Por John Tierney (traducción Jorge Contreras)
En este interesante artículo John Tiernay advierte sobre los
viejos vicios de las noticias de los diarios, ahora influenciados por las
tendencias de contenido en las redes sociales, que también traen su propia
caracterización de vicios, de los cuales consideramos debemos estar al tanto,
para evitar caer en ellos o terminar asumiendo sus instintos e intereses. Sin
lugar a dudas un buen artíclo.
Las malas noticias venden. Si sangran, atraen. No tener
noticias es una buena noticia, y las buenas noticias no son noticia.
El mensaje de diarios
y TV ha sido opacado por las redes sociales y la Web…
Estas son las reglas clásicas para las emisiones nocturnas y
los periódicos de la mañana, se basan por un lado en datos (estadísticas de
audiencias y circulación) y por
otro en los instintos e intereses de los productores y editores.
Las guerras, terremotos, plagas, inundaciones, incendios, niños enfermos,
esposos asesinados, en otras palabras, en las noticias de los diarios nos
muestran que a más sufrimiento y caos, mayor será la cobertura.
Pero ahora que la información está siendo difundida y monitoreada
de diferentes maneras por las redes sociales, los investigadores están
descubriendo nuevas reglas. Al escanear los cerebros de la gente y mediante el
seguimiento de sus mensajes de correo electrónico y publicaciones en línea, los
neurocientíficos y psicólogos han encontrado que las buenas noticias pueden
propagarse más rápido y más lejos que los desastres y las historias tristes.
Según Jonah Berger,
psicólogo social de la Universidad de Pennsylvania, la regla “si sangra
vende" funciona para los medios de comunicación impresa que quieren sintonizar
a una audiencia ", . "Ellos quieren atraer la atención de tus globos
oculares y no les importa cómo se siente uno. Pero cuando uno comparte una
historia con sus amigos y compañeros, lo que importa más, es cómo se sienten ellos o reaccionan. Nadie
quiere que uno piense o actúe como Debbie
Downer. (el personaje ficticio del programa “fiebre de sábado por la
noche” que acostumbra a dar malas noticias o sentimientos negativos a la
audiencia).
La comunicación
directa tiende a contenido más positivo…
Investigadores que analizaron la comunicación directa de
boca, correos, mensajes en la Web, opiniones, conversaciones cara a cara,
encontraron que tendía a ser de contenido más positivo que negativo, que no
necesariamente significa que las personas prefieran las buenas noticias.
¿Son las noticias positivas compartidas con más frecuencia
porque a la gente le gusta experimentar más las cosas buenas que las malas?
Para probar esta posibilidad, el Dr. Berger experimentó cómo
la gente difundió un conjunto particular de noticias: miles de artículos en el
sitio Web del New York Times. Él y Katherine Milkman, una colega de la
universidad de Penn, analizaron la
lista de "correos electrónicos más remitidos " durante seis meses,
controlando factores como la cantidad de tiempo que se muestra un artículo
recibido en las diferentes partes de la página Web.
Ciencia y cosas
positivas, más leídas y compartidas…
Una de sus primeras conclusiones a las que se llegó - que se
considera el más importante descubrimiento de las ciencias sociales en el siglo
pasado – es que los artículos y las columnas en la sección de Ciencias
son mucho más propensos a ser parte de la lista de artículos leídos,
que los con contenido no científico. Él encontró que la ciencia despierta
sentimientos de admiración y reverencia que en el caso de la revista Times
provoca que los lectores quieran compartir esta emoción positiva con los demás.
Los lectores también tienden a compartir artículos que son emocionantes
o divertidos, o que inspiran emociones negativas como la ira o la ansiedad,
pero no los artículos que los hacen sentir tristes. Todos necesitan ser atraídos
de una manera u otra, y prefieren una buena noticia que una mala. Cuanto más
positivo un artículo, es más probable que se comparta, como explica el Dr.
Bergeren su nuevo libro, "Contagioso:. ¿Por qué las cosas se hacen populares"
"Las historias de los recién llegados que se enamoran
de Nueva York", escribe, son “más propensos a ser enviadas por correo
electrónico” que "aquellas que relatan los detalles de la muerte de un
guardián de zoológico." El personaje de Debbie Downer no puede competir
con Polly Positiva (personaje que tiende a lo optimista y positivo) , por lo menos
entre los lectores del Times.
En otro intento de comprender lo que es el valor del rumor
de las redes, los neurocientíficos han escaneado cerebros de personas mientras estas
se enteraban de nuevas ideas. Luego lo han hecho, mientras estas personas comunicaban
las ideas que habían oído a otras, los científicos entonces observaron cuales ideas
se extendían y cuáles no.
