viernes, 3 de febrero de 2017

Perú: Incidencia del Lavado de Activos

Tomado de la Revista Jurídica del Diario Oficial El Peruano
Por LUIS LAMAS PUCCIO [1], [2].
Entre los cambios más importantes que en los últimos años se han suscitado en materia de regulación administrativa y control penal para prevenir y sancionar actividades relacionadas con el lavado de activos, adquieren relevancia los mecanismos normativos que persiguen la detección de todas
aquellas operaciones que pueden ser consideradas como sospechosas o inusuales. El interés tan particular por detectar esta clase de transacciones se sustenta no solo en la posibilidad de identificar a las personas y empresas que esconden fondos y activos de procedencia dudosa, sino también de neutralizar el capital económico y las fuentes de financiamiento con que necesitan operar la delincuencia y el crimen organizado.

El lavado de activos es uno de los componentes más importantes que requieren todas aquellas personas o
empresas que por distintas razones necesitan esconder sus ganancias y ponerlas a buen recaudo de cualquier tipo de fiscalización, de modo muy particular cuando se trata del producto del crimen y de toda actividad que opera y se encuentra al margen de la ley [3]. No sin razón, el crimen organizado y los recursos económicos que maneja han pasado a convertirse en uno de los problemas más relevantes que enfrenta la comunidad internacional, a pesar de las reiteradas normas administrativas y penales que se promulgan y de los esfuerzos que ponen en práctica cada uno de los países.

Escenario
No es ninguna novedad afirmar que en los últimos años el lavado de activos, a raíz de sus múltiples y cada vez más complejas modalidades, ha adquirido mayores dimensiones y penetración en casi todos los estamentos de las actividades comerciales y financieras, entre otras razones, como resultado del crecimiento y permanente fortalecimiento de la delincuencia común, el terrorismo, la corrupción y el crimen organizado, actividades todas de gran alcance y que han encontrado en la globalización y la creciente interrelación financiera internacional un excelente panorama particularmente propicio para afianzar sus actividades [4]. La eficacia cada vez mayor con que operan los grandes mercados de capitales, así como el crecimiento cuantitativo y cualitativo de las economías en los diferentes países, plantean serios problemas de gran alcance que no solo deben ser evaluados en el plano del desarrollo y crecimiento económico, sino también respecto a las repercusiones económicas y estructurales desestabilizadoras que estos programas tienen en el contexto social y político de los países.

A partir de la estrecha y creciente interrelación económica, informativa y financiera entre los bloques económicos, la criminalidad, como fenómeno global, se ha visto sobredimensionada por otro tipo de factores que se vinculan más con el crecimiento de las relaciones financieras, la bancarización de los negocios, el anonimato empresarial y la digitalización generalizada de las actividades comerciales y de distinto género. En cualquier lugar del planeta, por más distante que se encuentre, se hace factible movilizar con relativa facilidad, eficiencia y rapidez grandes sumas de dinero y trasladar capitales de un mercado o plaza financiera a otra, solo a través de la pantalla de una computadora conectada a internet o a una red.

Las instituciones financieras, bancos, bolsas de valores, casas de cambio y las empresas que brindan diferentes clases de bienes y servicios, y en forma particular las compañías que operan en el plano transnacional, han ido perdiendo el carácter de organizaciones burocráticas y meras tenedoras de depósitos para convertirse en corporaciones supranacionales integradas por cientos de personas y empresas que actúan de manera anónima e interrelacionada, y que tienen entre sus objetivos primordiales comercializar todo tipo de dinero y prestar servicios financieros en el marco de la denominada inversión de capitales [5].

