The Lancet.
doi:10.1016/S0140-6736(14)61377-5.
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Publicado el 21de agosto
del 2014
Traducción Jorge Contreras
Cuando un niño de 2 años de edad en la región Guéckédou de
Guinea se enfermó el 6 de diciembre del 2013, nadie sabía que su enfermedad marcaría el
inicio del mayor y más complejo brote de Ébola que el mundo jamás haya visto. A
mediados de agosto se han registrado en Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona
2,240 casos y 1,229 muertes. Pero la Organización
Mundial de la Salud (OMS) cree que estas cifras podrían ser una gran
subestimación, ya que el número de muertes e infecciones aumentan rápidamente
en Liberia y Sierra Leona. El 08 de agosto, después de una reunión de 2 días
del Comité Internacional Regulador de Emergencias en Salud, la OMS declaró el brote como una
"emergencia de salud pública de importancia internacional". Esto no
se debe a que el brote
tiene potencial pandémico[1].
Si el Ébola aparece en naciones de ingresos altos y medianos, debe ser
contenido rápidamente. La OMS declaró la emergencia para intensificar la
respuesta nacional, regional, e internacional en el epicentro del brote, en el oeste de África, reconociendo que
constituía un "evento extraordinario".
El actual brote está siendo difícil de controlar. Los
trabajadores de salud ahora están lidiando con numerosas cuestiones que antes no
habían hecho frente cuando luchaban contra el Ébola en el pasado en África
central y oriental. Estas cuestiones incluyen sistemas increíblemente débiles de
salud, poco personal, poco equipo e instalaciones pobres, situaciones que hacen
imposible la vigilancia de la enfermedad, su aislamiento y atención de apoyo, si
no se cuenta con ayuda externa. Los altos niveles de temor
y desconfianza en la enfermedad y en los profesionales de salud también han
dado lugar al retiro de los pacientes de
los hospitales y a esconderlos en las comunidades.
Adicionalmente, la
circulación transfronteriza entre los tres principales países afectados ha
facilitado la propagación en una enorme extensión. Todos estos factores han
hecho efectivo el contacto continuo, que
es un aspecto crucial para contener la infección,
algo extremadamente difícil, especialmente en zonas remotas y rurales.
Aunque la OMS es ahora líder de la respuesta internacional a
la crisis, ha sido inicialmente lenta para actuar en el alto nivel que se
necesitaba. Su preocupación no coincide con la preocupación de otro jugador
importante en este brote “Médicos Sin Fronteras” (MSF). El 24 de junio, MSF
dijo que el brote estaba "fuera de control", que sus equipos habían
alcanzado los límites de lo que podían hacer, y pidió un despliegue masivo de
recursos para la región. Hasta que el 31 de julio, la OMS lanzara su plan de
respuesta conjunta de US $ 71 millones llamando a donantes y desplegando varios
cientos de personal para el oeste de África. Y la OMS no es la única culpable de moverse lentamente.
Los Estados Miembros y los donantes son responsables también. La OMS ha
experimentado severos recortes presupuestarios en los últimos años. Su
presupuesto para responder a las crisis y los brotes se redujo en un 50%, desde el 2012 al 2013 ($ 469 millones) al 2014 al 2015 (228 $ millones). La crisis muestra
la importancia dela necesidad de suficientes niveles de financiación multilateral para la
OMS, el único organismo internacional capaz de coordinar una respuesta a una
crisis de salud de dimensiones globales.
Hay otras lecciones de este brote, incluyendo la necesidad
de una mayor inversión en el fortalecimiento del sistema de salud. Los sistemas
de salud frágiles son incapaces de responder cuando surge una repentina, rápida
evolución de emergencia.
La desconfianza en esta crisis se puede explicar por las
pobres experiencias de funcionamiento de los establecimientos de salud en las
Comunidades. El Banco Mundial ha comprometido US $ 200 millones para hacer
frente al brote y reforzar los sistemas de salud en África occidental, pero se
necesitan más inversiones de otras fuentes para desarrollar sectores de salud
resistentes en la región.
No existe vacuna ni cura para el Ébola. El interés en desarrollar
tratamientos ha sido impulsado por el
mismo brote. Una vacuna experimental está siendo la vía rápida en los ensayos
en humanos por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos. La semana
pasada, el comité de ética de la OMS decidió que era correcto el empleo de
drogas no probados en este brote. Sin embargo, como han comentado otros, hoy existiría
una vacuna si el Ébola hubiera afectado
a un gran número de personas en países de altos ingresos, pues habría hecho la
investigación y el desarrollo financieramente atractivo para las empresas
dedicadas a la elaboración de drogas, situación que John Ashton, presidente de
la Facultad de Salud Pública del Reino Unido, ha descrito como "la
bancarrota moral del capitalismo al
actuar con la ausencia de un marco ético y social".
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
estiman que el brote va a durar por lo menos entre 3 y 6 meses. El 15 de
agosto, el grupo MSF, que cuenta con
cerca de 700 empleados en planta, ha hecho un llamado al esfuerzo internacional
para contener el brote considerándolo "peligrosamente inadecuado"; Aun
sigue siendo necesaria la movilización inmediata y masiva de los recursos
humanos y técnicos para la región, no sólo para hacer frente a la epidemia,
sino también para restaurar el colapso de los sistemas de salud. La comunidad
internacional debe mostrar responsabilidad colectiva y solidaridad mundial en el inicio de este brote y llevarlo a su fin.
Su fracaso en hacerlo, es como permitir que un desastre de
proporciones sin precedentes se desarrolle
en el oeste de África.
[1] Una
pandemia, vocablo que procede del griego pandêmon nosêma, de παν (pan = todo) +
δήμος (demos = pueblo) + nosêma (= enfermedad), expresión que significa
enfermedad de todo un pueblo es la afectación de una enfermedad infecciosa de
los humanos a lo largo de un área geográficamente extensa.
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