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sábado, 9 de marzo de 2013

Viendo y Observando



Tomado de la Revista Harvard (traducido por Jorge Contreras)

Acerca de Sherlock Holmes, María Konnikova, alumna de la clase 2005, autora de  la columna científica americana titulada "Literalmente: informalmente preparados mentalmente", ahora una estudiante de doctorado en psicología en la Universidad de Columbia presenta una lección elemental (y otras más avanzadas) para incrementar  la  destreza mental propia. Konnikova nos recuerda con claridad detalles, mejor que lo hiciera Watson, el ayudante de Sherlock Holmes, en la preparación para pasar a una  habilidad mental  superior en: Cómo pensar como Sherlock Holmes (Editorial Viking, a $ 26.95).

Dice Konnikova: Cuando yo era pequeña, mi padre solía leernos historias de Sherlock Holmes antes de acostarnos. Mientras mi hermano, a menudo tomaba la oportunidad para caer rápidamente dormido en su rincón del sofá, el resto de nosotros escuchaba con atención. Recuerdo el gran sillón de cuero donde mi papá se sentaba, sosteniendo con un brazo el libro en frente de él, con las llamas de la chimenea reflejadas en sus gafas de marco negro.

Recuerdo las subidas y caídas de su voz, acordes al suspenso del momento, que iban más allá de todo límite, y, finalmente, recuerdo cuando llegaba por fin la tan esperada solución, entonces todo tenía sentido y yo sacudía mi cabeza, al igual que el Dr. Watson, y pensaba, para mis adentros ¡Por supuesto!, todo es tan simple ahora que lo dice.

Recuerdo el olor de la pipa que mi padre fumaba de vez en cuando, tenía una mezcla de tierra y fruta que salía de entre los pliegues del sillón de cuero y atravesaba la noche a través de las cortinas con ventanales franceses. Su pipa, por supuesto, era ligeramente curvada como la de Sherlock Holmes. Y también recuerdo el sonido del golpe del libro al cerrarse, cuando las gruesas páginas se unían a las contratapas color carmesí, y luego cuando anunciaba: "Bueno, eso es todo por esta noche."...

Y entonces recuerdo los “peldaños de la escalera”, como la única cosa que se acuñó profundamente en mi mente y que permaneció allí, reprochándome a través de los años siguientes, cuando el resto de las historias ya hacía tiempo habían desaparecido en alguna profundidad indeterminada y las aventuras de Holmes y su fiel Boswell estaban casi olvidadas.

Los peldaños de la escalera para llegar al 221B de Baker Street. ¿Cuántos eran? Es la pregunta que Holmes hiciera a Watson en "Un escándalo en Bohemia", y una pregunta que luego de conocerla nunca más saldría de mi mente. De la misma forma en que cuando sentados en sus sillones Holmes y Watson, el detective le indicaba al médico sobre la diferencia entre “ver” y “observar”. Watson presenciaba desconcertado. Y entonces, todo adquiría la claridad del cristal ....

"Usted ve, pero no se observa. La distinción es clara. Hagamos un ejemplo, Ud., a menudo ha visto los peldaños de la escalera que conducen desde el vestíbulo hasta la habitación. "

"Con frecuencia".

"¿Con qué frecuencia?"

"Bueno, algunos cientos de veces."

"Entonces, ¿cuántos hay?"

"¿Cuántos? No lo sé ".

"¡Muy cierto! Usted no ha observado. Sin embargo, usted los ha visto. Ese es mi punto. Ahora, Yo sé que hay diecisiete peldaños, porque he visto y he observado. "

... Lo que no podía entender en ese entonces, era que Holmes ... había estado perfeccionando un método de interacción consciente para con el mundo. ¿Los peldaños de la escalera de Baker Street?  Eran sólo son una forma de mostrarnos una habilidad que era tan natural en él, que no requería el más mínimo esfuerzo de pensamiento. La manifestación de un proceso habitual, casi inconsciente, que se había desarrollado en su mente constantemente activa.

Un truco, si se quiere pensar así, sin consecuencias reales, que sin embargo, le permitían hacer las implicaciones más profundas, si nos hubiéramos puesto a pensar en lo que hizo posible. Un truco que me inspiró a escribir un libro entero en su honor.

Sin duda, una hermosa historia en la que la autora María Konnikova nos induce a través del ejemplo de los peldaños de la escalera, a observar y no solo ver. 
Una enseñanza que nos podría aclarar muchas realidades que no apreciamos de la manera más provechosa, porque simplemente las vemos y no las observamos….


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