Tecnología
Los avances de la tecnología, las transacciones electrónicas y otros medios de comunicación masivos, en el marco de la llamada era digital, ponen de manifiesto la existencia de una infraestructura financiera supranacional integrada por millares de bancos y empresas de diferente naturaleza que pugnan para brindar
servicios más eficientes a sus clientes.
El advenimiento de lo que se ha descrito como una economía de mercados especulativa se ha visto facilitada por las nuevas tecnologías, que imprimen una celeridad sin precedentes a las relaciones comerciales, coadyuvando de esta forma no solo a la despersonalización de los usuarios, sino también al fortalecimiento
de la base económica del crimen organizado, ahora considerado como fenómeno global.
Frente a la multitud de empresas nacionales y transnacionales que compiten para brindar mejores servicios a sus clientes se encuentran todas aquellas personas que se benefician de las ganancias ilegales que produce el crimen organizado, esto es, los blanqueadores de dinero sucio y, sobre todo, sus directos beneficiarios [6]. Por ello se está percibiendo en los últimos años el crecimiento de actividades delictivas de gran alcance, como la corrupción, el tráfico ilícito de drogas, el terrorismo internacional y el lavado de activos.
En un escenario de esta naturaleza, interdependiente e indivisible, los capitales en fuga, el producto del delito, la evasión tributaria, el dinero que busca intereses preferenciales, las cuantiosas ganancias del crimen organizado, los fondos del terrorismo, el dinero procedente de la corrupción gubernamental, el tráfico de drogas a gran escala, las estafas masificadas o la simple compraventa especulativa de divisas son solo algunos de los componentes que a su vez se pueden combinar, integrar y entrelazar de manera sistemática con otras operaciones, como los pagos contractuales y los grandes negocios en un vasto circuito de millones de transacciones financieras y operaciones de todo género, con lo que resulta poco factible apreciar diferencias sustanciales entre el dinero sucio y los negocios normales, por la complejidad que está en juego y porque evidentemente son difíciles de detectar.
Al mismo tiempo, el desarrollo del llamado dinero electrónico o digitalizado, es decir, aquel que solo aparece en forma de símbolos, números y dígitos en la pantalla de una computadora o una terminal informática, permite no solo el desplazamiento digitalizado del dinero o capital en grandes proporciones, sino la imposibilidad de conocer certeramente al usuario y los objetivos que persigue. Por eso, no debe sorprendernos que una creciente proporción de las transferencias de dinero a escala mundial se hagan por vía electrónica, en vez de tener que trasladarlo físicamente de un país a otro, como pasaba hasta hace algunos años, y que era una de las maneras tradicionales de lavar dinero [7].
Considerando la importancia que para el desarrollo de cualquier sociedad tiene el control del lavado de activos y de las operaciones o transacciones financieras sospechosas, en especial por los riesgos que implica para el normal desenvolvimiento de las relaciones económicas, resulta imponderable una respuesta global, internacional e inspirada en la corresponsabilidad de todos los agentes involucrados [8], para cuyo resultado se requiere del diseño y ejecución de políticas gubernamentales coordinadas para la prevención y detección del dinero sucio, como parte de las premisas existentes entre los controles administrativos y la aplicación de la ley penal contra el lavado de activos [9].
En la actualidad, la inteligencia financiera es una herramienta sumamente útil para prevenir y fiscalizar el lavado de activos y otras formas complejas de criminalidad, sobre la base del conocimiento, la información obtenida y el análisis de los datos financieros que ofrecen pistas decisivas en una investigación de esta naturaleza.

Dimensión delictiva
En el contexto nacional, la información difundida por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) del Perú indica que al 2015 el tráfico ilícito de drogas encabeza la mayor participación en lavado de activos con la suma de 5,126 millones de dólares[10].
Algunas estimaciones señalan que la suma total de fondos lavados en el mundo podría oscilar anualmente entre el 2% y el 5% del producto bruto interno (PBI) mundial [11]. La nueva dimensión del lavado de activos es el delito global, resultado de la interconexión de poderosos y sofisticados esfuerzos que aparecen asociados de manera conjunta por todo el planeta, como un nuevo fenómeno que afecta a la economía, a la política, a la seguridad nacional e internacional y a la comunidad global. Aunque el tráfico de drogas es uno de los segmentos más importantes de la nueva criminalidad global, la corrupción, el tráfico de armas y el lavado de activos son actividades rentables. Se suma todo lo que produce valor agregado, como el contrabando y la evasión tributaria.
Me refiero a una economía criminal que mediante el lavado de activos se vincula con la economía formal penetrando en los mercados locales e internacionales, constituyendo un elemento crítico ante una economía mundial que se caracteriza por su volatilidad y fragilidad.

