miércoles, 23 de abril de 2014

El esperma lleva en el ADN las marcas del trauma

El estrés altera la composición de acido ribonucleico en pequeños ratones machos y conduce a comportamientos depresivos hasta a sus  tres generaciones posteriores.
Tomado de Nature News
Por Virginia Hughes
Traducción Jorge Contreras
“Las investigaciones en ratones expuestos a estrés señalan que su descendencia muestra comportamiento depresivo luego de tres generaciones. Las conclusiones en humanos serían similares, nuestros hijos podrían ser el resultado de nuestras experiencias”…

Trauma de padres a hijos…
El trauma es dañino. No sólo aumenta el riesgo de una persona a los trastornos psiquiátricos, sino que también puede extenderse a las generaciones siguientes. Las
personas que sufrieron traumas durante el genocidio de los Khmer Rouge en Camboya tuvieron hijos con depresión y ansiedad, en el caso de hijos de soldados veteranos australianos de la guerra de Vietnam, tuvieron las tasas más altas de suicidio de su  población general.

El impacto del trauma proviene en parte de factores sociales, tales como la influencia de los padres al interactuar con sus hijos. El estrés también deja "marcas epigenéticas", cambios químicos que influencian la forma en que se expresa el ADN sin necesariamente alterar su secuencia. Un estudio publicado esta semana en la revista Nature Neuroscience señala que el estrés en la vida temprana altera la producción de pequeños ácidos ribonucleicos (ARN), llamados microARNs , en el esperma de los ratones (K. Gapp et al. Naturaleza Neurosci . ; 2014). Los ratones entonces, muestran comportamientos depresivos que persisten en su progenie, que también muestran fallas en su metabolismo.

Los Padres tienen un papel muy importante…
Stephen Krawetz, especialista genético de la Escuela de medicina de la Universidad de Wayne en Detroit, Michigan, que estudia los microRNAs en el esperma humano, afirma que los resultados de este estudio son notables pues demuestran que los espermatozoides responde al medio ambiente.

Krawetz  afirma "los padres tienen un papel mucho más importante que el solo entregar su genoma en este proceso". Añade que este es solo uno de un número creciente de estudios que demuestran los sutiles cambios en los microRNAs en la esperma " y que estos preparan el escenario para una gran multitud de otros efectos".

La herencia genética por tres generaciones…
En un nuevo estudio, Isabelle Mansuy , un neurocientífico de la Universidad de Zurich, en Suiza y sus colegas, separaron periódicamente ratones hembra de sus jóvenes cachorros y las expusieron a situaciones de estrés, ya sea colocándolas en agua fría o a través de restricciones físicas. Estas limitaciones se hicieron todos los días, a veces erráticamente, de manera que las madres no pudieran confortar abrazos a sus crías antes de la separación .(crías a las que se les denominó la generación F1)

Las investigaciones determinaron que las crias macho tratadas de esta manera, mostraron comportamientos depresivos y tendían a subestimar el riesgo. Su esperma también mostró niveles altos y anormales en cinco microRNAs, uno de ellos, el miR-375, relacionado al estrés y a la regulación del metabolismo .

Las crías machos de la generación F1, influenciaron en lo que vendría a ser la generación F2, quienes mostraron comportamientos depresivos similares, así tambien mostraron un metabolismo anormal de azúcar. Las generaciones F1 y F2 también tenían niveles anormales de los cinco microRNAs en la sangre y en el hipocampo, una región del cerebro implicada en las respuestas al estrés. Los efectos sobre la conducta persistieron hasta la generación F3.

Mansuy y su equipo están ahora investigando si similares biomarcadores de microARN ocurren en personas expuestas a eventos traumáticos,  o en sus hijos." Si algunos se alteran de forma persistente en la sangre, entonces podrían ser utilizados como marcadores de susceptibilidad al estrés o a la creación de los trastornos psiquiátricos ", asegura.

Para descartar la posibilidad de que los efectos del estrés se transmiten socialmente, los investigadores recolectaron también ARN del esperma de los machos F1 ' y lo inyectaron en óvulos recién fertilizados de ratones no traumatizados. El resultado fue ratones con comportamientos depresivos y síntomas metabólicos comparables,  y  los comportamientos depresivos, pasaron a su vez a la siguiente generación.

Sobre las bases biológicas de estos hallazgos,  los autores admiten que todavía hay mucho por descubrir .

Sarah Kimmins , especialista genética en la Universidad de McGill en Montreal , Canadá, asegura que nadie sabe cómo el estrés desencadena los cambios en los microARN en los espermatozoides. Una ruta potencial podría ser a través de los receptores de glucocorticoides , proteínas implicadas en la respuesta al estrés que se expresan en el esperma. Podría ser también que las hormonas del estrés que circulan en la sangre se abren camino en los testículos y se unen a estos receptores provocando de alguna manera los cambios en la expresión de los microARN , sin embargo,  "…nadie ha explorado eso aún y es un tema muy emocionante. "


Krawetz señala otro enigma planteado por los estudios,  las experiencias estresantes no afectaron el microARN en la esperma de las generaciones F2 y F3. Esto podría significar que las anormalidades en esta progenie vinieron y se detuvieron . Pero por ahora , dice, " eso es todo a lo que hemos llegado” - agitando la mano-.

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