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domingo, 24 de marzo de 2013

¿Cómo es que tu riqueza y salud se ve afectada por tu idioma?


¿Está tu futuro próximo, o lejano?
Imagen: iStock / Andrejs Pidjass

Un estudio internacional sugiere que las forma del idioma moldean nuestras forma de pensar y por ende el como planeamos llegar al futuro


Por Ozgun Atasoy [1] 
Revista Cientifica Americana, 
(traducción Jorge Contreras)

¿Acaso el idioma que hablamos determina qué tan saludables y ricos vamos a ser?

Una nueva investigación de Keith Chen, de la Escuela de Negocios de Yale sugiere que sí. La estructura de las lenguas afecta nuestros juicios y decisiones sobre el futuro y podría tener dramáticas consecuencias a largo plazo.

Ha habido mucha investigación sobre cómo se aborda el futuro. Por ejemplo, los  famosos estudios de malvavisco de Walter Mischel y sus colegas mostraron que la capacidad de resistir a la tentación permite predecir los éxitos a futuro. Niños de cuatro años de edad, recibieron un malvavisco y se les pidió que si no los comían  y esperaban al regreso de los encargados de la prueba, iban a recibir dos malvaviscos en vez de uno. Los estudios de seguimiento mostraron que los niños que fueron capaces de esperar por una mayor recompensa futura se convirtieron en más exitosos  jóvenes adultos.

Resistir a nuestros impulsos por el placer inmediato es a menudo la única manera de lograr resultados que son importantes para nosotros. Queremos mantener una figura delgada, pero también queremos esa última rebanada de pizza. Queremos una jubilación cómoda, pero también queremos conducir ese coche deslumbrante, ir en ese viaje de ensueño, o conseguir esos zapatos magníficos. Algunas personas son mejores para controlarse y esperar por la gratificación antes que otros. Esa gente tiene una mejor oportunidad de acumular riqueza y mantener un estilo de vida saludable. Ellos son menos propensos a ser impulsivos compradores o fumadores o a mantener relaciones sexuales sin protección.

Los recientes hallazgos de Chen sugieren que un factor poco probable, el lenguaje, afecta en gran medida nuestro comportamiento orientado al futuro. Algunos lenguajes distinguen fuertemente el presente y el futuro. Otros idiomas distinguen débilmente el presente y el futuro. Una investigación reciente de Chen sugiere que las personas que hablan lenguas que distinguen débilmente el presente y el futuro están mejor preparados para el futuro. Estas personas acumulan más riqueza y son capaces de mantener mejor su salud. La manera en que estas personas conceptualizan el futuro es similar a la forma en que conceptualizan el presente. Como resultado de ello, el futuro no se siente muy distante y es más fácil para ellos el actuar de acuerdo con sus intereses futuros.

Idiomas diferentes tienen diferentes maneras de hablar del futuro. Algunos idiomas, como el inglés, el coreano y el ruso, exigen a sus hablantes nativos referirse al futuro de forma explícita. Cada vez que  nativos del idioma inglés hablan acerca del futuro, tienen que usar los marcadores de futuro, tales como "voluntad (will)" o "ir a (going to)". En otros idiomas, como el chino mandarín, japonés y alemán, los marcadores de futuros no son imprescindibles. El futuro se habla a menudo de forma similar al presente y se entiende el significado por el contexto. Un orador mandarín que va a asistir a un seminario podría decir: "Wo qu ting jiangzuo ", que se traduce como "Voy escuchar el seminario". Lenguas como el inglés constantemente demandan que sus hablantes nativos recuerden que los acontecimientos futuros son distantes. Para los hablantes de lenguas como el mandarín el futuro se siente más cerca. Como consecuencia de ello, resistirse a los impulsos inmediatos e invertir en el futuro es más fácil para los hablantes de mandarín.

Chen analizó datos individuales de 76 países desarrollados y en desarrollo. Estos datos incluyen las decisiones económicas de la gente, como el ahorro de dinero del año anterior, los idiomas que hablan en el hogar, la demografía y factores culturales como "el ahorro es un valor cultural importante para mí." También analizaron datos a nivel individual en la gente jubilada, los hábitos de fumar y de hacer ejercicio, y la salud general de personas de edad avanzada. Por último, analizaron datos a nivel nacional que incluía tasas nacionales de ahorro, PIB del país y las tasas de crecimiento del PIB, la demografía en los países y la proporción de personas que hablan idiomas diferentes.

Las tasas de ahorro de las personas se ven influenciadas por diversos factores como sus ingresos, nivel de educación, edad, filiación religiosa, los sistemas legales de sus países, y sus valores culturales. Después de considerar estos factores, resultó que el lenguaje influye en las tasas de ahorro de las personas de gran manera. Hablar un idioma que tiene marcadores obligatorios sobre el futuro, tales como el inglés, hace que un  30% de la gente este menos propensa a ahorrar dinero para el futuro. Este efecto es tan grande como el efecto del desempleo. Estar desempleado disminuye la probabilidad de ahorro en un 30 por ciento.

