jueves, 20 de noviembre de 2014

¿El último de su especie? A los 99 años de edad, al maestro hojalatero de Sai Kung nada lo detiene

Comentario Jorge Contreras
Nacido en 1916, en el distrito de Shunde, provincia de Guangdong,  Mak Sing-yin tenía 18 años de edad cuando comenzó a seguir los pasos de sus familiares. Mak aprendió a trabajar artesanalmente la hojalata durante tres años en Kowloon, antes de trasladarse a Sai Kung en la década de 1950. Profesa su artesanía por 81 años y no piensa cerrar su tienda. Un ejemplo de dedicación y voluntad.

El sonido del martillo sobre el estaño hace eco a través de las calles del barrio de Sai
Kung. Ubicado en medio de tiendas, Chaan cha teng, la Avenida principal del barrio Sai Kung, encontramos convertido en una institución, a un hombre que a sus  99 años de edad es conocido como el "hombre de hojalata".

Mak Sing-yin se sienta en el suelo de cemento pulido de su pequeña tienda, perforando agujeros en una hoja de lata que posteriormente convertirá en un cenicero para la quema de incienso, un hábito profundamente arraigado en la cultura local para rendir homenaje a los antepasados.

Él ha estado convirtiendo la hojalata (estaño) en ollas, latas, cajas y cubos en los últimos 81 años, convirtiéndolo en un arte apreciado por igual por residentes locales y turistas.

Sin embargo, sus enseñanzas no han pasado a alguien más de su familia.
Haciendo una pausa por un momento, el nervudo hojalatero aparta la vista de su martilleo y en una rápida respuesta en cantonés nos dice: "Mis hijos nunca aprendieron este trabajo. No podrían ganarse la vida con esto."
Y retorna a su tarea, y golpea otro agujero en la lata.

"¿Por qué tendría que enseñarle a alguien? Sería una carga."
Uno de sus nietos, que también vive en Sai Kung, dice que lamenta no haber tenido la oportunidad de aprender el oficio de su abuelo. "Le pedí muchas veces que me enseñara, pero siempre dijo que con este tipo de trabajo no podíamos hacer dinero", dice Mak Mau-hei, de 26 años, un técnico de aire acondicionado.

Nacido en el distrito de Shunde, en Foshan, provincia de Guangdong,  Mak tenía 18 años cuando siguió a su familia al sur para escapar de la ocupación japonesa. "Huimos a Hong Kong. Todo lo que queríamos era hacer una vida ... Hong Kong era un lugar próspero y era más fácil encontrar trabajo", afirma.

En Kowloon, Mak pasó tres años aprendiendo el oficio de hojalatero, antes de trasladarse a Sai Kung a inicios de la década de los 50s, con su esposa y su hijo primogénito. "Si me preguntan que3 he hecho en mi vida... Yo contestaría que he hecho todo. El mundo era diferente entonces. Hice escupideras, basenicas, y ayudé a construir graneros", dice Mak.
Y aún se mantienen en el puesto número 14 de la calle principal de Sai Kung, en el mismo edificio de tres pisos donde vive y trabaja, y donde sus cinco hijos crecieron y sus 13 nietos corren alrededor.

"Cuando yo era niño, mis abuelos acostumbraban a vender juguetes hechos por mi abuelo", recuerda Mak. "Se enojaba mucho si jugábamos con sus herramientas." Las herramientas no han cambiado mucho. Alicates, tijeras, martillos se hallan dispersos alrededor de su tienda, Wo Cheong Hou, donde los clientes pueden hurgar entre pilas ordenadas de cubos, moldes para pasteles, regaderas y buzones ofrecidos en venta.

El tiempo que toma hacer cada obra, depende de la rapidez de las gastadas manos de Mak. "Una gran caja podría tomarle dos días", afirma.

Desde que murió su esposa hace dos años, Mak vive solo. Recibe la ayuda de una criada, y visitas de vecinos y familiares. Asegura que la zona ha cambiado mucho desde los años 50. "Todas las personas que conocí cuando llegué han fallecido. Sólo quedan los jóvenes...  Y ahora, hay más tiendas, más personas y novedades", agrega.


Algunos de los recuerdos de Mak cuelgan de la pared. El "hombre de hojalata" se siente particularmente orgulloso de una foto de él estrecháandole la mano a la "Dama de Hierro" Margaret Thatcher en 1994, cuando como primer ministro británico visitó Sai Kung con el entonces gobernador Chris Patten.

Veinte años después, el pelo de Mak está cano. Más algunos detalles prevalecen igual: él todavía consigue su lata de Kowloon, y las puertas de su tienda están abiertas todos los días de 9.30 am a 4.30. pm.

Sin embargo, las órdenes son menos importantes en estos días.
Un cliente le dice "Me gustaría comprar 10 de estas cajas".
Mak sin levantar la vista, le responde: "Bueno, no creo que tenga tiempo para hacerlas".

Mak, cumplirá 100 años el próximo septiembre, y afirma que su tienda permanecerá abierta todo el tiempo que tenga fuerza. "Cuando ya no pueda hacer más de esto, me retiraré. Pero solo si no puedo, mientras tenga fuerzas, continuare. "

No hay comentarios:

Publicar un comentario