Tomado de la Revista Jurídica del Diario
Oficial El Peruano
Entre los cambios más importantes que en
los últimos años se han suscitado en materia de regulación administrativa y
control penal para prevenir y sancionar actividades relacionadas con el lavado
de activos, adquieren relevancia los mecanismos normativos que persiguen la detección
de todas
aquellas operaciones que pueden ser consideradas como sospechosas o
inusuales. El interés tan particular por detectar esta clase de transacciones
se sustenta no solo en la posibilidad de identificar a las personas y empresas
que esconden fondos y activos de procedencia dudosa, sino también de
neutralizar el capital económico y las fuentes de financiamiento con que
necesitan operar la delincuencia y el crimen organizado.
El lavado de activos es uno de los
componentes más importantes que requieren todas aquellas personas o
empresas
que por distintas razones necesitan esconder sus ganancias y ponerlas a buen
recaudo de cualquier tipo de fiscalización, de modo muy particular cuando se
trata del producto del crimen y de toda actividad que opera y se encuentra al
margen de la ley [3].
No sin razón, el crimen organizado y los recursos económicos que maneja han
pasado a convertirse en uno de los problemas más relevantes que enfrenta la
comunidad internacional, a pesar de las reiteradas normas administrativas y
penales que se promulgan y de los esfuerzos que ponen en práctica cada uno de
los países.
■ Escenario
No es ninguna novedad afirmar que en los últimos
años el lavado de activos, a raíz de sus múltiples y cada vez más complejas
modalidades, ha adquirido mayores dimensiones y penetración en casi todos los
estamentos de las actividades comerciales y financieras, entre otras razones,
como resultado del crecimiento y permanente fortalecimiento de la delincuencia común,
el terrorismo, la corrupción y el crimen organizado, actividades todas de gran
alcance y que han encontrado en la globalización y la creciente interrelación
financiera internacional un excelente panorama particularmente propicio para
afianzar sus actividades [4].
La eficacia cada vez mayor con que operan los grandes mercados de capitales,
así como el crecimiento cuantitativo y cualitativo de las economías en los
diferentes países, plantean serios problemas de gran alcance que no solo deben
ser evaluados en el plano del desarrollo y crecimiento económico, sino también
respecto a las repercusiones económicas y estructurales desestabilizadoras que
estos programas tienen en el contexto social y político de los países.
A partir de la estrecha y creciente
interrelación económica, informativa y financiera entre los bloques económicos,
la criminalidad, como fenómeno global, se ha visto sobredimensionada por otro
tipo de factores que se vinculan más con el crecimiento de las relaciones
financieras, la bancarización de los negocios, el anonimato empresarial y la
digitalización generalizada de las actividades comerciales y de distinto
género. En cualquier lugar del planeta, por más distante que se encuentre, se
hace factible movilizar con relativa facilidad, eficiencia y rapidez grandes sumas
de dinero y trasladar capitales de un mercado o plaza financiera a otra, solo a
través de la pantalla de una computadora conectada a internet o a una red.
Las instituciones financieras, bancos,
bolsas de valores, casas de cambio y las empresas que brindan diferentes clases
de bienes y servicios, y en forma particular las compañías que operan en el
plano transnacional, han ido perdiendo el carácter de organizaciones
burocráticas y meras tenedoras de depósitos para convertirse en corporaciones
supranacionales integradas por cientos de personas y empresas que actúan de
manera anónima e interrelacionada, y que tienen entre sus objetivos
primordiales comercializar todo tipo de dinero y prestar servicios financieros
en el marco de la denominada inversión de capitales [5].
■ Tecnología
Los avances de la tecnología, las
transacciones electrónicas y otros medios de comunicación masivos, en el marco
de la llamada era digital, ponen de manifiesto la existencia de una infraestructura
financiera supranacional integrada por millares de bancos y empresas de
diferente naturaleza que pugnan para brindar
servicios más eficientes a sus clientes.
