miércoles, 6 de noviembre de 2013

Apuntando a un mejor sistema….

Si no te despiden es porque estás haciendo
Lo que esperan de ti.
Pues si te equivocas, ya te hubieran echado. 
Sin pecar de un idealismo extremo, siguiendo los conceptos de José Ingenieros en su obra “El hombre mediocre”, es que creo, que todos avanzamos a ese ideal colectivo de anhelo y perfeccionamiento legitimo de un buen sistema de transportes, tráfico y tránsito. Un sistema donde se aplique planificadamente la experiencia para ir mejorando.
“Lo que no se mide no se mejora
Y lo que no se mejora es difícil de administrar”

La realidad y los medios de prensa se encargan de “ponernos en tierra”. Lo que tenemos a la vista, una vez más siguiendo a Ingenieros, es una solución en la que no se colman nuestras expectativas, y donde
se nota incapacidad para concebir la perfección.  Donde notamos incapacidad de infraestructura para atender la demanda actual,  donde hay carencia de políticas adecuadas sobre  el actual parque automotor y donde pareciera que están ausentes los requerimientos sobre estándares ambientales.

“nunca tomes una decisión sin ver los números,
pues estarás dejando que los números tomen la decisión”.

El resultado y los efectos de este sistema, todos lo sabemos, es un sistema caracterizado por su mediocridad y vulgaridad, por lo rutinario, donde se nota ausencia de compromiso con las normas.  A ello se añaden otros efectos, que poco a poco comenzamos a notar, como moldes típicos de corrupción que van apareciendo, delincuencia que se va amoldando para aprovecharse de las fallas, infaltables accidentes, por lo general en perjuicio de los menos influyentes y donde no faltan otros rasgos de violencia, todo acompañado de una carga de maledicencia que en ocasiones está caracterizada por el engaño, la hipocresía y la infamia. 


Por ello, creemos que las soluciones tienen que ahuyentar la mediocridad, incluir estrategia, táctica y ser operativas, con indicadores basados en valores, que rechacen lazos y relaciones sórdidas, como vuelve a sancionar José Ingenieros, que se alejen del confabulamiento alrededor de hombres de corcho (salteadores, alcahuetes, rateros, prestamistas, asesinos, estafadores, fementidos, ingratos, hipócritas, traidores, delincuentes y políticos deshonestos), donde el confundirse con el rebaño representa infinitas ventajas, y donde el esclavo y el siervo siguen existiendo.


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