Es indudable que luego de las declaraciones de diversos representantes y autoridades del Gobierno sobre el tema de haber “tomado el toro por las astas”, la decisión del actual gobierno es clara con respecto a la actividad terrorista, al narcotráfico y a los “non santun” objetivos de estas amenazas a la seguridad.
El otorgar la capacidad de control operativo a las Fuerzas Armadas en la zona del VRAE es un factor importante que se añade. Esta decisión corta a futuro la proliferación de grupos armados y actividad de narcotráfico en esta zona. La situación del Huallaga, no dista de ser similar.
Las autoridades y las Fuerzas de Seguridad, antes de emitir estas disposiciones demuestran que han evaluado la decisión y emitido los planes correspondientes para evitar amenazas cuyas posibilidades crecen.
Para los grupos en armas en el campo como para sus seguidores en la ciudad, así como para los que optan por la opción política con las mismas ideas, detrás del terrorismo blanco de setiembre, queda al descubierto su singular política de interés en la protección al trafico de drogas y la libertad de terroristas, que ante el cierre de sus expectativas trae consigo el riesgo de más ataques arteros y a mansalva.
Solo les queda la posibilidad de continuar sus amenazas, promover la inestabilidad y porque no, la fuga de las cárceles.
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