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| Imagen: Chavistas, Juventud y magullada oposición |
Por Jorge Contreras
La sociedad Venezolana está alcanzando un punto de no
retorno, desde que se iniciara el clima de inestabilidad el último 12 de
febrero –hace un mes y un día – hoy ya no existen condiciones de tranquilidad y
la administración Maduro tiende a ser un bando armado más, sin credibilidad, ni
autoridad, ni condiciones de apertura para una vuelta a la calma.
Una protesta que se iniciara pacíficamente resultó con tres
personas muertas por armas de fuego provenientes de grupos de motociclistas pro
gobierno. Hoy las victimas mortales
sobrepasan la veintena y los heridos se
calculan por cientos, el resultado es que el efecto multiplicador de las
victimas ha polarizado a los grupos de oposición contra el gobierno.
Luego del periodo de revueltas a nivel nacional que ha
puesto a la inseguridad ciudadana Venezolana como grave, diferenciándola en
toda Sudamérica y colocándola al nivel de países en crisis como Ucrania, se
comienza a ver claramente y con mayor profundidad los indicadores de la
violencia como las detenciones, las desapariciones, la suspensión de la libertad
de prensa, la escasez de
alimentos, los saqueos de comercios, las barricadas y calles bloqueadas en las
principales ciudades, la inoperancia de los tradicionales servicios públicos y
transporte, la paralización de la
actividad institucional del estado y más recientemente la ineficacia y mal uso
de la Constitución y las leyes para amenazar a las autoridades electas.
La situación nos lleva a pensar que si no se opta por una
salida con guía y apoyo internacional, el conflicto ya esta a la vuelta de la esquina.
Para el gobierno del presidente Maduro, un ex chofer de
ómnibus de transporte público, acostumbrado a resolver sus problemas a gritos y
los líos con los puños, la situación no ha variado mucho, peor aún, a futuro no
depara un buen pronostico. Hace poco una invitación a la calma desde Panamá,
provoco la ira presidencial de Maduro quien resolvió el impase como si fuera un
caso personal -no del estado– y decidió romper relaciones con este país amén de
otras amenazas.
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