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martes, 13 de enero de 2015

Evitar el “fomento del odio” en otros países, no es libertad de expresión, ni cultura, más bien es parte de la Política Criminal moderna.

Por Jorge Contreras [1]
Debido a la reciente polémica generada por el mensaje teatral de la presentación “La Cautiva”, cuyo drama es sustentado por un sector como parte de la “Libertad de Expresión” y como “Cultura” nacional, acudimos  al Derecho comparado, para apreciar como otros Estados con tanto o mayor experiencia con los “mensajes de odio” y el “terror” han adecuado su Política Criminal y normas legales.

En Estados Unidos,  Canadá y Europa existen leyes relacionadas a todo aquel que fomenta el “Odio en los Discursos”,  y la gente es multada, enjuiciada y hasta presa ante
los tribunales oficiales por expresiones políticas que un Estado haya prohibido  y criminalizado.

En Estados Unidos, es conocido el caso del predicador callejero cristiano que fue preso por decirle a los transeúntes “La homosexualidad es un pecado a los ojos de Dios”.  Este sujeto fue el primer norteamericano procesado por La Ley sobre Lenguaje y Expresiones hostiles manifiestas del 2010. 

En Canadá, recientemente Ann Coulter, ponente antagonista de extrema derecha, con una fama de discursos controvertidos caracterizados por su afilada retórica y de mensajes de odio contra grupos minoritarios  fue invitada por un grupo conservador a hacer una presentación en la universidad de Ottawa. En esta ocasión, Francoise Houle,  el vicepresidente y vicerrector del centro de estudios le envío una carta en al que le alertaba que “cuidara del contenido de su presentación”, para no tener que enfrentar a futuro, un proceso penal. Al final el evento se canceló, por razones de seguridad y porque se pensó podría atraer violencia.

En Francia, la principal norma contra el contenido de odio en los discursos es la Ley de Libertad de Prensa del 29 de julio de 1881, que en su sección 24 sanciona la incitación a la discriminación racial, odio, o violencia al referirse  al lugar origen o a la membresía (o no membresía)  en un grupo ético, nacional, racial o religioso. Una disposición del código penal considera un delito el realizar una comunicación similar por canales privados.

En el Reino Unido, las normas anti terroristas son mas estrictas y el gobierno monitorea las redes sociales por los comentarios de odio. Un caso notorio acaba de ser publicado por Glenn Greenwald abogado y periodista, ocurrió en marzo del 2012, en que se dio la noticia que seis soldados británicos fallecieron en Afganistán como consecuencia de la explosión de una mina en la carretera.  En esa oportunidad, los comentarios de tristeza y pena del gobierno fueron enfrentados por los comentarios de Azhar Ahmed, un joven que  a través de las redes sociales publicara que los soldados británicos en Afganistán eran culpables, que se merecían esa muerte y que se Irian al infierno todos. Las autoridades Británicas lo arrestaron al día siguiente  con cargos por ofensa racista agravada, siendo posteriormente procesado penalmente, multado y sentenciado a 240 días de servicio comunitario.





[1] Jorge A. Contreras Ríos, DNI 09582230, ICAC Nº 897, administrador, licenciado en ciencias militares, abogado, magíster en ciencias militares y derecho penal, estudios de doctorado en derecho penal.

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