Si no te despiden es porque estás haciendo
Lo que esperan de ti.
Pues si te equivocas, ya te hubieran echado.
Sin pecar de un idealismo extremo, siguiendo los conceptos
de José Ingenieros en su obra “El hombre mediocre”, es que creo, que todos
avanzamos a ese ideal colectivo de anhelo y perfeccionamiento legitimo de un
buen sistema de transportes, tráfico y tránsito. Un sistema donde se aplique
planificadamente la experiencia para ir mejorando.
“Lo que no se mide no se mejora
Y lo que no se mejora es difícil de administrar”
La realidad y los medios de prensa se encargan de “ponernos en
tierra”. Lo que tenemos a la vista, una vez más siguiendo a Ingenieros, es una
solución en la que no se colman nuestras expectativas, y donde
se nota
incapacidad para concebir la perfección.
Donde notamos incapacidad de infraestructura para atender la demanda
actual, donde hay carencia de
políticas adecuadas sobre el
actual parque automotor y donde pareciera que están ausentes los requerimientos
sobre estándares ambientales.
“nunca tomes una decisión sin ver los números,
pues estarás dejando que los números tomen la decisión”.
El resultado y los efectos de este sistema, todos lo
sabemos, es un sistema caracterizado por su mediocridad y vulgaridad, por lo
rutinario, donde se nota ausencia de compromiso con las normas. A ello se añaden otros efectos, que poco
a poco comenzamos a notar, como moldes típicos de corrupción que van apareciendo,
delincuencia que se va amoldando para aprovecharse de las fallas, infaltables accidentes,
por lo general en perjuicio de los menos influyentes y donde no faltan otros rasgos
de violencia, todo acompañado de una carga de maledicencia que en ocasiones
está caracterizada por el engaño, la hipocresía y la infamia.
Por ello, creemos que las soluciones tienen que ahuyentar la
mediocridad, incluir estrategia, táctica y ser operativas, con indicadores
basados en valores, que rechacen lazos y relaciones sórdidas, como vuelve a
sancionar José Ingenieros, que se alejen del confabulamiento alrededor de
hombres de corcho (salteadores, alcahuetes, rateros, prestamistas, asesinos,
estafadores, fementidos, ingratos, hipócritas, traidores, delincuentes y
políticos deshonestos), donde el confundirse con el rebaño representa infinitas
ventajas, y donde el esclavo y el siervo siguen existiendo.
MUY BIEN MI QUERIDO JORGE!!!
ResponderEliminarCONSÉRVATE BUENO.