miércoles, 11 de marzo de 2015

Un momento de Liderazgo: La sobreestimación de uno mismo

Por Bret Hood[1]
En la mitología griega Narciso, el cazador, tenía el don de la extrema belleza. Según cuenta la historia, una ninfa de la montaña lo seguía y profesaba amor por él. Narciso rehuía de ella, tal como lo hacía con todo aquel atraído por su perfecto rostro. Estando la ninfa de la montaña embargada en una profunda tristeza.  Némesis, el dios griego de la venganza, notó lo que pasaba con la ninfa de la montaña y atrajo a Narciso hacia un estanque de agua. Una vez allí, Némesis lo llevó hasta una de las orillas, donde por primera vez, Narciso contempló el reflejo de su rostro. Allí, sin darse cuenta que miraba su propia imagen, Narciso cayó irremediablemente enamorado de sí mismo. Más tarde, al darse notar que su amor no podría ser correspondido, Narciso cometería su propio suicidio.

Al igual que Narciso, como líderes, todos estamos supeditados a sucumbir a nuestra propia
percepción de grandeza. ¿Cuántas veces hemos encontrado a  estos llamados líderes,  que se jactan y disfrutan de sus logros? ¿Qué pasa con estos líderes que de pronto aparecen a lo largo del camino y demandan  elogios y premios? ¿Qué pasa con estos seudo líderes que juegan el papel de "ser la víctima" y que nunca identificaron que son la posible causa del problema?

Estas personas, simplemente como Narciso, están viendo su propio reflejo en el agua y confundidos creen que sus habilidades de liderazgo son la belleza más pura. Ellos han caído irremediablemente enamorados de sí mismos, y cualesquiera su habilidad de liderazgo, esta también se ha desmorona con él.  ¿Podría acaso esto sucedernos a nosotros?

En las clases de liderazgo, a menudo sostenemos con mis alumnos, una larga discusión sobre el ¿Por qué? tendemos a juzgarnos a nosotros mismos por nuestras intenciones, y ¿Por qué? evaluamos a todos por sus acciones. La idea de auto juzgarnos críticamente no es fácil. Sin embargo con ello, a menudo descubrimos cosas que ignoramos. Es entonces que notamos, que la autoevaluación crítica es esencial para dar el ejemplo y ganar seguidores.
¿Recuerdas algún líder que continuamente haya fallado en autoevaluarse honestamente?, ¿Recuerdas lo que has pensado de ellos?

En los próximos días o semanas, tratemos de contar el número de veces que empleamos las palabras "Yo" y "Mi" y luego preguntémonos nosotros mismos, si  no deberíamos usar el "nosotros" y lo "nuestro" en su lugar. Si en una reunión, con un jefe o compañeros,  algo sale mal, notamos si estamos empleando el "usted" o el "ellos" para explicar los problemas. Reflexionemos profundamente y determinemos si "ellos" son realmente el problema, o si somos "nosotros mismos" los que prejuzgamos mal nuestras propias acciones, por atender solo a lo que nosotros mismos pretendemos lograr. Por incómodo que esto pueda parecer, estos son momentos en los que el verdadero liderazgo va a comenzar a salir y relucir.

Como líderes, todos debemos tomarnos un momento, mirar nos en un espejo y estudiar lo que vemos. Seguramente que vamos a encontrar algo de belleza en la reflexión que se muestra ante nosotros, sin embargo, a diferencia de Narciso el cazador, debemos mirar más allá de las primeras cosas que vemos. Debemos mirar más allá de la belleza y encontrar donde están nuestras manchas. La aceptación de nuestra belleza, así como de nuestros defectos, nos permitirá evitar el destino de Narciso y, a cambio, nos ayudara a convertirnos en los líderes que debemos ser.



[1] Bret Hood, es un agente especial del FBI, instructor en Políticas Policiales en la Academia del Buro Federal de Investigaciones de Los Estados Unidos.  

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