miércoles, 21 de agosto de 2013

La Protesta, ¿de donde viene y porque?


Por Jorge Contreras
En estos días, las protestas en Egipto han alcanzado niveles de violencia generalizada y  condiciones comparables a las de una guerra civil. Egipto se une así a Siria, otro país con un conflicto grave, resultante de las protestas y enfrentamiento entre un gobierno y una oposición. Los informes de Egipto indican que se ha sobrepasado la cifra de 800 fallecidos y más de 3,000 heridos en las calles.  Este hecho inusual, extremo y hasta irracional al igual que otras protestas en otros países, afectan directamente la Seguridad Ciudadana y nos llaman a la reflexión.

¿Ha llegado la hora de reinventar la política? Como afirman algunos, ¿globalizar?, ¿desglobalizar?, ¿ir a la neoliberalidad o ser más conservador?, o acaso ¿reinventar el viejo esquema de la democracia? . Los movimientos de protesta están buscando cambio, demuestran que “algo anda mal” en la situación de cada país y en la forma de ejercer la tradicional democracia. Al otro extremo, la poca atención al cuestionamiento por los gobiernos permite el inicio del conflicto.

Los antecedentes de las protestas…


Desde el 2010, en que ocurrió la llamada “primavera árabe”,  diversos movimientos organizados de protestas, liderados por  jóvenes e identificados con los sectores más pobres, son los actores de esta película a todo color sobre política mundial, en la que “una ola de gente, busca cabalgar en mejores condiciones por el mundo”.  A ellos les siguen los movimientos de ocupados en occidente y desde allí, las protestas han ido tomando forma dependiendo de cada país.

Caen los viejos y malos esquemas de gobierno…
Según Manuel Castells, en su libro “Redes de indignación y esperanza” asegura que los movimientos sociales no buscan tomar el poder. Sin embargo, Castells toma en cuenta los patrones y condiciones en Europa, que son muy diferentes a las del oriente. Las protestas en Oriente empezaron (en el 2010) rechazando la “situación particular” de cada país y los viejos esquemas tradicionales y monopólicos de gobierno, como sultanatos, reinados, principados y dictaduras (cambio de los esquemas tradicionales tentando por los esquemas democráticos); y a estas protestas, le siguieron los movimientos de “ocupados” en  Estados Unidos y la Comunidad Europea, (en el 2011), que curiosamente, como si de una respuesta política se tratara, expresan su rechazo a la “situación particular de cada país”, y a las debilidades del sistema democrático.

Las protestas buscan cambios…
Respecto a la situación de cada país, todas las protestas buscan acabar con la inestabilidad en la economía, demandan  oportunidades, empleo, y mejoras en los derechos afectados.  

Con respecto a los esquemas de gobierno, las protestas están demostrando que rechazan los perniciosos y descarados extremos a los que ha llegado “la manera de hacer política y gobierno”, y a las practicas que estas acompañan que incluyen a la corrupción,  los lobbies,  por mencionar algunos.

En America Latina, la situación es más volátil, debido a que por un lado las mayorías buscan una mejora en la economía y por otro debido a un entrampamiento en el gobierno, generalmente ocasionado por los políticos de turno y de oposición, fruto del desequilibrio partidario.   

Aspectos de interés que colaboran en las soluciones….
Las protestas en cada país dependen de factores sociales como educación, cultura, nacionalismo, racionalidad.

Las respuestas en su mayoría apuntan a la inclusión de los sectores más pobres, a dar empleo, respeto a los derechos humanos, dar oportunidad a los jóvenes, dar a conocer resultados en el combate a la corrupción, dar a conocer resultados en la lucha contra  la inseguridad, decir la verdad, no crear falsas expectativas, dar a conocer los resultados alcanzados por los Gobiernos regionales y locales y desenmascarar los falsos intereses.

Con respecto a la economía, dice Ramonet, “Hace treinta años el mercado quiere expulsar al Estado del campo de la economía y de este ha recibido otro tanto.”  Entonces necesitamos volver al “sentido común”, a un keynesianismo razonable: “tanto Estado como sea necesario y tanto mercado como sea indispensable”.

La prueba evidente del fracaso del sistema neoliberal actual son los ajustes y rescates que demuestran que los mercados no son capaces de regularse por sí mismos, que se han autodestruido por su propia voracidad.  Estamos acostumbrados a la propuesta común en que “o  la empresa privada y el mercado (capitalistas) o el estado (socialistas) lo arreglan todo”, los resultados han sido desastrosos, primero Estados Unidos y luego Europa. Solo en la Unión Europea,  el cataclismo económico ha dado lugar a 23 millones de desempleados y más de 80 millones de pobres.

Con respecto a las formas de gobierno, el sistema democrático continua siendo “el mejor esquema de solución”, sin embargo, las sociedades “están demostrando que no están de acuerdo” y algunas están expresando “estar hartas” de la forma cómo se lleva a cabo la administración de hacienda.

