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viernes, 19 de abril de 2013

Cómo el Terror toma el control de nuestros cerebros


Por Maia Szalavitz [1] (traducido por Jorge Contreras)
Tomado de Time Health and family

El miedo provoca el corte de circuitos…
El miedo corta circuitos en el cerebro, especialmente cuando las vivencias o experiencias son cercanas, los expertos aseguran que afecta las condiciones para lidiar efectivamente con las dificultades,  para hacer frente a acontecimientos difíciles, ejemplo los recientes atentados explosivos en la maratón de Boston.

El Dr. Bruce Perry, científico representante senior de la Academia Trauma en Niños, con el que la autora de este artículo ha escrito libros juntos, asegura que "Cuando la gente está aterrorizada, las partes más hábiles de nuestro cerebro tienden a cerrarse."

Ante experiencias traumáticas  cambiamos la forma de pensar y decidir…
El Dr. Eric Hollander, profesor de psiquiatría en Montefiore, en la Escuela de Medicina “Albert Einstein” en Nueva York asegura que cuando el cerebro se siente gravemente amenazado, cambia de manera inmediata  la forma en que procesa información y comienza a dar prioridad a las respuestas rápidas. "Los largos procedimientos normales a través de la corteza orbito frontal, donde las personas evalúan las situaciones de una manera lógica y consciente y [en las que consideran] los riesgos y beneficios de los diferentes comportamientos, entran en  cortocircuito," y agrega que , "Uno recibe el impulso sensorial directamente desde los sentidos en la amígdala y en el sistema límbico."

Estas experiencias entonces, alteran drásticamente nuestra forma de pensar, ya que al afectar el sistema límbico, comprometen  profundamente la modulación de nuestras emociones. "Las redes neuronales en el cerebro que están involucradas esencialmente con la cognición racional, abstracta, los sistemas que intervienen en nuestros más humanos y creativos pensamientos, muy sensibles a los estados emocionales, especialmente al miedo", dice Perry. Así que cuando la gente está aterrorizada, "La resolución de problemas se hace más categórica, concreta y emocional,  nos tornamos más vulnerables,  damos soluciones rápidas resultado de  la reacción y que son también soluciones con poca visión de futuro".

Luego de experiencias traumáticas, quedan secuelas...
Entonces, cuando afectados por estas experiencias,  cada sonido fuerte, repentino la tomamos como una amenaza potencial,  incluso circunstancias simples y mundanas, como el que una persona trate de evitar el contacto con los ojos con nosotros, puede tener un significado de algo “sospechoso”, “siniestro” y “provocar una respuesta de alerta extrema”. Quizás este proceso informativo pueda ser esencial para sobrevivir a experiencias traumáticas.

Joseph LeDoux, profesor de psicología y neurociencia en la Universidad de Nueva York, explica que "la existencia de un grave peligro para nuestro bienestar activa los circuitos del cerebro y produce respuestas que nos ayudan a sobrevivir".  "Este proceso es considerado lo más importante para el organismo en un determinado momento, y los recursos del cerebro quedan monopolizadas con el objetivo de hacer frente a la amenaza ".

Asegura el Dr. Hollander, "Hasta cierto punto, este tipo de comportamiento es bueno porque si usted está en un bosque y es atacado por una serpiente o un león, quiere ser capaz de reaccionar rápidamente y sin pensar demasiado." De hecho, nuestros antepasados pasaron más tiempo contemplando o no, si los riesgos eran reales y no tuvieron tiempo para racionalizar en este tipo de situaciones.

Experiencias traumáticas pueden seguir afectando …
Una vez que la amenaza inmediata pasa, este tipo de pensamiento puede convertirse en un obstáculo y no en una ayuda. "El problema es que a menudo la gente que esta afectada, tiende a reacciones intensas y no son capaces de pensar en situaciones o conceptos más reales", dice Hollander. El miedo puede generalizarse, entonces una experiencia diaria y común, para una persona afectada,  (que por ejemplo sufrió los sucesos de las bombas en las mochilas en la maratón de Boston),  puede “sentirse afectada” al estar en una multitud o ser “victima de una intensa ansiedad” al ver una mochila.

Los eventos traumáticos suelen evocar toda una serie de respuestas del cerebro, tales como hacer que la gente más rápido se sorprenda, que acelere sus respuestas,  acorte su tiempo de reacción y que se mantenga en actitud hipervigilante a cualquier tipo de sensación relacionada con la experiencia mortal pasada.

El terrorismo y la prensa deforman la perspectiva de los afectados…
Y esta deformación de la perspectiva, del sentido común, es exactamente lo que los terroristas pretenden alcanzar. "Los terroristas están tratando de inducir el miedo y el pánico", dijo Hollander; y añade que los medios de comunicación al repetir las imágenes y los sonidos de los acontecimientos, terminan maximizando su impacto.
La cobertura de la prensa mantiene la amenaza viva y real en la mente de las personas, e influye a responder a la amenaza, a pesar de que el peligro inmediato ha pasado. Los ataques en la maratón han sido particularmente perjudiciales,  porque "De pronto, hay un trauma relacionado con una situación que antes era un evento social, comunitario significativo."

No ayuda que los mecanismos con los que afrontamos las situaciones más comunes puedan ahora afectados, hacernos decidir y empeorar las cosas. Las personas que viven con el temor tienden a querer dormir, beber alcohol o recurrir a sedantes para aliviar su ansiedad. Asegura el Dr. Hollander, "Es mejor quedarse despierto que tratar de dormir." “El sueño tiende a consolidar y fijar los recuerdos traumáticos”. Por ellos es qué el ejército israelí, por ejemplo, trata de mantener a los soldados traumatizados despiertos inmediatamente después de una experiencia difícil y los involucra en un calido contacto social, ambas respuestas ayudan a reducir el riesgo de trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Afortunadamente, nuestros cerebros están diseñados para modular las respuestas al miedo y al menos el 80% de las personas expuestas a un evento traumático grave no desarrollarán trastorno de estrés postraumático (TEPT). Los estudios demuestran que cuanto más apoyo, solidaridad, altruismo y el compartir entre la gente, entonces menor será el riesgo de enfermedad y más fácil la recuperación. Debido a que estas interacciones no siempre son fáciles en el período inmediatamente posterior a una experiencia desgarradora, el Dr. Hollander está investigando medicamentos basados ​​en oxitocina, una hormona relacionada con el amor y la unión padres / hijos para mejorara las conexiones entre las personas.

Si el miedo provoca un cortocircuito en el proceso de pensamiento lógico, normal y razonado del cerebro, el apoyo social puede ser importante para redireccionar las redes afectadas y dirigirlas a su estado normal. Es por eso que la solidaridad, el desinterés y el altruismo que vemos como respuesta a los ataques terroristas es a menudo la clave para ayudar a procesar y superar el shock de vivir a través de ellos.




[1] Maia Szalavitz es periodista de neurociencia para TIME.com y co-autora de N”acido para el amor: ¿Por qué la empatía es esencial” - y “en Peligro de Extinción”.

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