Por Maia Szalavitz [1] (traducido por
Jorge Contreras)
Tomado de Time Health and family
El miedo provoca
el corte de circuitos…
El miedo corta circuitos en el cerebro, especialmente cuando las
vivencias o experiencias son cercanas, los expertos aseguran que afecta las
condiciones para lidiar efectivamente con las dificultades, para hacer frente a acontecimientos difíciles,
ejemplo los recientes atentados explosivos en la maratón de Boston.
El Dr. Bruce Perry, científico representante senior de la Academia Trauma
en Niños, con el que la autora de este artículo ha escrito libros juntos,
asegura que "Cuando la gente está aterrorizada, las partes más hábiles de
nuestro cerebro tienden a cerrarse."
Ante
experiencias traumáticas cambiamos
la forma de pensar y decidir…
El Dr. Eric Hollander, profesor de psiquiatría en Montefiore, en la
Escuela de Medicina “Albert Einstein” en Nueva York asegura que cuando el
cerebro se siente gravemente amenazado, cambia de manera inmediata la forma en que procesa información y
comienza a dar prioridad a las respuestas rápidas. "Los largos procedimientos
normales a través de la corteza orbito frontal, donde las personas evalúan las
situaciones de una manera lógica y consciente y [en las que consideran] los
riesgos y beneficios de los diferentes comportamientos, entran en cortocircuito," y agrega que ,
"Uno recibe el impulso sensorial directamente desde los sentidos en la
amígdala y en el sistema límbico."
Estas experiencias entonces, alteran drásticamente nuestra forma de
pensar, ya que al afectar el sistema límbico, comprometen profundamente la modulación de nuestras
emociones. "Las redes neuronales en el cerebro que están involucradas esencialmente
con la cognición racional, abstracta, los sistemas que intervienen en nuestros
más humanos y creativos pensamientos, muy sensibles a los estados emocionales,
especialmente al miedo", dice Perry. Así que cuando la gente está
aterrorizada, "La resolución de problemas se hace más categórica, concreta
y emocional, nos tornamos más
vulnerables, damos soluciones rápidas
resultado de la reacción y que son
también soluciones con poca visión de futuro".
Luego de
experiencias traumáticas, quedan secuelas...
Entonces, cuando afectados por estas experiencias, cada sonido fuerte, repentino la
tomamos como una amenaza potencial,
incluso circunstancias simples y mundanas, como el que una persona trate
de evitar el contacto con los ojos con nosotros, puede tener un significado de
algo “sospechoso”, “siniestro” y “provocar una respuesta de alerta extrema”.
Quizás este proceso informativo pueda ser esencial para sobrevivir a experiencias
traumáticas.
Joseph LeDoux, profesor de psicología y neurociencia en la Universidad
de Nueva York, explica que "la existencia de un grave peligro para nuestro
bienestar activa los circuitos del cerebro y produce respuestas que nos ayudan
a sobrevivir". "Este
proceso es considerado lo más importante para el organismo en un determinado
momento, y los recursos del cerebro quedan monopolizadas con el objetivo de
hacer frente a la amenaza ".
Asegura el Dr. Hollander, "Hasta cierto punto, este tipo de
comportamiento es bueno porque si usted está en un bosque y es atacado por una
serpiente o un león, quiere ser capaz de reaccionar rápidamente y sin pensar
demasiado." De hecho, nuestros antepasados pasaron más tiempo contemplando
o no, si los riesgos eran reales y no tuvieron tiempo para racionalizar en este
tipo de situaciones.
Experiencias
traumáticas pueden seguir afectando …
Una vez que la amenaza inmediata pasa, este tipo de pensamiento puede
convertirse en un obstáculo y no en una ayuda. "El problema es que a
menudo la gente que esta afectada, tiende a reacciones intensas y no son
capaces de pensar en situaciones o conceptos más reales", dice Hollander.
El miedo puede generalizarse, entonces una experiencia diaria y común, para una
persona afectada, (que por ejemplo
sufrió los sucesos de las bombas en las mochilas en la maratón de Boston), puede “sentirse afectada” al estar en
una multitud o ser “victima de una intensa ansiedad” al ver una mochila.
Los eventos traumáticos suelen evocar toda una serie de respuestas del
cerebro, tales como hacer que la gente más rápido se sorprenda, que acelere sus
respuestas, acorte su tiempo de
reacción y que se mantenga en actitud hipervigilante a cualquier tipo de
sensación relacionada con la experiencia mortal pasada.
El terrorismo y
la prensa deforman la perspectiva de los afectados…
Y esta deformación de la perspectiva, del sentido común, es
exactamente lo que los terroristas pretenden alcanzar. "Los terroristas
están tratando de inducir el miedo y el pánico", dijo Hollander; y añade que
los medios de comunicación al repetir las imágenes y los sonidos de los
acontecimientos, terminan maximizando su impacto.
La cobertura de la prensa mantiene la amenaza viva y real en la mente
de las personas, e influye a responder a la amenaza, a pesar de que el peligro
inmediato ha pasado. Los ataques en la maratón han sido particularmente
perjudiciales, porque "De pronto,
hay un trauma relacionado con una situación que antes era un evento social, comunitario
significativo."
No ayuda que los mecanismos con los que afrontamos las situaciones más
comunes puedan ahora afectados, hacernos decidir y empeorar las cosas. Las personas
que viven con el temor tienden a querer dormir, beber alcohol o recurrir a
sedantes para aliviar su ansiedad. Asegura el Dr. Hollander, "Es mejor quedarse
despierto que tratar de dormir." “El sueño tiende a consolidar y fijar los
recuerdos traumáticos”. Por ellos es qué el ejército israelí, por ejemplo,
trata de mantener a los soldados traumatizados despiertos inmediatamente después
de una experiencia difícil y los involucra en un calido contacto social, ambas
respuestas ayudan a reducir el riesgo de trastorno de estrés postraumático
(TEPT).
Afortunadamente, nuestros cerebros están diseñados para modular las
respuestas al miedo y al menos el 80% de las personas expuestas a un evento
traumático grave no desarrollarán trastorno de estrés postraumático (TEPT). Los
estudios demuestran que cuanto más apoyo, solidaridad, altruismo y el compartir
entre la gente, entonces menor será el riesgo de enfermedad y más fácil la
recuperación. Debido a que estas interacciones no siempre son fáciles en el
período inmediatamente posterior a una experiencia desgarradora, el Dr. Hollander
está investigando medicamentos basados en oxitocina, una hormona relacionada
con el amor y la unión padres / hijos para mejorara las conexiones entre las
personas.
Si el miedo provoca un cortocircuito en el proceso de pensamiento
lógico, normal y razonado del cerebro, el apoyo social puede ser importante
para redireccionar las redes afectadas y dirigirlas a su estado normal. Es por
eso que la solidaridad, el desinterés y el altruismo que vemos como respuesta a
los ataques terroristas es a menudo la clave para ayudar a procesar y superar
el shock de vivir a través de ellos.
[1] Maia
Szalavitz es periodista de neurociencia para TIME.com y co-autora de N”acido
para el amor: ¿Por qué la empatía es esencial” - y “en Peligro de Extinción”.
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