En este artículo, Maria Rosa Lorbés [1]
nos resalta la actuación del papa Francisco, sus dotes personales y como esta
acometiendo los desordenes internos, la necesidad de renovación de
estructuras, la necesidad de
atender a los que más sufren, y sobre todo nos hace un llamado a quizás algo
que yace “un tanto dormido en nosotros en estos tiempos de apremio”, la
necesidad de agregar la fe en el esquema de solución a los problemas, de
retomar la fe como recurso inagotable para superar las desavenencias. Un bonito
mensaje que bien podríamos tomar para decir que la seguridad ciudadana ese 50%
de población y ese 50% de autoridades podría aumentar su potencialidad con un
porcentaje de fe en Dios.
Por: María Rosa
Lorbés
Al cabo de tres meses de pontificado del Papa Francisco no
hay duda de que se ha producido un gran cambio en el clima eclesial, que llena
de esperanza a creyentes y no creyentes por la enorme carga de novedad,
sencillez y valentía que transmite a través de sus gestos y palabras.
Hay que leer más allá del rosario de anécdotas, que los
medios reproducen cada día como si fueran apenas expresiones simpáticas de un
ser humano espontáneo y comunicativo por lo latinoamericano. Las declaraciones
de Francisco, su manera de relacionarse con la gente, no son solo las de un
hábil comunicador, sino que están expresando convicciones muy esenciales sobre
lo que debe ser la Iglesia de Jesús hoy, su manera de entender el papado y de
anunciar el evangelio a la gente de nuestro tiempo.
Tolerancia cero para
los desórdenes internos
Cuando sus afirmaciones se refieren a los asuntos internas
de la Iglesia adquieren tonos proféticos por su rotundidad y su transparencia
para llamar al pan, pan y al
vino, vino, trátese de los comportamientos
“irregulares” de algunos dignatarios eclesiásticos o del manejo de las finanzas vaticanas. No se calla ni disimula. Como si estuviera
convencido y decidido a usar el poder que la comunidad eclesial le ha conferido
para poner orden en la casa. Desde el comienzo manifestó su anhelo de que la
“Iglesia fuera pobre y para los pobres”, y de ahí su alusión a que los pastores
deben tener “olor a oveja”, o su rechazo reciente a los automóviles último
modelo de algunos prelados.
No hay que tener
miedo de renovar las estructuras
Ahora bien, el Papa sabe que si es importante que los
creyentes seamos coherentes con el evangelio de Jesús, también es importante
cambiar las estructuras eclesiales. Como afirmó hace unos días: “no hay que tener miedo de renovar las
estructuras de la Iglesia”, durante su homilía en la misa que cada mañana
celebra en la capilla de la residencia de Santa Marta, donde vive, el papa
comenzó su sermón explicando que ser cristiano “no significa sólo hacer cosas,
sino dejarse renovar por el Espíritu Santo”, y ha destacado que también en la
vida de la Iglesia existen estructuras antiguas que hay que renovar sin
miedo.
Ternura profunda ante
los que sufren
Cuando lo que está en juego es el sufrimiento, el llanto y
le dolor humano su prédica pastoral se llena de compasión y de ternura, y a
veces se transforma casi en ira y en indignación contra los responsables de
esos males o los que no hacen nada para remediarlos. Como cuando hace unos días
habló del hambre como “un crimen”,
o de su invitación a luchar contra las consecuencias del
"capitalismo salvaje" y las "injusticias sociales".
Recientemente sorprendió de nuevo a todos al visitar
Lampedusa. Como escribe el periodista y teólogo Jose Manuel Vidal en el diario
El Mundo “Francisco se fue a visitar la puerta por la que entran en el supuesto
paraíso europeo cientos de emigrantes árabes y subsaharianos. Se fue a ver la
puerta de la esperanza que, para algunos, se convierte en tumba. Se fue a ver Lampedusa, la isla que
acoge a los “sin papeles” en busca de una vida digna. A llorar a los que nadie
llora. Y en su honor, mandó detener el barco que lo trasladaba al muelle de
Cala Pisana, para lanzar al mar una corona de flores. Una corona por todos los
muertos en todos los "estrechos" del Mediterráneo, en todas las
fronteras electrificadas, como la de EEUU, y en todos los muros, como el de
Israel”.
Una Iglesia más
parecida a la que Jesús soñó es tarea de todos
Cambiar la Iglesia, renovar sus estructuras, ser más
coherentes a nivel personal con el evangelio de Jesús y luchar contra el hambre
y la injusticia, hoy y siempre, es tarea de todo cristiano, no solo de una
persona. La Iglesia somos todos. Aprovechemos este nuevo tiempo eclesial para
cambiar y convertirnos. No debemos permanecer como meros espectadores
“mediáticos” de la atención suscitada por el nuevo Papa. Demos gracias a Dios
por el papa Francisco, oremos por él, pero, sobre todo, preguntémonos que tan fieles somos cada
uno y cada una a las enseñanzas de Jesús, que tan buenos Discípulos y
Discípulas somos.
[1] Maria Rosa Lorbés, Educadora y comunicadora de nacionalidad española. Radica en Perú hace
más de 40 años. Maria Rosa tiene
toda una vida dedicada a promover la educación y la comunicación al servicio de
la vida y de la justicia, desde una clara opción y fe cristianas. Ha dedicado
mucho esfuerzo a la unidad y coordinación de las organizaciones católicas de
comunicación a nivel nacional, continental y mundial. Construye con muchos
otros agentes pastorales una Iglesia comprometida con los más pobres y
marginados de la sociedad. Actualmente
es Directora de la revista Signos y Responsable del área de Comunicaciones del
Instituto Bartolomé de Las Casas, de Lima. Periodista de opinión, escribe para la Revista Vida Nueva de
España y para diversos medios de comunicación de Perú.
Miembro
de UCIP. Fue presidenta de UCLAP, en el período 1998 – 2001, período en el que
contribuyó decididamente a la unidad de las organizaciones católicas de
comunicación y a la formación de OCLACC. En la actualidad continúa impulsando
el trabajo conjunto de los comunicadores católicos en Perú. Como parte de sus
actividades en el Instituto Bartolomé de las Casas ha promovido la reflexión y
compromiso de grupos cristianos sobre problemas nacionales (cursos, talleres,
publicaciones); impulsado la solidaridad norte-sur (cursos de inmersión en
Perú); animado la escuela nacional
de formación de líderes sociales; presta asesoría a grupos de cristianos
para que cumplan un rol concertador en su localidad; entre otras actividades.
Ha
publicado varios libros y tiene numerosos artículos y ensayos publicados.
Algunos de ellos se pueden leer en el sitio Web del Instituto
Bartolomé de las Casas
No hay comentarios:
Publicar un comentario