El advenimiento de lo que se ha descrito como
una economía de mercados especulativa se ha visto facilitada por las nuevas
tecnologías, que imprimen una celeridad sin precedentes a las relaciones
comerciales, coadyuvando de esta forma no solo a la despersonalización de los
usuarios, sino también al fortalecimiento
de la base económica del crimen
organizado, ahora considerado como fenómeno global.
Frente a la multitud de empresas
nacionales y transnacionales que compiten para brindar mejores servicios a sus
clientes se encuentran todas aquellas personas que se benefician de las
ganancias ilegales que produce el crimen organizado, esto es, los blanqueadores
de dinero sucio y, sobre todo, sus directos beneficiarios [6].
Por ello se está percibiendo en los últimos años el crecimiento de actividades
delictivas de gran alcance, como la corrupción, el tráfico ilícito de drogas,
el terrorismo internacional y el lavado de activos.
En un escenario de esta naturaleza,
interdependiente e indivisible, los capitales en fuga, el producto del delito,
la evasión tributaria, el dinero que busca intereses preferenciales, las cuantiosas
ganancias del crimen organizado, los fondos del terrorismo, el dinero
procedente de la corrupción gubernamental, el tráfico de drogas a gran escala,
las estafas masificadas o la simple compraventa especulativa de divisas son
solo algunos de los componentes que a su vez se pueden combinar, integrar y
entrelazar de manera sistemática con otras operaciones, como los pagos
contractuales y los grandes negocios en un vasto circuito de millones de transacciones
financieras y operaciones de todo género, con lo que resulta poco factible
apreciar diferencias sustanciales entre el dinero sucio y los negocios normales,
por la complejidad que está en juego y porque evidentemente son difíciles de
detectar.
Al mismo tiempo, el desarrollo del
llamado dinero electrónico o digitalizado, es decir, aquel que solo aparece en
forma de símbolos, números y dígitos en la pantalla de una computadora o una
terminal informática, permite no solo el desplazamiento digitalizado del dinero
o capital en grandes proporciones, sino la imposibilidad de conocer
certeramente al usuario y los objetivos que persigue. Por eso, no debe sorprendernos
que una creciente proporción de las transferencias de dinero a escala mundial se
hagan por vía electrónica, en vez de tener que trasladarlo físicamente de un
país a otro, como pasaba hasta hace algunos años, y que era una de las maneras
tradicionales de lavar dinero [7].
Considerando la importancia que para el desarrollo
de cualquier sociedad tiene el control del lavado de activos y de las
operaciones o transacciones financieras sospechosas, en especial por los
riesgos que implica para el normal desenvolvimiento de las relaciones
económicas, resulta imponderable una respuesta global, internacional e
inspirada en la corresponsabilidad de todos los agentes involucrados [8],
para cuyo resultado se requiere del diseño y ejecución de políticas
gubernamentales coordinadas para la prevención y detección del dinero sucio, como
parte de las premisas existentes entre los controles administrativos y la
aplicación de la ley penal contra el lavado de activos [9].
En la actualidad, la inteligencia
financiera es una herramienta sumamente útil para prevenir y fiscalizar el
lavado de activos y otras formas complejas de criminalidad, sobre la base del conocimiento,
la información obtenida y el análisis de los datos financieros que ofrecen pistas
decisivas en una investigación de esta naturaleza.
■ Dimensión delictiva
En el contexto nacional, la información difundida
por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) del Perú indica que al 2015 el tráfico
ilícito de drogas encabeza la mayor participación en lavado de activos con la
suma de 5,126 millones de dólares[10].
Algunas estimaciones señalan que la suma
total de fondos lavados en el mundo podría oscilar anualmente entre el 2% y el 5%
del producto bruto interno (PBI) mundial [11].
La nueva dimensión del lavado de activos es el delito global, resultado de la interconexión
de poderosos y sofisticados esfuerzos que aparecen asociados de manera conjunta
por todo el planeta, como un nuevo fenómeno que afecta a la economía, a la
política, a la seguridad nacional e internacional y a la comunidad global.
