Lo que podríamos considerar en occidente un hecho de extrema
irracionalidad, de lamentables consecuencias para los derechos humanos, ha
ocurrido en Egipto. Una revuelta
violenta en la que dos grupos opuestos, se enfrentaron, por un lado el gobierno de facto apoyado por las fuerzas de seguridad y por
el otro los seguidores del depuesto presidente Morsi. Pasaran
muchos años para que este pueblo pueda recuperarse de este trauma emocional.
En un hecho sin precedentes, ante el desbande incontrolable
de las protestas islamistas
El gobierno ha declarado que ha actuado con soberanía e
independencia, que enfrentan a
terroristas cuyo objetivo es destruir las instituciones oficiales y ha
expresado su pesar por el terrible resultado, un portavoz del ministerio del
interior declaró que los cuerpos de las victimas fallecidas luego de los
violentos incidentes se reúnen y algunos se descomponen en
la mequita de Imán en la ciudad de Nasr.
El sitio Web IkhwanOnLine,
de la hermandad Musulmana Islámica informa que miles de segadores del depuesto
presidente Morsi fueron atacados por milicias opuestas, y no menciona los
atentados iniciados el miércoles contra los locales del gobierno. Iglesias y
locales policiales.
Otros ataques
en la ciudad de El Arish en el norte dejaron varios agentes de policía
fallecidos.
La hermandad Musulmana ha llamado a celebrar un viernes
de malestar en protesta contra el gobierno por los hechos ocurridos.
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