Las variables inseguridad y mercado de drogas generadoras de la
violencia en Colombia y
posteriormente en México, están ahora presentes en el Perú.
La producción de
droga avanza…..
El reporte 2011 de la Oficina de control de drogas de las
Naciones Unidas señala que el VRAE
estaría produciendo el 55 % de la producción nacional de hoja de coca y hasta
el 2011, incluyendo las áreas erradicadas habría un aumento de 5.2% en la
producción[1].
A ello se une las declaraciones que indican que el Perú no solo es el primer productor de
hoja de coca, sino también el principal productor de cocaína en el mundo, con
325 toneladas anuales (en tanto que Bolivia y Colombia producen 265 y 195
toneladas, respectivamente)[2].
Rechazo político a
los proyectos persiste…..
A la estrategia de
rechazo a los proyectos energéticos y de minerales llevado a cabo por
los llamados Frentes de Defensa desde el 2011, ahora se unen los grupos armados de la zona del VRAE.
La violencia armada dedicada a la producción de droga y a
ataques esporádicos a las patrullas militares, ahora dirige su atención al proyecto energético de Camisea,
una actitud que bien podría denotar una estrategia hacia la generalización de
la violencia.
Lo anecdótico del
caso…..
La situación tiene visos en los que, sin mayor reflexión, se
habría llegado a la decisión de instalar bases contrasubversivas, .
En el caso del ministerio del interior, funcionarios habrían admitido que el reciente ataque contra los helicópteros en el Cusco, se debió a
una desinteligencia entre las fuerzas del orden y la empresa, como si la
empresa fuera la única fuente de información principal y agregó que “esta
situación ya está superada, que están trabajando coordinadamente con la
empresa, como si nada hubiera pasado[3].
En el caso del ministerio de defensa, funcionarios habrían declarado
"Con la reunión que hemos tenido con los directivos de la empresa, vamos a
voltear esa pagina de manera inmediata y trabajar para la seguridad y
operatividad del gasoducto"[4].
Lo cierto es que acaba de producirse una nueva incursión[5],
donde un grupo armado a declarado algunas áreas como “zonas liberadas”, hechos que están despertado la atención e interés de los
simpatizantes políticos y
terroristas presos relacionados a Sendero.
Un paso hacia la
Colombianización?....
La reciente decisión política de instalar bases protegiendo
el gaseoducto constituye un esquema caracterizado por una postura estática y
defensiva que corre el riesgo de dar paso a una progresiva militarización de la
zona, en otros términos a una colombianización del VRAE.
Las experiencias de Colombia en cuanto a producción de droga
y chantaje son similares a las de Camisea. En Colombia, el oleoducto de Caño Limón sirvió como estrategia
de fortalecimiento de los grupos terroristas[6]
del Ejercito de Liberación Nacional (ELN), de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), y contribuyó a la creación de grupos de paramilitares
y comités de autodefensa armados. La situación tiene características muy
similares a las vividas hoy en día en el VRAE, en donde la llamada rama militarizada
de Sendero, se ha dado maña para sobrevivir al amparo del trafico de drogas y
del chantaje, y claro está, que habiendo reconsiderado sus opciones, su reciente
incursión nos podría estar demostrando otras capacidades y otros objetivos.
Consideramos que el atender las necesidades de seguridad del proyecto energético a
través de la protección estática es un esquema desfavorable, que carece de una
estrategia, conlleva un reconocimiento implícito de la amenaza, a la que aun no
se decide enfrentar, y que sienta
las bases de una visible militarización de la zona, que crecerá conforme la
violencia vaya en escalada.
La situación de la población, esa audiencia social y sus
autoridades entre dos fuegos, de por si con una postura pasiva con respecto al
terror, y donde la complicidad con
la dirigencia terrorista en el caso del ataque a los helicópteros fue un
secreto a voces, también se verá afectada, por las zonas de restricción y
riesgo que influenciaran en sus actividades.
Así que el llamado para luchar contra de esta lacra no sólo
debe ser de unión de todos los sectores, sino debe comprender Políticas
dinámicas de gestión....
[6] En Colombia,
los grupos armados paramilitares y guerrilleros del ELN y las FARC convirtieron
el oleoducto en su fuente de fortalecimiento y financiación.
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