Similar análisis mostró que hablar una lengua que no tiene marcadores obligatorios sobre el futuro, como el mandarín, hace que las personas acumulan más activos de jubilación, fumen menos, hagan más ejercicio, y en general tengan una vejez más saludable. Las tasas de ahorro nacional de los países también se ven afectados por el lenguaje. Tener una mayor proporción de personas que hablan lenguas que no tienen marcadores obligatorios sobre el futuro hace que las tasas nacionales de ahorro sean más elevadas.

Esta es una manera poco convencional de explicar las decisiones de ahorro y consumo de las personas y comportamientos relacionados con la salud. Los factores más convencionales incluyen factores de disposición, situacionales, motivacionales y culturales. Los estudios de los malvavisco muestran que factores de disposición, como el ser capaces de esperar una gratificación son habilidades innatas. Otras investigaciones han examinado los factores situacionales. Por ejemplo, los investigadores han demostrado que simplemente reorganizando la colocación de los alimentos y bebidas en una cafetería se puede mejorar las ventas de alimentos saludables. Otra investigación se centró en los factores motivacionales. Las personas a menudo tienen que frenar sus deseos actuales de consumo con el fin de alcanzar una meta futura de estar fuera de toda deuda. Los investigadores han demostrado que el cierre de pequeñas cuentas de deuda da un sentido de logro al principio, aumenta la motivación y aumenta la posibilidad de deshacerse por completo de la deuda. El efecto motivacional es beneficioso aún si el cierre de pequeñas cuentas de deuda no tiene sentido económico, por ejemplo, cuando las cuentas de la deuda más grandes tienen mayores tasas de interés unidos a ellos. Otros estudios han investigado los factores culturales. Se ha argumentado que los estadounidenses gastan más de lo que necesitan porque quieren emular los estilos de vida y patrones de gasto de las personas que son mucho más ricos que ellos. Loa descubrimientos de Chen sugieren que tal vez deberíamos concentrarnos más en cómo hablamos acerca del futuro con el fin de mejorar nuestras toma de decisiones.

Estos resultados proporcionan evidencia de la relación lenguaje-cognición, lo que ha suscitado cierta controversia entre los investigadores. Los primeros pensadores del siglo 20, como Ferdinand de Saussure y Ludwig Wittgenstein fueron los primeros en argumentar que el lenguaje puede afectar la forma de pensar y actuar. Más recientemente, Steven Pinker argumentó que pensamos de una gramática universal y que los lenguajes no dan forma significativa a nuestro pensamientos . La cuestión sigue siendo objeto de acalorados debates.

A un nivel más práctico, los investigadores han estado buscando formas de ayudar a las personas para que actúen de acuerdo con sus intereses a largo plazo. Recientes hallazgos sugieren que hacer sentir que el futuro esta más cerca del presente, podría mejorar el comportamiento orientado hacia el futuro . Por ejemplo, los investigadores presentaron recientemente las personas con las representaciones de sí mismos en el futuro hechos con algoritmos de progresión de edad para prever cómo iba a cambiar la apariencia física con el tiempo. Un grupo de participantes vio una representación digital de su presente en un espejo virtual, y otro grupo vio una versión de su edad transformada en el futuro. Aquellos participantes que vieron la versión transformada de la edad de su futuro destinaron hipotéticamente más dinero a una cuenta de ahorros. La intervención trajo al presente el futuro de la gente y como resultado ellos buscaron ahorrar más para el futuro.

Las investigaciones de Chen demuestran que el lenguaje estructura nuestros pensamientos relacionados al futuro. El lenguaje ha sido utilizado para alterar la percepción del tiempo con efectos sorprendentes. Ellen Langer y sus famosos colegas mejoraron la salud física de las personas mayores mediante intervenciones sencillas como el pedirles hablar sobre los acontecimientos de hace veinte años como si estuvieran sucediendo ahora. Hablar del pasado, como si se tratara del presente cambio la mentalidad de las personas y su forma de pensar afectó sus estados físicos. La investigación de Chen apunta a la posibilidad de que la forma en que hablamos sobre el futuro puede dar forma a nuestra mentalidad. El lenguaje puede desplazar el futuro hacia delante y atrás en nuestro espacio mental y esto podría tener influencias dramáticas en nuestros juicios y decisiones.




[1] Ozgun Atasoy es un candidato al doctorado en el Departamento de Marketing de la escuela de administración de la Universidad de Boston. Sus investigaciones se centran en las decisiones financieras que la gente hace.

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