Aunque el tráfico de drogas es uno de los segmentos más importantes de la nueva
criminalidad global, la corrupción, el tráfico de armas y el lavado de activos
son actividades rentables. Se suma todo lo que produce valor agregado, como el
contrabando y la evasión tributaria.
Me refiero a una economía criminal que mediante
el lavado de activos se vincula con la economía formal penetrando en los mercados
locales e internacionales, constituyendo un elemento crítico ante una economía mundial
que se caracteriza por su volatilidad y fragilidad.
■ La cadena productiva
El lavado de activos y sus derivados se
han convertido en un componente significativo y preocupante por el flujo de
capitales financieros a escala global que de una u otra manera afecta a todos
los mercados nacionales e internacionales.
El Perú no estaría al margen de todas las
turbulencias que caracterizan el mercado global en el que se desenvuelve el
lavado de activos y otras actividades conexas.
Lo cierto es que el Perú, en las últimas
décadas, ha ampliado progresivamente su participación en los mercados ilícitos.
Este crecimiento ha estado basado
principalmente en la expansión y crecimiento en el tráfico ilícito de drogas a
gran escala, la minería ilegal, la corrupción, la informalidad, la evasión tributaria,
la tala ilegal y toda un amplia serie de otras actividades ilícitas que se
manipulan, dependiendo de las circunstancias, con fines económicos y políticos.
Entre estos delitos, el lavado de activos
aparece asociado a la cadena productiva,
entre otras razones, frente a la necesidad de
ingresar el dinero o los capitales sucios en el flujo de la economía nacional. [12].
[1] Jurista. Fundador de Lamas Puccio & Abogados. Integrante del
Grupo de expertos de la OEA en prevención y lavado de dinero
[2] Tomado del libro Lavado de activos y operaciones financieras
sospechosas. Autor: Luis Lamas Puccio. Instituto Pacífico, 2016.
[3] Desde junio del 2002 esta vigente en el Perú un nuevo marco normativo
referido a la detección y represión del delito de lavado de activos. Ley N°
27693 y Ley N° 27765.
[4] MARTÍN BARBERO, Isaac. Delincuencia económica, blanqueo de capitales e
inteligencia financiera, en Boletín Económico de ICE, N° 2808, mayo-junio,
Madrid, 2004, p. 25. Versión en línea: < bit.ly/1HgMHyH >
[5] SÁNCHEZ DE MOYA, Duce. La banca contribuye al fraude, en Jueces para la
democracia. N° 10, Madrid, 1999, pp. 9 y ss.
[6] BLANCO CORDERO, Isidoro. El delito de blanqueo de capitales, Pamplona,
1977, p.101.
[7] KURTZMAN,
Joel. The death of money, Simon and Schuster, Nueva York, 1993, p.11
[8] MARTÍN BARBERO. Delincuencia económica, blanqueo de capitales e
inteligencia financiera, cit,
p.25.
[9] Consideramos que el diseño de un plan nacional para la prevención y
represión del lavado de activos parece ser el mecanismo más conveniente y
adecuado para el tratamiento de un fenómeno de tales dimensiones.
[10] (FIN)
EGZ/ ASH. Publicado: 18/05/2015.
[11] TANZI,
Vito, Money Laundering and the International Finance System, International
Monetary Fund (IMF) Working Paper, N° 96/55, Washington D.C. IMF, 1996. Versión en
línea: <goo.gl/Y83JDN>, citado por ZEVALLOS/GALDOS. Elementos para el
análisis de las capacidades de control del lavado de activos, cit. p.186.
Versión en línea: <goo.gl/dqWb5g>
[12] ZEVALLOS T, Nicolás y Melina GALDOS F. Elementos para el análisis de
las capacidades de control del lavado de activos, en JUNGBLUTH M; Werner
(compilador), El Perú subterráneo, Desco, Lima, 2013. Versión en línea:
<goo.gl/dqWb5g>
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