Tendencia a comunicar
lo que atrae o es de interés de los demás….
Uno podría decir que es posible que la gente le pase a otros
las ideas más memorables, las que iluminaban aquellas regiones del cerebro
asociadas con la codificación y la recuperación de recuerdos. Pero eso no es lo
que ocurrió en los experimentos, que fueron llevadas a cabo por EmilyFalk, junto con colegas de la Universidad de Michigan y los
investigadores de la Universidad de California, en Los Ángeles.
Los orígenes sobre nuevas ideas estaban en cualquier parte,
en las regiones del cerebro asociadas con la cognición social, “pensamientos
sobre otras personas”. Esas regiones se iluminaron cuando algo se escuchó, cuando
las personas estuvieron más propensos a hablar de la idea con entusiasmo, y
cuando la idea se difundía.
"Uno puede esperar que la gente difunda ideas en las
que se siente más entusiasta, obstinado y exitoso” dice el Dr. Falk. Pero no es toda la historia que sugiere
nuestra investigación, “Pensar en lo que atrae a los demás es aún más
importante."
Buen porcentaje se
inclina a hablar sobre sí mismo…
La conciencia social entra en juego cuando la gente comparte
información sobre el tema favorito de todos. Esto es intrínsecamente placentero
y activa las regiones del cerebro asociadas con recompensas como la comida como se ha
demostrado en un estudio realizado por Diana Tamir y Jason Mitchell, de la
Universidad de Harvard. De hecho, según el estudio, es tan agradable, que la
gente rechaza recompensas monetarias ante la oportunidad de hablar de sí
mismos.
Investigaciones pasadas sobre las conversaciones cotidianas
muestran que un tercio de estas se dedican a uno mismo, y que hoy este tema se
ha convertido en una obsesión gracias a la aparición de las redes sociales. Investigadores de Rutgers clasifican al 80 por ciento
de los usuarios de Twitter como inclinados principalmente a formar
opiniones sobre sí mismos.
El resultado esta cerca de que todos sean Polly Positivos, y
no sólo porque la gente se haya adaptado a lo que los psicólogos llaman la auto-presentación
o el señalar la maravillosa naturaleza de lo propio. Mientras que la gente
siempre dice cosas buenas sobre sí mismos en las conversaciones tradicionales y
deja comentarios desagradables para los demás, hoy son más diligentes en correr
la voz a través de medios escritos, como correos electrónicos, Facebook y
Twitter.
"En la mayoría de las conversaciones orales, no tenemos
tiempo para pensar exactamente lo que hay que decir correctamente",
explica el Dr. Berger. "Llenamos los espacios de conversación diciendo lo
que es más importante. Pero cuando uno escribe algo, uno tiene tiempo para construir
y refinar lo que dice, lo que implica más auto-presentación ".
A mayor audiencia,
las personas tienden a decir cosas más positivas, sin embargo sus sentimientos
podrían ser otros…
Experimentos del Dr. Berger han demostrado que las personas
dicen cosas más positivas cuando están hablando a una audiencia mayor, en lugar
de a una sola persona, un resultado que ayuda a explicar algunos comentarios entre
amigos sobre “vacaciones apremiantes, sin descanso” que aparecen en Facebook.
Pero, ¿toda esta positividad realmente hace que el público
sienta mejor? No necesariamente. Un estudio realizado en Utah demuestra que las personas que
pasan más tiempo en Facebook, tienden a pensar más que la vida es injusta
y que son menos felices que sus eventuales "amigos".
Resultados similares han sido observados en Alemania por un equipo dirigido por Hanna Krasnova, querecientemente informó de una "naturaleza desenfrenada de envidia" yotros "emociones odiosas" entre los grandes usuarios de Facebook.
"La presencia y propagación de envidia en las redes
sociales inclina a pensar en la insatisfacción de la vida", concluyen los
investigadores alemanes, que describe este fenómeno como "la espiral de
auto-promoción de la envidia".
Esa espiral difícilmente suena como una tendencia positiva.
Existe una forma rápida de revertirla: encender la televisión. Los medios de
comunicación de masas, los productores y editores, tienen un método confiable
para calmar la envidia. Una vez que han recorrido el mundo traen la calamidad y
el caos en la sala de estar, donde las personas que no salen de casa y se
dedican a ver televisión verán que siempre hay alguien, en alguna parte,
haciendo algo peor.
Una versión de este artículo apareció impreso el 19 de marzo
de 2013, en la página D3 de la edición
del New York Times con el siguiente titular: Good News Beats Bad on Social
Networks.
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