La cadena productiva
El lavado de activos y sus derivados se han convertido en un componente significativo y preocupante por el flujo de capitales financieros a escala global que de una u otra manera afecta a todos los mercados nacionales e internacionales.
El Perú no estaría al margen de todas las turbulencias que caracterizan el mercado global en el que se desenvuelve el lavado de activos y otras actividades conexas.
Lo cierto es que el Perú, en las últimas décadas, ha ampliado progresivamente su participación en los mercados ilícitos.
Este crecimiento ha estado basado principalmente en la expansión y crecimiento en el tráfico ilícito de drogas a gran escala, la minería ilegal, la corrupción, la informalidad, la evasión tributaria, la tala ilegal y toda un amplia serie de otras actividades ilícitas que se manipulan, dependiendo de las circunstancias, con fines económicos y políticos.
Entre estos delitos, el lavado de activos aparece asociado a la cadena productiva,
entre otras razones, frente a la necesidad de ingresar el dinero o los capitales sucios en el flujo de la economía nacional. [12].


[1] Jurista. Fundador de Lamas Puccio & Abogados. Integrante del Grupo de expertos de la OEA en prevención y lavado de dinero
[2] Tomado del libro Lavado de activos y operaciones financieras sospechosas. Autor: Luis Lamas Puccio. Instituto Pacífico, 2016.
[3] Desde junio del 2002 esta vigente en el Perú un nuevo marco normativo referido a la detección y represión del delito de lavado de activos. Ley N° 27693 y Ley N° 27765.
[4] MARTÍN BARBERO, Isaac. Delincuencia económica, blanqueo de capitales e inteligencia financiera, en Boletín Económico de ICE, N° 2808, mayo-junio, Madrid, 2004, p. 25. Versión en línea: < bit.ly/1HgMHyH >
[5] SÁNCHEZ DE MOYA, Duce. La banca contribuye al fraude, en Jueces para la democracia. N° 10, Madrid, 1999, pp. 9 y ss.
[6] BLANCO CORDERO, Isidoro. El delito de blanqueo de capitales, Pamplona, 1977, p.101.
[7] KURTZMAN, Joel. The death of money, Simon and Schuster, Nueva York, 1993, p.11
[8] MARTÍN BARBERO. Delincuencia económica, blanqueo de capitales e inteligencia financiera, cit,
p.25.
[9] Consideramos que el diseño de un plan nacional para la prevención y represión del lavado de activos parece ser el mecanismo más conveniente y adecuado para el tratamiento de un fenómeno de tales dimensiones.
[10] (FIN) EGZ/ ASH. Publicado: 18/05/2015.
[11] TANZI, Vito, Money Laundering and the International Finance System, International Monetary Fund (IMF) Working Paper, N° 96/55, Washington D.C. IMF, 1996. Versión en línea: <goo.gl/Y83JDN>, citado por ZEVALLOS/GALDOS. Elementos para el análisis de las capacidades de control del lavado de activos, cit. p.186. Versión en línea: <goo.gl/dqWb5g>
[12] ZEVALLOS T, Nicolás y Melina GALDOS F. Elementos para el análisis de las capacidades de control del lavado de activos, en JUNGBLUTH M; Werner (compilador), El Perú subterráneo, Desco, Lima, 2013. Versión en línea: <goo.gl/dqWb5g>

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