El último sábado 24 de setiembre, Walter Oyarce, un joven de 20 años, murió como producto de una pelea entre fanáticos de Alianza Lima y Universitario, y como consecuencia de una caída desde lo alto de un palco en el Estadio de la U (Universitario) también conocido como el estadio monumental de Lima.
Mientras algunos ya se apresuran a afirmar esta responsabilidad no es mía, como el dirigente de Universitario que afirmó que la “U” no tiene acceso a los palcos, ya que son privados, por ello, su club no es responsable de la tragedia. Algunos testigos ya adelantan los informes de los posibles culpables. Las autoridades, hacen lo propio, condenan el asesinato del aficionado y anuncian drásticas sanciones para impedir más tragedias por la violencia de las hinchadas y barras bravas.
Lo cierto es que las barras bravas, hinchadas, pandillas son por un lado, la demostración de lo que hay en el cerebro de una gran parte de nuestros jóvenes, y por otro, el resultado de una pobre educación, poco deporte y una consecuente función cerebral “no desarrollada a plenitud”.
Todo ello se traduce en jóvenes mediocres, con rasgos inmaduros cuyos estados emocionales todos los conocemos sin identificarlos.
Según el Programa "La mente de los Jóvenes" (The Teenage Brain). Aquí algunos de los aspectos inmaduros de los jóvenes:
- Dificultad para planificar, para sentar prioridades (dificultad para tomar decisiones sabias).
- Dificultad para prevenir consecuencias.
- Dificultad para controlar los impulsos.
- Dificultad para manejar la presión social.
- Dificultad para interpretar a otros, para interpretar las presiones y motivos de otros.
- Vida bajo alta presión, condiciones desiguales de “recompensa”, e interés en solo novedades.
- Elevado nivel de relaciones emocionales.
- Jóvenes con tendencia a conductas de alto riesgo.
- Tendencia a la competencia desleal.
- Modelo de decisión del tipo exagerado. (O seguro o inseguro, O blanco o negro, O bueno o malo, sin términos medios).
En términos de Seguridad Ciudadana
Quizás solo nos queda ejercer “control” a las generaciones que perdimos hasta que estas a través del “tratamiento” se recuperen y llevar a cabo “prevención” para evitar que las nuevas generaciones se pierdan.
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