lunes, 10 de junio de 2013

Señora de la casa, biografías de Margaret Thatcher


Foto:  Margaret Thatcher de pie en la cumbre del G7 en Londres,  en 1984
Traducción Jorge Contreras.
Se han publicado dos libros sobre Margaret Tatcher.
Libro 1: La biografía autorizada, Volumen Uno: No hay vuelta atrás, escrito por Charles Moore (Allen Lane / La Prensa Pingüino 859pp £ 30)
Libro 2: No hay vuelta atrás: La vida de Margaret Thatcher
Por Robin Harris (Bantam Press 494pp 20 €)

Las dos biografías, comentadas bajo la mirada de Dominic lawson nos develan parte de los rasgos de Margaret Tatcher de estas dos biografias recientemente publicadas.  La primera de Charles Moore, en su volumen 1  nos brinda rasgos personales de la primera ministro.  La segunda de Robin Harris nos trae con mayor profundidad su declive mental y otras características.

Cualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa
está muy cerca de entender los de llevar un país
Margaret Thatcher

Charles Moore…
Cuando las personas alcanzan un determinado nivel de fama, por lo general, sus actos más notables, se han descrito y analizado tan exhaustivamente, que lo que anhelamos conocer de ellos es lo más banal y cotidiano: Lo que estas personas podrían tener en común con el resto de la humanidad, en vez de conocer las diferencias que nos separan de ser como  ellos. Este es el caso, por ejemplo, de la Reina. Donde mucha excitación se crea en las revelaciones de ella y lo que toma en su desayuno, y cuanto más normales, sus gustos, mayor el interés por conocerlos.

Esto es mucho más cierto en el caso de Margaret Thatcher, no porque en el caso de ella conocemos casi todo acerca de sus batallas políticas y su legado, ni porque todo esta escrito en los volúmenes de sus memorias, sino sobre todo por lo que  sus colegas han publicado de ella.

Reservada y Ordenada….
Tal como señala Charles Moore al inicio de su épico viaje alrededor de Margaret Thatcher, la ex primera ministro no solo fue una persona intensamente reservada, sino que su falta de interés en las personas se extendió a ella misma. O, como él lo dice, “Cuando Sócrates afirmó la famosa frase de que una vida que no es examinada no vale la pena vivirla. Por supuesto, se debe a que el no llegó a conocer a Margaret Thatcher”. Ella no tenía diarios personales y muy regularmente destruía sus documentos. Mantenía una pulcritud obsesiva, tanto como su reserva (secreto).

Femenina…
Moore, como biógrafo autorizado de Thatcher, ha tenido acceso a todos los documentos importantes de su gabinete, un privilegio poco común. Sin embargo la mina de oro de archivos,  el caché que ha hecho posible que su primer volumen sea verdaderamente revelador,  estaba lejos de las bóvedas de Whitehall, en realidad yacía en el ático de Muriel Cullen. Muriel era la hermana mayor de Margaret, y  contraria a Margaret,  Muriel no acostumbraba a desechar nada. Así las cartas escritas de Margaret a Muriel revelan la feminidad ordinaria de la que sería la  futura primera ministro, algo que sus aliados políticos y opositores trataron de imaginar, pero que nunca pudieron adivinar: "Me compré dos conjuntos de ropa interior con los que estoy muy contenta. Tengo un conjunto Kayser blanco y el otro  rosado, bastante más delicado y de otra marca. También me compre un sostén con levantamiento color rosa.

De gustos comunes…
Otra carta, parece indicarle a Muriel “el ascenso de Margaret” en la jerarquía de la conservadora Asociación de la Universidad de Oxford  (en que Margaret habría querido seguir la carrera política desde el inicio de su edad adulta, si no antes). Margaret se regocija de comprar medias de seda pura, totalmente de moda, además de una botella de champaña "Grandes Esperanzas", una creada especialmente para Valerie Hobson.

Común y corriente, en el mismo sentido, al igual que cualquier mujer…
Mucho más adelante en el libro, Moore cita a Caroline Stephens, una de las asistentes personales de mayor duración y antigüedad de Thatcher, diciéndole a los recién llegados a la oficina privada, “Lo primero que tienen que tomar en cuenta es que la señora Thatcher es una mujer común y corriente”.  

Como él comenta, "Era algo extraño de decir de alguien con claridad extraordinaria, y que también era cierto. Esto ayudo a explicar su enorme éxito como mujer dedicada a la política, incluso entre aquellos votantes que podrían no haber compartido nada con su perspectiva ideológica. Un sinnúmero de mujeres, parecía haber intuido que ella no estaba actuando como la madre y ama de casa  cuando se trataba de los precios de los productos en las tiendas, cosa que en realidad si hacía.

Con un amor real, como todos…
Las cartas de Muriel también condujeron a Moore al descubrimiento de que, a pesar de todas sus negativas cuando se le preguntó al respecto, ella tuvo una serie de enredos amorosos antes de conocer a Denis Thatcher. De hecho, parece claro que ella decidió casarse con él como respuesta a un amor no correspondido con Robert Henderson, un distinguido médico que le doblaba la edad y que inventó el "pulmón de acero". Pero ella y Henderson aparentemente se separaron en buenos términos, lo suficientemente buenos, en todo caso, para llegar a Margaret a haberle contado a Muriel que ella le había consultado a Henderson sobre dónde hacerle la circuncisión a su hijo Mark, recién nacido.

