Lima estuvo de fiesta el 20-04-1851 al realizarse por vez
primera en la ya bastante avanzada vida republicana el cambio entre dos
presidentes constitucionales, los generales Ramón Castilla y Marquesado
(1797-1867) y José Rufino Echenique Benavente (1808-1887). Éste, anteriormente,
había ejercido la presidencia del Consejo de Estado (1845) por dos veces
consecutivas; había sido ministro de Guerra (1846) en el saliente gobierno, y
elegido asimismo primer vicepresidente de la República.
En consecuencia, hubo una estrecha relación política, amical
y hasta casi familiar entre Castilla y Echenique. Ambos se habían casado con
dos ilustres y adineradas damas arequipeñas de la más alta alcurnia. El
primero, con doña Francisca de Diez Canseco, y el segundo, con doña Victoria
Tristán.
¿Qué pasó para que
todo ello se destruyera?
Echenique Benavente
El nuevo mandatario pertenecía al Partido Conservador y era
un campechano agricultor bastante solvente, nacido en Putina, Azángaro, Puno.
Por ahí se decía que su lugar de origen estaba en Bolivia, dicho que,
posteriormente, esgrimirían sus enemigos y adversarios políticos. Empero, la
verdad fue que José Rufino, de niño, en medio de las convulsiones de la etapa
independentista, se perdió o lo raptaron y fue criado en una comunidad aimara
hasta que lo devolvieron al hogar paterno.
Este señor provinciano y amigo de una vida tranquila ingresó
en la política sin buscarlo: “Sea por pequeñez o insuficiencia nunca me dominó
la idea de gobierno y de hacerme de ese modo a los compatriotas, y si alguna
vez contribuí a ello y me presté fue solo arrastrado por las circunstancias”,
tal como afirmaría en sus Memorias. [1]
Al día siguiente de efectuarse el cambio de mando, empezaron
las revueltas. La ciudad se encontraba aún bajo la modorra del festejo y
continuaban encendidos los lamparones de la regia mansión de doña Victoria
Tristán, perteneciente a una de las familias más ricas del Perú y esposa del
flamante presidente.
Ella era hija de Juan Pío Tristán y Moscoso (1773-1859),
nombrado último virrey del Perú después de la Capitulación de Ayacucho por los
caciques del Cusco (que desconocieron el acuerdo del mariscal De La Serna) por
ser el militar de la más alta graduación del ejército realista, y estar
consignado su nombre en el Pliego de Providencia, como afirma el ilustre
historiador del Derecho peruano y maestro sanmarquino Juan Vicente Ugarte del
Pino, ex presidente de la Corte Suprema del Perú, ex decano del Ilustre Colegio
de Abogados y ex decano de la Facultad de Derecho de la UNMSM.
Rufino Echenique ganó las elecciones presidenciales teniendo
como contendores a los mariscales Antonio Gutiérrez de la Fuente y Manuel
Ignacio de Vivanco, y al rico agricultor iqueño Domingo Elías, llamado el
“Amigo del Pueblo” y fundador del Partido Progresista, quien se convertiría en
su más acérrimo enemigo. Su período de gobierno estaba fijado desde 1851 hasta
1855, es decir, cuatro años, tal como lo estipulaba la Constitución de 1839.
Mandato
Durante su breve gobierno, ensombrecido por una serie de
hechos sociopolíticos y económicos generados por los liberales, se aprobaron
los primeros códigos Civil (1852) y de Enjuiciamiento Civil del Perú (...),
construyó las carreteras Cusco-Arequipa, Arequipa-Matarani y concluyó la vía
férrea Tacna-Arica, además de dotar a Lima del servicio de alumbrado de gas. Un
grave error del que más tarde lo acusarían sus detractores fue la entrega de
territorio nacional al Brasil a través del tratado Herrera-Da Ponte Ribeiro,
siendo este uno de los actos internacionales más discutidos de nuestra historia
diplomática.
Sin embargo, la piedra de choque que mancillaría su mandato
fue el escándalo de la consolidación de la deuda interna, arma que utilizarían
sus contrincantes para atacarlo, especialmente, el general Castilla, quien,
según opinión de Ugarte del Pino, no le perdonó jamás el no haberse dejado
manipular por él. Esta deuda estuvo avalada en seis millones de pesetas por
Ramón Castilla, pero durante el gobierno de Echenique se elevó a 24 millones,
basándose en documentos y recibos apócrifos.
La deuda interna, como nos señalara el también ilustre
historiador y maestro universitario José Agustín de la Puente y Candamo [2],
consistía en el pago que el Estado se comprometía a efectuar a los que
participaron en la guerra de la independencia como una compensación económica
por sus servicios.
