciente dominio de China (por no hablar de la India y otros), los EE.UU. no se pueden permitir este tipo de hábitos de trabajo en un porcentaje tan importante de sus universitarios graduados.

Y los hábitos de trabajo no pueden ser adquiridos por la mayor parte, estos adultos jóvenes probablemente han pasado sus años de escuela elemental, intermedia y secundaria que les enseñaron, como a mi, que el único tema importante era la tarea y no la forma de trabajar, ni el estudio independiente, ni los hábitos de trabajo y las habilidades organizacionales.

Resulta entonces que el “como” aprenden los niños es tan importante como el “que” aprenden. La escuela de mi hija pasa mucho tiempo de trabajo con los niños para ayudarles a convertirse en personas positivas, tendientes al aprendizaje auto motivado los alumnos. ¿Lo respuesta qué recibimos de ex alumnos es que este tipo de ambiente de aprendizaje hace una gran diferencia cuando los niños se pasan a la escuela secundaria y luego a la universidad, pues  se encuentran ya formados y  libres para tomar decisiones sobre cómo, cuándo y donde estudian.

La universidad debe ser un lugar para el auto-descubrimiento, el desarrollo de la madurez y la diversión. Pero necesitamos de ella más, para que? Para que nuestros graduados puedan competir efectivamente en la nueva economía global. Si ellos no tienen los hábitos de trabajo correctos en la universidad, quizás deberíamos pensar en adelantar los cambios necesarios para sus vidas.

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Published by Sara Firisen

For all of us, people avid on citizens security matters, the following article with educative content show important aspects of what the school education must   inculcate in our children. The habits on school works toward the ¿what? And the ¿How?. Government, society, and parents must reflect about the actual children attitudes in search for better generations.



THE DOG ATE MY HOMEWORK, by Sarah Firisen Link
So let's talk about college. Or to be more specific, let's have a look at how prepared our children are go to college. And I'm not talking about their academic readiness, though clearly many, many words could be devoted to that. I'm talking about their work habits.

My 11-year old daughter, Anya, just entered middle school. If you're even an occasional reader, you'll know that my children go to a small, independent progressive school - the Robert C. Parker school. A conscious, intentional part of both the run-up to middle school in 5th grade and of 6th and 7th grade is to teach the children how to engage in independent study. The purpose of homework, which Anya didn't really get in any meaningful, regular way up until 5th grade, is less about what she learns, and more about how she learns to study. It's about learning to be organized enough that she makes sure she leaves class with all the information she needs to work at home; that she brings the right books and papers with her; that she learns how to prioritize the workload she has - start with the homework due tomorrow, not the work due in three days.

By public school standards, Anya's homework load is still light; if she doesn't procrastinate too much, she can usually easily get it done in an hour a night, and there are still nights when she doesn't have any. Anya, rather like her mother, isn't the most organized or tidy person; there have been some real struggles as she learns to make sure she has her school bag packed with the right materials at the end of the day. And then, she has to remember to take her homework back into school the next morning. But, week by week, she's making progress.

I remember when I was in school in London; it was a private school, but a large rather formal establishment, far removed from the philosophy of my children's school. When we forgot our homework or hadn't done it, we would have to wait outside the teachers' lounge (we weren't allowed to knock on the door) until another teacher walked by. We would then have to catch her eye (it was a girls' school and 99.99% of the teachers were female), and then plead "Mrs Jones, Mrs Jones, can you ask Mrs Smith to come out?) If we were lucky, Mrs Jones would see Mrs Smith and remember to tell her. I sometimes spent entire mid-morning breaks waiting outside of that teachers' lounge.

When Mrs Smith finally came out, I had to do my best to sound convincing and sympathetic in my excuses for why my homework wasn't being handed in that day. Despite the not insignificant school fees my parents paid to send me there, I don't remember anyone actually taking the time to help me develop better, more organized, more efficient working habits. Instead, I would be told off because my work wasn't done.

Anya gets called out on her work habits as well; her teachers have contacted me to tell me that her homework hasn't been done, or hasn't been done to the level they know she's capable of. But, we then work together, the teachers, Anya, myself and my husband, to try to come up with better strategies to help her get back on track. These strategies include making a point of praising her, at school and home, when she does exhibit the work habits we're all trying to inculcate in her.

I'm bringing this up because of a column by Gail Collins in the New York Times this week that talks about the work habits of college kids. It quotes a well-known study, Academically Adrift, that  "followed 3,000 students on 29 campuses and determined that after two years, 45 percent showed no significant gain in learning — and even after four years, 36 percent showed little change." The study goes on to find that, "that 36 percent of the students are studying five or fewer hours a week and get a 3.16 grade average.”

These are some pretty scary statistics, particularly when you consider how much these students and/or their parents are paying for college these days, " This year, the total amount of outstanding student loans will pass the $1 trillion threshold for the first time". Beyond the cost, let's not forget how badly, as a country, we need this generation and the ones behind them to be raising their game and leaving college with significant skills. Collins goes on to quote the author of the study, Richard Arum, who points out that current work habits aren't going to cut it in a global economy. In this new world of increasing Chinese dominance (to say nothing of India and beyond), the US can't afford these kinds of work habits in such a significant percentage of its graduating college students.

And these work habits can't be newly acquired for the most part; these young adult have probably gone through their elementary, middle and high school years being taught, as I was, that the actual subject matter was the sole point of the homework rather than also a way to work on independent study, work habits and organizational skills. It turns out that how children learn is as important as what they learn. My children's school spends a lot of time working with the children to help them become invested, self-motivated learners. What we hear back from alumni is that this kind of learning environment makes a huge difference when they move onto high school and then college and find themselves increasingly free to make decisions about how, when and where they study.
College should be a place for self-discovery, developing maturity and fun. But we need it to be more if our graduates are to compete effectively in the new global economy. And if they don't have the right work habits in college to support this, perhaps we should think about making changes far earlier in their lives.

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