Los escándalos de venta de armas[1], de proveedores de Estados Unidos, con conocimiento de la ATF, autoridad de control de armas y contando con una fuerte subvención económica del congreso, (en más de 76 millones de dólares[2]) de estados unidos, a los testaferros de los carteles Mexicanos y otros conocidos de Centroamérica (caso Honduras), no terminan de conocerse, soportan ya una investigación congresal en Estados Unidos y la demanda de las autoridades Mexicanas[3]. Un primer escándalo se develó al conocerse que las mismas autoridades de la ATF recibieron “ordenes” de permitir el ingreso de armas a México, esto sucedió en Arizona y al plan se le nombra como “Rápidos y Furiosos” (2009), otro en Tampa, Florida, se le nombra como “Náufragos” (2010), ahora un tercer escándalo se acaba de descubrir en Texas (2011) al que aún no le ponen nombre. La sugerencia para este último escándalo de venta de armas en Texas es el llamarlo “Asesinato a sangre fría” pues, estas armas de procedencia norteamericana, de Lancaster, Texas, sirvieron para asesinar a los agentes Zapata y Avila, de las Patrullas de Fronteras de los Estados Unidos.
Desde hace un buen tiempo las autoridades estatales conocen de la venta de armas hacia los carteles de México y Centroamérica, simplemente se hicieron los desentendidos. Consultados algunos conocedores locales simplemente alegan que hay un componente racista, “Véndanle armas a los mexicanos y centroamericanos para que se maten entre ellos”. Sin embargo, la situación se revirtió ante la muerte de los agentes norteamericanos. En la actualidad, se desconoce el número exacto de armas vendidas ilegalmente a testaferros de los carteles de la droga, el número en los últimos años, sobrepasa los millares y el mismo gobierno del presidente Obama considera que en un alto porcentaje las armas son de procedencia de los Estados Unidos[4].
Según conocedores, lo más criticable es que la actual administración de gobierno, las autoridades estatales, de justicia y las organizaciones nacionales de armas, están discutiendo alrededor de una “solución mediocre, a medias”, referida a la prohibición de la venta de rifles de asalto y de tiro de precisión (estos últimos conocidos como de tirador emboscado o snipers), sin embargo, no lo hacen con la munición, lo cual no contribuirá en nada a influir sobre las armas que ya están en poder de los carteles de traficantes en México.
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