Por Daniel Eskibel[1]
En el año 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el
Profesor Philip Zimbardo [2]
realizó un singular experimento de psicología social. Dejó dos autos
abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta el
color. Uno de estos vehículos lo dejó en el Bronx, para ese entonces una zona
pobre y conflictiva de New York y el otro vehículo en Palo Alto, una zona rica
y tranquila de California.
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Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser
bandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el
radio, etcétera. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no pudieron
llevarse lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo
intacto.
Es común atribuir a la pobreza las causas del delito, tema
en el que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha y
de izquierda).
Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí.
Cuando el vehículo abandonado en el Bronx ya estaba deshecho
y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron
romper un vidrio del automóvil de Palo Alto, California.
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El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el
Bronx de New York y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo
a la misma condición de deterioro y destrucción que el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un
vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?
Entonces, no se trata
de pobreza. Evidentemente es algo
que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales.
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Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, desinterés, despreocupación que va
destruyendo los códigos de convivencia, tales como la ausencia de ley, de
normas, de reglas, dejando la sensación de que todo vale nada. Cada nuevo ataque que sufrió el auto
reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez
peores, se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.
En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George
Kelling) desarrollaron la "teoría de las ventanas rotas", la misma
teoría que desde un punto de vista criminológico, concluye que el delito es mayor en las zonas donde el
descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores. Si se rompe
un vidrio de una ventana de una casa y nadie lo repara, pronto estarán rotos
todos los demás.
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Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no
importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen
“pequeñas faltas” (estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de
velocidad o pasarse una luz roja) y las mismas no son sancionadas, entonces
comenzarán faltas mayores y luego delitos cada vez más graves. Si los parques y
otros espacios públicos deteriorados son progresivamente abandonados por la
mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas),
esos mismos espacios abandonados por la gente son progresivamente ocupados por
los delincuentes.
La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez
a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, el cual se había
convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por combatir las
pequeñas transgresiones: graffitis deteriorando el lugar, suciedad de las
estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños
robos y desórdenes. Los resultados fueron evidentes. Comenzando por lo pequeño
se logró hacer del metro un lugar seguro.
Posteriormente, en
1994, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York, basado en la teoría de las
ventanas rotas y en la experiencia del metro, impulsó una política de
"tolerancia cero". La estrategia consistía en crear
comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las
normas de convivencia urbana.
El resultado práctico fue un enorme abatimiento de todos
los índices criminales de la ciudad de Nueva York.
La expresión 'tolerancia cero'
suena a una especie de solución autoritaria y represiva, pero su concepto
principal es más bien la prevención y promoción de condiciones sociales de
seguridad.
No se trata de
linchar al delincuente, ni de la prepotencia de la policía. De hecho, debe
también aplicarse la tolerancia cero respecto de los abusos de autoridad.
No es tolerancia
cero frente a la persona que comete el delito, sino tolerancia cero frente al
delito mismo.
Se trata de crear
comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos
de la convivencia social humana, como la que no tenemos ahora.
[2] El Prof. Zimbardo es una eminencia en su área, un especialista reconocido
internacionalmente, Profesor emérito de Stanford, ex docente de las
Universidades de Yale, New York y Columbia, ex Presidente de la American
Psychological Association y autor de contribuciones científicas muy importantes
en el terreno de la Psicología Social.
me agrado la información. Gracias
ResponderEliminarUn placer que sea de interes
ResponderEliminarEstimado Jorge, me queda una inquietud: ¿Y quién rompió en Bronx la primera ventana del auto y por qué?
ResponderEliminarSaludos Antonio G.C.
Estimado Antonio: El informe de la investigación dado a conocer no indica autoría y motivos, más bien se refiere a que en lugares donde se presentan mayores condiciones inseguras, ahí se producirá el efecto.
EliminarHace poco lei un ejemplo similar, allí en la calle, donde la gente acostumbra a tirar la basura (en tal…esquina) en ese mismo lugar, es más probable que el resto de transeúntes arroje basura que en otras áreas. Espero que la respuesta satisfaga tu interrogante.
Gracias por participar
Hay un miedo a los cambios,un miedo social y cultural, se preguntan que vendra,sera peor o mejor,evitemos y dejemos todo como esta,se puede ser pobre pero aseado,honrrado,sociable y culturalmente dotado.
ResponderEliminarGracias por los comentarios Andre. Bienvenidos.Debemos mejorar siempre.
EliminarNuestra ventana rota es la misma gente, lo social y cultural, la falta de interés por hacer las cosas bien, te dicen que todo esta bien y que es normal que así lo conseguiste y así lo debes dejar.No hay procesos educativos dirigidos hacer un mejor ciudadano, respeto a los demás, a mirar desde otra perspectiva las mismas cosas y que si mi opinión no es igual a la de alguien no es que este equivocada.
ResponderEliminarGracias por los comentarios. Concuerdo que hay carencia en los procesos educativos. Atte
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