Rufino Echenique fue continuamente satirizado en panfletos y
caricaturas, además de tener que enfrentar una serie de motines en diversas
partes del país, los que duraron once meses y dejaron como saldo más de 4,000
muertos y un gran perjuicio económico para el Estado-nación, hasta que,
finalmente, el general Castilla, apoyado por el general Miguel de San Román y el
liberal Domingo Elías, le derrotó en el encuentro militar de La Palma
(5-01-1855), sustituyéndole en el poder. Castilla y Marquesado asumió
provisoriamente la presidencia del Perú, por segunda vez. Empero, ahora era con
el respaldo de los liberales y del pueblo.
Juicio de Residencia
El derrocado presidente fue deportado a Nueva York y desde
esa ciudad envió una carta al presidente de la Corte Suprema, fechada el
25-02-1855, ofreciendo someterse al Juicio de Residencia, sistema que pervivía
desde el Virreinato, para dar cuenta pormenorizada de su mandato. Ugarte del
Pino manifiesta que ningún virrey se iba a su casa sin rendir cuentas ante el
Tribunal Mayor de Cuentas por intermedio de un Juicio de Residencia; ambas
instituciones se perdieron con los años, lamentablemente, subraya.
Como señala el investigador Augusto Medina [3],
el 10-04-1855, Castilla anuncia que Echenique puede retornar al país contando
con todas las garantías. La Convención Nacional, a solicitud del gobierno, aprueba
el 23 de noviembre del mismo año la ley para “abrir juicio a Echenique y a sus
más cercanos colaboradores”, en el proceso de Juicio de Residencia, tal como lo
estipulaba la Constitución de Huancayo de 1839, correspondiéndole a la Corte
Suprema ventilar el proceso en mención.
Durante este ínterin se formaron varios grupos a favor de
Echenique en Arequipa, Cusco, Moquegua y Tacna, quien apremiado por sus
seguidores retorna al Perú el 24-03-1861 e ingresa por el sur del país; en
Islay, fue reconocido por el capitán del puerto, y avisado de este hecho el
gobierno, las autoridades dispusieron apresarlo y conducirlo a un barco de
guerra que lo llevó hasta la isla de San Lorenzo.
¿Por qué se le
detiene? La supuesta justificación estribaba en que venía a incitar al pueblo a
la rebelión contra el gobierno de Castilla, tal como lo especificó el ministro
Manuel Morales en una Nota a la Secretaría de la Cámara de Diputados, en la que
pidió tomar medidas y denunciarlo ante el juez del Crimen del Callao, por sus afanes
subversivos. Documentación fechada el 6-04-1861, en respuesta al pedido de un
informe sobre el caso que hiciera el Congreso al Poder Ejecutivo.
Empero, hay cosas importantes que debemos precisar
jurídicamente. Cuando Echenique fue detenido en 1861, ya no estaba vigente la
Constitución de 1839, sino la de 1860, que, a su vez, abrogó la de 1856. En
estas dos últimas, ya no figuró el Juicio de Residencia, sino el Juicio de
Responsabilidad para el Presidente de la República, pero, en cambio, sí seguía
vigente la ley dada el 23-11-1855 para que se efectuara este juicio, como anota
Augusto Medina en su Inicios del Control Político Parlamentario en el Perú.
La Defensa
Doña Victoria Tristán de Echenique elevó un recurso al
Congreso Nacional pidiendo se pusiera en libertad a su esposo, pues no existía
orden judicial de detención, aclarando y recordando que su venida al Perú fue
justamente para someterse al Juicio de Residencia, de acuerdo con la ley que
mencionamos líneas arriba. En verdad, si éste demoró tantos años en ejecutarse
fue seguramente porque el ex presidente se hallaba fuera del país.
El Congreso admitió el Recurso y la Cámara de Diputados, el
29-04-1861 –veintitrés días después– acordó en su sesión que se dé inicio al
juicio y el juez del Crimen del Callao lo absolvió al no poder probar los
cargos de conspirador. Ordenó se “sobresea” el caso y, consecuentemente, le
dejó en libertad. La Corte Superior confirmó esta sentencia; empero, apelada,
quedó sin resolución. No obstante, se especuló entonces que los amigos
conservadores de Echenique tenían el control tanto del Poder Legislativo como
del Judicial.
Pero, Castilla era Castilla; trejo, audaz y autoritario. Vio
con temor que Echenique volviera libremente a la política, por lo que dispuso
que le desterraran a Valparaíso. Le tomarían nuevamente preso en la misma hora
en que debía ser puesto en libertad. En efecto, el 12-08-1861 se acusa a
Echenique de querer alterar la tranquilidad del Perú y por ello “se le aleja
temporalmente”.
