Calidad de información es calidad de salud pública

Desde esta esquina saludamos los 70 años de la Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública, publicación médico – científica y órgano oficial del Instituto Nacional de Salud, resaltamos también algunos de sus interesantes artículos, de los que en esta oportunidad tomamos debida nota,  en especial algunos, por su relación con la educación y la seguridad ciudadana.

1. Si evaluáramos la calidad de información diaria, nos daríamos cuenta que esta en su mayoría no contribuye a la salud mental de la población…..

Una de las herramientas potenciales para llegar a un estado de salud mental pública óptimo es la calidad de la información. Según un reciente artículo del doctor Rodrigo M. Carrillo, en el que se trata el caso de la evaluación de la calidad de información en el embarazo, entre los componentes para evaluar la calidad de la información se encuentran el contenido médico, la responsabilidad y la usabilidad de la información. 


Los resultados en el caso del embarazo indican que la información es de mala calidad, que los pacientes y el público en general no reciben la educación adecuada y que la información que circula es mala, que requiere ser evaluada. 


Tomando como base estos estudios, ¿Que podríamos decir de la información sobre delitos, desastres y accidentes?. Quizás está en nosotros evaluar los medios que leemos a diario, en provecho de nuestra propia salud mental. Si tomáramos las mismas variables el contenido (por su influencia a nuestra salud mental), la responsabilidad del editor y la usabilidad de la información está claro que la mayoría de medios no cumplen con los requisitos mínimos.

2. La actual estructura de salud no facilita el tratamiento de problemas de violencia y adicción……

Según el doctor Fabián Fiestas, cuando se refiere a “los problemas de violencia y adicción en el contexto peruano”,  la ciencia nos informa cuántos y quiénes son los que tienen un problema de interés, así como qué lo causa y bajo que mecanismos, para finalmente hacernos saber cuáles son las mejores medidas para controlarlo. De esta manera, se erradicó la viruela antes, y de esta manera ahora se enfocan los trastornos por el uso de sustancias psicoactivas y la violencia.

Afirma Fiestas también, que es necesario que las prioridades terminen definiéndose en decisiones de acción y presupuesto. Pues las alteraciones de salud mental, representan actualmente el 16% de las perdidas económicas por discapacidad y muerte prematura, y son la primera causa de carga de enfermedad en el Perú.

A ello se suma el abandono en el que se encuentra el tratamiento de calidad y las medidas de prevención. 


El resultado, no es bueno, en Lima, solo un pequeño fragmento de la población (4%) recibe tratamiento adecuado y el resto no, fuera de Lima, algunos departamentos carecen de estructura y la ausencia de un tratamiento de calidad terminan como en el reciente caso del incendio de una comunidad terapéutica  con alrededor de treinta muertes.

3. Los problemas de adicción y la violencia afectan a personas, familias y comunidades, alteran el normal desenvolvimiento y el desarrollo pleno…..

Según Gloria Cueva, autora del artículo “Violencia y Adicciones: problemas de Salud Pública”, la salud mental pública esta postergada en los presupuestos y este sesgo con el que se trata la atención integral esta afectado también por las pocas competencias del personal, la sobrecarga laboral, la falta de incentivos, la rotación, la escasez de medicinas, de registros de información y de hospitales y hogares protegidos.

El nuevo desafío es atender la demanda de servicios y medidas de prevención.  Según  estudios del Instituto Nacional de Salud Mental, los diagnósticos más frecuentes en Lima son depresión, trastorno de ansiedad generalizada y el abuso o dependencia de alcohol. 


En la sierra y selva, lo más frecuente fue el abuso o dependencia de alcohol, seguido de depresión y  trastorno de ansiedad generalizada. 


Estos daños producen una alta tasa de años de vida perdidos por discapacidad.  El impacto es preocupante en los jóvenes. Cuyos principales problemas son la delincuencia y el pandillaje (58%), la falta de oportunidad para acceder a un trabajo (43.2%), y el consumo excesivo de alcohol y drogas (39.5%).

En números, el 19% del delito adolescente peruano se le atribuye al uso exclusivo de alcohol. La proporción de delito adolescente atribuible a las drogas es de 16.3% (uno de cada ocho delitos de adolescentes). Uno de cada tres delitos de adolescentes tiene que ver con drogas o alcohol.  El costo de consumo de sustancias en el Perú es de 444.7 millones de dólares anuales, lo que corresponde a 16 dólares per cápita. ( De este total, 245.7 millones de dólares corresponden a alcohol. 192.3 millones de dólares a drogas ilegales y 7 millones de dólares al consumo de tabaco).

El resultado es un patrón de violencia ofensivo, que influye en ámbitos personales, familiares y comunitarios.

4. Finalmente alrededor de un 25% de los casos de violencia en el trabajo ocurren en el sector salud, uno de cada dos profesionales de salud es victima de violencia proveniente de pacientes, familiares de estos, así como de compañeros de trabajo……

Un estudio reciente sobre “violencia contra doctores en medicina” por los doctores Ximena Tuya-Figueroa y Edward Mezones-Holguin, basado en entrevistas y cuestionarios,  desarrollado en la sierra norte del Perú, a una población de cuarenta médicos, dio como resultado que dos tercios de ellos, informaron haber sufrido algún tipo de violencia; de estos la cuarta parte sufrió violencia física, dieciocho violencia psicológica (insulto) y se registró un caso de acoso sexual.   

Los resultados denotan una importante frecuencia de estas acciones contra el respeto y dignidad de la persona, con repercusiones en la salud mental y desempeño laboral de los médicos, que afectan la calidad de atención que estos brindan. 


Si bien el resultado no precisa si el mal trato se debió a un mal servicio brindado, está claro que se requiere impulsar estas investigaciones en otras áreas e incluir la evaluación de las condiciones laborales del sector.