La experiencia muestra (ver cuadro) que las protestas se van escalando desde demandas de cambio básicas, al cambio de determinados agentes en el  gobierno, al cambio completo de gobiernos y en casos extremos a la lucha por el poder (en condiciones de violencia generalizada o guerra civil).

Los jóvenes en los nuevos movimientos de protesta…
Según Ignacio Ramonet[1], en su artículo “Ha llegado la hora de reinventar la política en el mundo”, desde Madrid a Londres y Atenas, y desde Nicosia a Roma, una ola de indignación levanta a la juventud.  Los jóvenes constituyen ese sector con mayor inseguridad futura, se sienten víctimas principales, y por ello, en las protestas reflejan su miedo, la inseguridad y el resentimiento,  

A ello también se suma una clase media asustada porque sienten que el modelo neoliberal de crecimiento las está abandonando al borde del camino; Ramonet cuenta la experiencia en  España, en que una parte de la clase media se unió a los jóvenes para rechazar el integrismo ultraliberal de la Unión Europea y del Gobierno, y que indignados dijeron “No nos representan”

Se requiere buena comunicación…
Para Ramonet,  la ley del cinismo neoliberal señala que: “se privatizan los beneficios pero se socializan las pérdidas”. Agrega que es necesario detener esta moda malsana de hacerle pagar a los pobres las excentricidades irracionales de los banqueros, y el que se les amenace, en caso de que se nieguen a pagar, ¡con empobrecerlos aún más!

Todos los movimientos de protesta rechazan  las “medidas de austeridad extremas”, en especial de ajuste económico, dice Ramonet.  Por sobre todo, las sociedades están demostrado que rechazan los ajustes y los cambios bruscos y que son más asequibles a los ajustes y cambios planificados.

Cambios de ajuste graduales…
Algunos gobiernos que inicialmente propusieron una “política conservadora” han sido los primeros, en aplicar “sin anestesia” planes de ajuste considerados ultraliberales, exactamente  contrarios al ADN del socialismo. para evitar el descalabro económico. Según Ramonet, en los países más afectados como Irlanda, Grecia, Portugal y España, los ciudadanos – cívicamente– apostaron por apoyar, con sus votos, a la oposición, pensando que esta acción aportaría un cambio de política tendente a menos austeridad y menos ajuste. Pero cuando todos estos países cambiaron de Gobierno, pasando de la izquierda o centro-izquierda a la derecha o centro-derecha, la estupefacción fue completa, ya que los nuevos Gobiernos “conservadores” radicalizaron aún más las políticas restrictivas y exigieron más sacrificios, más sangre y más lagrimas a los ciudadanos. Ahí es cuando crecieron las protestas.

Respuesta adecuada a la corrupción…
Los escándalos de corrupción han traspasando las fronteras y están presentes en casi la totalidad de gobiernos, la corrupción enerva la protesta, postula justicia y sanción a los responsables, al sentirse desatendida, la protesta se enardece y busca la violencia.

En America Latina, donde el escándalo de corrupción se presenta en todos los partidos políticos que han estado en el gobierno, no significa que “todos” hayan sido corruptos, es necesaria una solución con enfoque multipartidario.

En todos los casos, se debe reconocer los bueno y sancionar lo malo.  El rechazo es mayor cuanto más visible es el contubernio político y la negociación calculada. La protesta directa le devuelve el poder a los ciudadanos para presionar a los gobiernos que titubean contra la corrupción.

Los movimiento por la revocatoria de malas autoridades, señalan la necesidad de perfeccionar las normas para la selección de candidatos a funcionarios públicos y también para definir sus conductas durante su mandato y así evitarle gastos al estado una vez electos.

La tecnología y las redes sociales propulsan las protestas, ¿de quienes?...
Las plataformas tecnológicas de los dispositivos móviles inteligentes y las redes sociales son elementos que están siendo utilizados en los países para captar la atención y dar a conocer la organización y realización de estos movimientos públicos.

Las redes sociales, en un extremo proveen de herramientas para identificar ideas y acciones de movimientos reales, por ejemplo “#toma la calle”, (hashtags titulo) sin embargo, sus identidades individuales no son autenticas debido a su carácter público e informal.

A diferencia de Europa, en Latinoamérica, los países cuentan con menor porcentaje de población con acceso a la tecnología de los dispositivos inteligentes y las redes sociales, por lo que los movimientos de protesta no expresarían el sentir de las mayorías.  Adicionalmente el sector joven y la clase media con acceso a esta tecnología no representan los sectores más pobres. (en Perú sería menos del 30% de la población, a lo que se añade que las redes sociales estarían concentradas en las principales ciudades).




[1] Ignacio Ramonet, director de Le Monde diplomatique en español, sociólogo, semiólogo, especialista en geopolítica, profesor de Teoría de la Comunicación.

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