Por Juan Pablo Gordillo [1]
Cuando empieza el año, la mayoría de los periódicos de la
región tiende a hacer un balance sobre los distintos eventos de criminalidad e
inseguridad del año anterior. Una suerte de diagnóstico de por qué sucedió,
cuántas personas perdieron la vida, cuántos salieron lesionados y cuántos
requirieron de atenciones especiales (por abuso sexual, maltrato intrafamiliar,
violencia doméstica, trata).
Todos los ciudadanos percibimos cómo la
delincuencia y la inseguridad nos tocan a la puerta de casa, a través de un
diario, una revista o un folleto producido por alguna institución nacional de
seguridad.
Como ejemplo ilustrativo, el mapa de la inseguridad en
América Latina nos muestra que cinco de dieciocho países tienen tasas
epidémicas de homicidio por encima de 30 según datos nacionales de 2011
reportados al IDH 2013,
mientras seis de dieciocho tienen homicidios por debajo de los 10 por 100.000
habitantes (ver gráfico I). Sin embargo, pocas veces nos preocupamos por la
calidad de los
datos que construyen esas informaciones. No sabemos exactamente
si aumentaron los homicidios, los accidentes de tráfico, los suicidios, las
muertes por arma de fuego, las riñas, o los problemas de convivencia entre
otros.
Gráfico I. Nivel de homicidios por cada 100.000 habitantes
según calificación OMS (2002).
Preocupado por el tipo de análisis y la condición del mismo,
el PNUD desde hace algunos años ha venido trabajando en la mejora de la calidad
de la información con procesos de creación de observatorios de la violencia,
capacitaciones en gestión de la información, y mejora del tipo de análisis de
estos indicadores de inseguridad para la producción de políticas públicas de
seguridad ciudadana y convivencia basadas en la evidencia.
En 2013 se logró apoyar a tres países con el fortalecimiento
institucional de las capacidades para el análisis y uso de información
-Bolivia, El Salvador y República Dominicana- y se fortalecieron los lazos
entre instituciones nacionales en otros países como Haití, Panamá, y Honduras,
generando acuerdos y memorándums de entendimiento que servirán para un
intercambio fluido de la información disponible.
Estas acciones se basaron en un enfoque de seguridad
ciudadana y convivencia centrado en las personas, a través del análisis de
eventos que afectaban a su integridad y vulneraban la vida y la propiedad.
Asimismo, se buscó que los distintos observatorios lograran comprender cómo
estos fenómenos y cifras se reflejan en cambios de comportamiento de los
ciudadanos, paralización social y miedo, que afectan al desarrollo de sus
plenas capacidades.
En el mismo año, el PNUD logró tejer una red de seis
observatorios metropolitanos de El Salvador, ampliar las capacidades de
intercambio sur-sur del Sistema Nacional
Integrado de Estadística Criminal (SIEC) de Panamá, y fortalecer los
vínculos con instituciones regionales que trabajan en sistemas regionales de
indicadores tales como:
- El proceso del Observatorio
del Sistema de Integración Centroamericano (OBSICA) que se formó en gestión
de la información de la mano del PNUD y
- El Sistema
Regional de Indicadores Estandarizados de Convivencia y Seguridad Ciudadana
(SES) del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) y el Instituto CISALVA
-del cual PNUD es socio estratégico-.
Tal y como señala el Informe de desarrollo
humano 2013: seguridad ciudadana con rostro humano, es fundamental
fortalecer las capacidades nacionales de gestión de la información, análisis de
datos, indicadores de seguridad ciudadana, y la coordinación institucional e
interinstitucional para la mejora de las políticas públicas basadas en la
evidencia. El reto actual para los gobiernos seguirá siendo hacer buenos
análisis, fomentar la recolección de datos de violencia de género y
feminicidios (ver gráfico II), difundir la información de calidad a los
ciudadanos, y ofrecer una variedad de herramientas que les permitan comprender
el nivel de afectación de algunas situaciones de seguridad y convivencia. Todo
esto será fundamental para poder empezar a tomar medidas participativas y
gestionar la seguridad desde los espacios comunitarios y locales hasta los
niveles nacional y regional.
Gráfico II. Nivel de información de feminicidios en la
región según reporte al IDH 2013.
Fuente: IDH 2013. PNUD.
Desarrollo propio a través de www.infogr.am.
Para más información sobre este trabajo, contactar a: rsclac.cpr@undp.org
[1] Formado en Ciencias
Políticas, con un posgrado en análisis de políticas públicas de la Universidad
Nacional de Colombia. Trabajó como asesor político e investigador de campo del
Sistema regional de indicadores Estandarizados de convivencia y Seguridad
ciudadana(SES) – instituto CISALVA, Universidad del Valle/BID. Ha liderado
equipos de trabajo en asesorías de cultura democrática, cultura ciudadana y
políticas públicas. Cuenta con experiencia en comunicación, campañas
pedagógicas y de educación ciudadana, seguridad y convivencia. Fue asesor de la
Federación Colombiana de Municipios –FCM- en intercambios de experiencias
significativas, con experiencia en gobiernos locales y hermanamientos municipales.
Ex
asesor en manejo de indicadores de violencia y cultura de paz en proyectos con
la GIZ Colombia. Ha participado en la elaboración de estudios de diagnósticos
en Seguridad y fuentes de la Información en Guyana y Jamaica. Coautor de
publicaciones en convivencia y cultura ciudadana durante su trabajo con la
corporación del exalcalde de Bogotá Antanas Mockus, así como de dossiers de
políticas y de coyuntura de la Universidad Distrital de Bogotá.
Actualmente
es Asesor Regional de Seguridad Ciudadana del PNUD para América Latina y el
Caribe, en Panamá.
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