Esta no es la clase de detalles que uno espera  leer en la biografía autorizada de Charles Moore,  y sin duda Margaret tampoco lo habría esperado, sin embargo ayuda a comprender lo memorable de la obra. A pesar que otros la han elogiado como un "gran biografía política ', la obra es mucho más que eso.

Thatcher y la negociación de las Malvinas…
De hecho, aquellos que esperaban cucharadas política de Moore puede sentirse decepcionados. La revelación más explosiva - a pesar de que ya ha sido insinuada por otros historiadores con menos evidencia en este trabajo - es que, bajo la intensa presión de Ronald Reagan, Thatcher había aceptado en secreto el plan de paz Peruano por las Malvinas.

Esto significaba abandonar el derecho de los isleños invadidos a "decidir su autogobierno bajo una administración británica”, si Argentina se comprometía a retirar sus fuerzas.

Esta concesión fundamental se produjo justo después del hundimiento del HMS Sheffield, y Thatcher parece haber tomado la misma postura que algunos de los miembros más sacudidos de su Gabinete. Posteriormente le declararían a Moore que esto era sólo parte de una táctica de negociación, porque ella y y todos sabían que el régimen del general  Galtieri (Argentino) no estaría de acuerdo en retirarse.

De todos modos, ¿qué hubiera pasado si se equivocaban? Es difícil creer que hubiera sobrevivido como primera ministro. En ese caso, lamentablemente, no habría segundo volumen de Moore para escribir.

El primero volumen termina con la cena de la victoria en Malvinas. La primera ministro fue la única mujer presente, y las demás esposas fueron relegados hasta después de la cena. Después de los brindis, Margaret Thatcher se levantó y dijo: “Caballeros, Nos unimos a las mujeres?". Moore concluye acertadamente su asombroso libro, este "bien pudo haber sido el momento más feliz de su vida".

Obligarse uno mismo a hacer
lo que sabe que es correcto e importante, aunque difícil,
es el mejor camino
hacia el orgullo, la autoestima y la satisfacción personal
Margaret Thatcher

La otra biografía…
La biografía de Margaret Thatcher, de Robin Harris también es sorprendente, aunque de una manera muy diferente. Es muy poco servicial, incluso cruel. Harris fue nombrado director del conservador Departamento de Investigación a mediados de la década de 1980 y más tarde se convirtió en uno de los redactores de discursos.

Como él mismo dice en su prefacio: "En los últimos dos años de su presidencia nos acercamos: ella confiaba en mí." El se quedó con ella después de su caída traumática del poder y estuvo a cargo de la redacción de sus memorias.

Ella no eligió a Harris para ser su biógrafo oficial. Sin embargo, su libro reproduce dos veces una carta firmada por la señora Thatcher, de fecha noviembre del 2005, agradeciéndole por decirle que va a escribir una biografía que se publicará después de su muerte, Margaret diría: "La noticia no ni inesperada ni tampoco desagradable ... Sólo lamento que no voy a tener la oportunidad de leerla yo misma! "

Sus amigos y familiares están muy agradecidos de que ella no tuvo la oportunidad de leerla. Mientras Harris la describe como "la única gran primera ministro de los tiempos modernos" y compara su relación con ella a la relación entre un enano y un gigante, su libro está impregnado de una especie de amargura. Quizás es simplemente una variación en la verdad de que “ninguna gran persona será un héroe para su ayuda de cámara”.

Así Harris declara, sobre trabajar con ella:
Cualquier persona que esperaba que ella argumente un caso desde sus principios hasta su termino, en vez de mezclar los principios y conclusiones de sus observaciones introductorias y luego sin remordimiento, sin terminar, repetir la mezcla, era muy probable que se decepcione.
Cuando ella aparecía a razonar acerca de un asunto, solo era una ilusión.

Se trataba de Thatcher en su formidable apogeo.

Luego cuando sobreviene el declive mental….
Pero es cuando Harris levanta el velo sobre sus años de declive mental en que su pluma se convierte en verdaderamente salvaje. Según su propia descripción, ella estaba ebria una gran parte del tiempo, porque su ingesta de medidas cuádruples de whisky combinado con su casi obsesivo control de peso, significaba que comía muy poco para absorber el alcohol ingerido. Maliciosamente, él comenta que su retrato favorito de sí misma, era aparecer muy delgada, pues la hacía parecer a Nosferatu (Drácula) .

A medida que su mente empezó a irse, Harris nos dice, comenzó a sufrir la ilusión de que Denis le estaba siendo infiel. Él, a su vez, fue incapaz de hacer frente a la desintegración mental y le hablaba a gritos a ella. Ambos son, por cierto, retratados como tacaños extremadamente desagradables: Denis evitaría pagar nada, si es posible, mientras que Margaret nunca confió en nadie, ni siquiera en los que había conocido por años.

Añade que durante su retiro, ella "se quejaba sin cesar y desagradablemente de lo mucho a lo que había renunciado" al no tener su derecho a  sueldo completo como primera ministro.

Todo desagradable y por supuesto convincente.
Sin embargo, es extraño que el autor del libro denuncie a la casi totalidad de los colegas más cercanos de Thatcher por traicionarla, y  no pueda ver que su traición es la menos amable de todas.


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