Castilla concluyó su mandato en 1862. Echenique retornó al país. En sus
Memorias, éste apunto: “No sé por qué la Corte no lo determinó así y dejó el
asunto indefinidamente aplazado y sin resolución”, y, más adelante, agrega,
“aunque desengañado con tal procedimiento, tuve que resignarme a ello para que
no se me atribuyan fines de ambición”.[4]
¿Cuál fue la verdadera razón de este proceder de Castilla?
Hay que señalar que la instauración de la República, como lo recuerda el
maestro Ugarte del Pino, se realizó sin transición alguna y sin un modelo
directo, por tanto, se estaba inventando por decirlo así a la Patria, era una
etapa de completa anarquía, como también lo acota acertadamente De la Puente y
Candamo, quien precisa que “los protagonistas del nuevo Estado quisieron crear uno
donde pudieran crecer las futuras generaciones ejemplarmente, pero cometieron
muchos errores debido a su apasionamiento.”
Habla Bryce Echenique
Alfredo Bryce Echenique, nacido en Lima el 19-02-1939, es
uno de nuestros más calificados escritores y además abogado; es tataranieto por
línea materna de José Rufino Echenique Benavente, a quien veladamente se refiere
en una de las novelas peruanas más importantes de la segunda mitad del siglo
XX: Un mundo para Julius (1970), cuando la madre de Julius advierte al niño que
no se acerque a la carroza: “Cuidado, no la toques, está llena de telarañas.
Era del bisabuelo cuando fue presidente de la República.”Queriendo conocer la
opinión de nuestro ilustre escritor y profesor respecto a su tatarabuelo, le
enviamos este cuestionario a través del Área de Prensa del Grupo Santillana
(señorita Melina). Tuvo la inmensa generosidad y amabilidad de respondernos.
“Querida Melina. Allá va este extraño cuestionario con sus respuestas. Cariños.
Alfredo Bryce Echenique.”
CUESTIONARIO
1. ¿Qué concepto tiene usted de José Rufino Echenique
Benavente, al margen de su parentesco con él?
Fue un excelente agricultor, dueño de la gran hacienda
Monterrico. Tengo entendido que su suegro, Pío Tristán, lo metió en política.
Craso error.
2. Echenique fue un conservador, por tanto los liberales le
odiaban, ¿no cree que ello influyó en los cargos que se le imputan?
Lo ignoro por
completo.
3. ¿Los falsos recibos que elevaron la suma de los seis
millones de pesetas como deuda de la guerra de la independencia a 24 millones
serían solo responsabilidad de Echenique?
Nada le puedo
decir de un dato que desconozco y me sorprende sobre todo por la gran
diferencia entre ambas sumas.
4. ¿Qué imagen tiene de doña Victoria Tristán, valerosa
defensora del derrocado presidente, su esposo?
Literalmente,
tuve una imagen solo física de ella: un cuadro que mis hermanos descartaron y
me endosaron a mí. En mi casa, la verdad, no duró mucho.
5. ¿Cuál, si hay alguno, sería el legado de José Rufino
Echenique?
Probablemente,
sus Memorias. A Alberto Tauro del Pino, Raúl Porras Barrenechea y Julio Ramón
Ribeyro les gustaban mucho. Eso lo recuerdo muy bien, y fueron ellos los que me
indujeron a leerlas.
6. Fuera de nombrarlo en Un Mundo para Julius, ¿piensa tomarlo
en cuenta posteriormente?
No recordaba
haberlo nombrado en esa novela. Es cierto que se habla de un bisabuelo
presidente, pero la verdad es que yo no pensaba en Echenique para nada. Además,
fue mi tatarabuelo. En cuanto al futuro, puedo usarlo, sí, pero sólo
literariamente.
7. Un comentario final
Fue juzgado,
reivindicado y rehabilitado por el Congreso del Perú y murió pobre. También
volvió a la agricultura.
[1] BASADRE G.
Jorge. Historia de la República del Perú (1822-33) Tomo IV. Octava edición, en
Memorias de Echenique.
[2] CREVOISIER,
María Luz, en “Absolución del presidente Echenique”, Diario Oficial El Peruano. Lunes, 4-05-2009. Página de
Opinión.
[3] MEDINA,
Augusto, “Inicios del Control Político Parlamentario en el Perú a través de dos
hechos históricos: el Juicio de Residencia de Ramón Castilla y Rufino Echenique”,
en Derecho y Cambio Social.
[4] Ibid.
de niño no fue raptado ni secuestrado, ante el saqueo y asesinato de sus padre por los levantamientos de Pumacahua, su nana o criada de la casa lo hizo pasar por su hijo y lo crio hasta que un vecino criollo o vio y notifico a su familia en lima ..a razgos cortos de sus memorias
ResponderEliminarGracias por su comentario, le agradecería si puede usted proporcionar la fuente de esta información.
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