domingo, 4 de octubre de 2015

Oregón, maestra de redacción envía critica carta a los políticos, por su complacencia con las armas.


Tomado de SALON, publicado el 2 de octubre de 2015
Por Melissa Duclos [1]

Una profesora de Oregón, donde recientemente ocurriera el asesinato de diez jóvenes y resultaran otros heridos, ha  enviado una carta abierta a los políticos y legisladores  de su país. En la misiva les reclama  ¿Por qué los maestros deben liderar la defensa ante los incidentes con armas en las escuelas, si los políticos no lo hacen y permiten que estos casos ocurran? En la carta, esta valiente maestra de Oregón, les enrostra a sus legisladores y políticos que no necesitan de sus oraciones, necesitan de su valor para cambiar la situación referida a las armas y que los maestros en las escuelas hablaran de las malas políticas con sus estudiantes.

La carta...
El jueves 01 de octubre fue mi segundo día de clases como instructora de la escritura en
un colegio comunitario en Oregón. Tras el tiroteo ocurrido en el Colegio Comunitario de Umpqua el mismo jueves, donde 10 personas perdieron la vida, he comprendido que como nueva maestra, no había sido plenamente informada sobre los protocolos de emergencia en mi centro de enseñanza.

¿Qué es lo que debo hacer, en caso que ocurra, lo que hoy llamamos con una regularidad desgarradora, una emergencia con un agresor armado? (un tirador activo) 
■  De acuerdo con el manual de emergencias de mi escuela, la primera respuesta que debo intentar es “evacuar a mis alumnos”, si hay condiciones seguras para hacerlo. Sin embargo, mi aula está ubicada en un tercer piso; y para evacuar tendríamos que bajar dos niveles, a través de una escalera abierta, desprotegida y que lleva a un amplio vestíbulo. Para poder evacuar, necesitaríamos saber con absoluta certeza que el agresor armado no está en el tercer piso, o en el segundo, o en cualquier lugar del vestíbulo. En otras palabras, la evacuación, mi primer opción, es muy poco probable.

■  La siguiente opción, siguiendo las instrucciones del colegio, es “cerrar la puerta”. Esto, desafortunadamente, tampoco es posible, ya que la puerta de mi aula de clases sólo puede cerrarse con una llave, y esa llave no la tengo y no me la darán nunca.  Estaré entonces, en mi aula de clases en el tercer piso, con la puerta abierta, y debo, siguiendo las instrucciones del manual, “apagar las luces y bajar las persianas, utilizar las mesas como barricada”, y “alertar a todos” en el aula, de apartarse de la línea de donde podrían venir los disparos. Además, siguiendo el manual, me debo  "armar para la defensa” con artículos del aula (por ejemplo, engrampadora, sillas, extinguidor contraincendios) para luchar contra el agresor armado, en caso este intente entrar en el aula."

■  El manual, en el párrafo siguiente, explica “lo que se debe hacer si el agresor armado ingresa en nuestra aula: Dice así: "No hay un procedimiento recomendable en esta situación",  y muestra con sombría honestidad, “Debes luchar, luchar para ganar y sobrevivir ".
¿Luchar para sobrevivir?. Soy una maestra, con una master en escritura creativa y ahora ¿esto es parte de mi trabajo?. Estas medidas de seguridad, genéricas, imposibles de seguir,  totalmente incompatibles constituyen “una realidad inadecuada y a la vez esencial” para mi escuela. No es culpa de la escuela, que agresores fuertemente armados, portadores de una rabia incontenible o de inestabilidad mental, escojan frecuentemente instituciones académicas para desatar su horror. Reconozco que no tenemos recursos para equipar nuestras instalaciones con medidas más seguras. Y estoy positivamente segura, que si a mí o a otro maestro nos entregaran una pistola, nada podríamos resolver. Independientemente del nivel de preparación que podamos alcanzar para defendernos, está claro que, se le está pidiendo a escuelas y maestros un trabajo para el cual no ellos simplemente no están.

■  Pronto, el próximo año, mi hijo comenzará el kindergarten. A los 5 años de edad, él y sus compañeros de clase, además de aprender a leer y matemáticas, deberán seguir a un maestro ejecutando "ejercicios para encerrarse", con un maestro que probablemente en circunstancias reales también estará aterrorizado, con el deberán aprender  a encontrar un lugar para esconderse y tomar el tiempo que permanecerán quietos y en silencio. Probablemente al principio, les pueda parecer un juego, pero al final, mi hijo y el resto de escolares de Estados Unidos, que están aprendiendo las mismas lecciones, comenzarán a preguntarse por qué. ¿Por qué permitimos que nuestras escuelas se conviertan en un lugar donde los niños tienen que esconderse, y los maestros deben luchar para sobrevivir?

¿Qué me recomienda les diga que pueda responder a sus preguntas? Esta semana, cuando hable con mis estudiantes sobre lo que pasó en Umpqua y sobre nuestros propios procedimientos de emergencia, ¿Qué me aconseja que les responda después que les explique que la engrampadora y los plumones de pizarra, son los únicos materiales de clase en el aula para nuestra supervivencia?

Valdrá que les explique que sus pensamientos y oraciones están con nosotros? Que les diga que contamos con sus profundas simpatías. Estoy dando clases sobre argumentar, los estoy instruyendo sobre la importancia de los hechos. Así que, pienso que “les diré la verdad”: Que tienen que estar preparados para esconderse de la línea de fuego, y todos luchar por su supervivencia, ya que ustedes, los políticos y los legisladores, no están cumpliendo sus deberes. Les diré que sus derechos, mis derechos, los derechos de mi hijo de 5 años de edad no son importantes para ustedes y por ello ahora tenemos que asistir a la escuela con el temor a enfrentar masacres sin sentido bajo los disparos de una ametralladora. Que tenemos que estar preparados para luchar con dientes y uñas, engrampadora y marcadores de pizarra, porque ustedes, políticos y legisladores, se niegan a luchar contra el lobby de las armas en este país.

La próxima vez que ustedes, políticos y legisladores, tengan la oportunidad de patrocinar o votar con sentido común sobre una legislación de armas, en lugar de temer a los ataque de los lobbies de armas, “deben reflexionar para no perder sus  campañas, sus electores o su trabajo”. Comiencen a pensar, piensen en los maestros y sus estudiantes, y en el resto de los educadores y estudiantes de todo el país, a quienes les están pidiendo hacer frente a los agresores armados, porque ustedes tienen demasiado miedo para hacerle frente a los grupos de presión que defienden el comercio de armas.


[1] Melissa Duclos es una maestra de redacción, editor independiente, y  fundadora del Proyecto Tréboles, que proporciona  tutoría a escritores en distintas etapas de sus carreras.  Su trabajo abarca Literatura e Inglés, entre otros temas. Vive en Portland, Oregón.  

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