viernes, 9 de agosto de 2013

La “revolución” del papa Francisco


En este artículo, Maria Rosa Lorbés [1] nos resalta la actuación del papa Francisco, sus dotes personales y como esta acometiendo los desordenes internos, la necesidad de renovación de estructuras,  la necesidad de atender a los que más sufren, y sobre todo nos hace un llamado a quizás algo que yace “un tanto dormido en nosotros en estos tiempos de apremio”, la necesidad de agregar la fe en el esquema de solución a los problemas, de retomar la fe como recurso inagotable para superar las desavenencias. Un bonito mensaje que bien podríamos tomar para decir que la seguridad ciudadana ese 50% de población y ese 50% de autoridades podría aumentar su potencialidad con un porcentaje de fe en Dios.

Por:  María Rosa Lorbés
Al cabo de tres meses de pontificado del Papa Francisco no hay duda de que se ha producido un gran cambio en el clima eclesial, que llena de esperanza a creyentes y no creyentes por la enorme carga de novedad, sencillez y valentía que transmite a través de sus gestos y palabras. 

Hay que leer más allá del rosario de anécdotas, que los medios reproducen cada día como si fueran apenas expresiones simpáticas de un ser humano espontáneo y comunicativo por lo latinoamericano. Las declaraciones de Francisco, su manera de relacionarse con la gente, no son solo las de un hábil comunicador, sino que están expresando convicciones muy esenciales sobre lo que debe ser la Iglesia de Jesús hoy, su manera de entender el papado y de anunciar el evangelio a la gente de nuestro tiempo. 

Tolerancia cero para los desórdenes internos
Cuando sus afirmaciones se refieren a los asuntos internas de la Iglesia adquieren tonos proféticos por su rotundidad y su transparencia para llamar al pan,  pan y al vino,  vino, trátese de los comportamientos “irregulares” de algunos dignatarios eclesiásticos  o del manejo de las finanzas  vaticanas. No se calla ni disimula. Como si estuviera convencido y decidido a usar el poder que la comunidad eclesial le ha conferido para poner orden en la casa. Desde el comienzo manifestó su anhelo de que la “Iglesia fuera pobre y para los pobres”, y de ahí su alusión a que los pastores deben tener “olor a oveja”, o su rechazo reciente a los automóviles último modelo de algunos prelados. 

No hay que tener miedo de renovar las estructuras
Ahora bien, el Papa sabe que si es importante que los creyentes seamos coherentes con el evangelio de Jesús, también es importante cambiar las estructuras eclesiales. Como afirmó hace  unos días: “no hay que tener miedo de renovar las estructuras de la Iglesia”, durante su homilía en la misa que cada mañana celebra en la capilla de la residencia de Santa Marta, donde vive, el papa comenzó su sermón explicando que ser cristiano “no significa sólo hacer cosas, sino dejarse renovar por el Espíritu Santo”, y ha destacado que también en la vida de la Iglesia existen estructuras antiguas que hay que renovar sin miedo. 

Ternura profunda ante los que sufren 
Cuando lo que está en juego es el sufrimiento, el llanto y le dolor humano su prédica pastoral se llena de compasión y de ternura, y a veces se transforma casi en ira y en indignación contra los responsables de esos males o los que no hacen nada para remediarlos. Como cuando hace unos días habló del hambre como “un crimen”,  o de su invitación a luchar contra las consecuencias del "capitalismo salvaje" y las "injusticias sociales".

Recientemente sorprendió de nuevo a todos al visitar Lampedusa. Como escribe el periodista y teólogo Jose Manuel Vidal en el diario El Mundo “Francisco se fue a visitar la puerta por la que entran en el supuesto paraíso europeo cientos de emigrantes árabes y subsaharianos. Se fue a ver la puerta de la esperanza que, para algunos, se convierte en tumba.  Se fue a ver Lampedusa, la isla que acoge a los “sin papeles” en busca de una vida digna. A llorar a los que nadie llora. Y en su honor, mandó detener el barco que lo trasladaba al muelle de Cala Pisana, para lanzar al mar una corona de flores. Una corona por todos los muertos en todos los "estrechos" del Mediterráneo, en todas las fronteras electrificadas, como la de EEUU, y en todos los muros, como el de Israel”.

Una Iglesia más parecida a la que Jesús soñó es tarea de todos
Cambiar la Iglesia, renovar sus estructuras, ser más coherentes a nivel personal con el evangelio de Jesús y luchar contra el hambre y la injusticia, hoy y siempre, es tarea de todo cristiano, no solo de una persona. La Iglesia somos todos. Aprovechemos este nuevo tiempo eclesial para cambiar y convertirnos. No debemos permanecer como meros espectadores “mediáticos” de la atención suscitada por el nuevo Papa. Demos gracias a Dios por el papa Francisco, oremos por él, pero, sobre todo,  preguntémonos que tan fieles somos cada uno y cada una a las enseñanzas de Jesús, que tan buenos Discípulos y Discípulas somos.  




[1] Maria Rosa Lorbés, Educadora y comunicadora de nacionalidad española. Radica en Perú hace más de 40 años.  Maria Rosa tiene toda una vida dedicada a promover la educación y la comunicación al servicio de la vida y de la justicia, desde una clara opción y fe cristianas. Ha dedicado mucho esfuerzo a la unidad y coordinación de las organizaciones católicas de comunicación a nivel nacional, continental y mundial. Construye con muchos otros agentes pastorales una Iglesia comprometida con los más pobres y marginados de la sociedad.  Actualmente es Directora de la revista Signos y Responsable del área de Comunicaciones del Instituto Bartolomé de Las Casas, de Lima.  Periodista de opinión, escribe para la Revista Vida Nueva de España y para diversos medios de comunicación de Perú.
Miembro de UCIP. Fue presidenta de UCLAP, en el período 1998 – 2001, período en el que contribuyó decididamente a la unidad de las organizaciones católicas de comunicación y a la formación de OCLACC. En la actualidad continúa impulsando el trabajo conjunto de los comunicadores católicos en Perú. Como parte de sus actividades en el Instituto Bartolomé de las Casas ha promovido la reflexión y compromiso de grupos cristianos sobre problemas nacionales (cursos, talleres, publicaciones); impulsado la solidaridad norte-sur (cursos de inmersión en Perú); animado la escuela nacional  de formación de líderes sociales; presta asesoría a grupos de cristianos para que cumplan un rol concertador en su localidad; entre otras actividades.
Ha publicado varios libros y tiene numerosos artículos y ensayos publicados. Algunos de ellos se pueden leer en el sitio Web del Instituto Bartolomé de las Casas

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