Tomado
de South China Morning Post
Comentario Jorge Contreras
Nacido en 1916, en el distrito de Shunde, provincia de
Guangdong, Mak Sing-yin tenía 18 años de
edad cuando comenzó a seguir los pasos de sus familiares. Mak aprendió a trabajar artesanalmente la hojalata durante tres años en Kowloon, antes de trasladarse a Sai
Kung en la década de 1950. Profesa su artesanía por 81 años y no piensa cerrar su tienda. Un ejemplo de dedicación y voluntad.
Por Raquel Carvalho
El sonido del martillo sobre el estaño hace eco a través
de las calles del barrio de Sai
Kung. Ubicado en medio de tiendas, Chaan cha
teng, la Avenida principal del barrio Sai Kung, encontramos convertido en una
institución, a un hombre que a sus 99
años de edad es conocido como el "hombre de hojalata".
Mak Sing-yin se sienta en el suelo de cemento pulido de
su pequeña tienda, perforando agujeros en una hoja de lata que posteriormente convertirá
en un cenicero para la quema de incienso, un hábito profundamente arraigado en
la cultura local para rendir homenaje a los antepasados.
Él ha estado convirtiendo la hojalata (estaño) en ollas, latas,
cajas y cubos en los últimos 81 años, convirtiéndolo en un arte apreciado por igual
por residentes locales y turistas.
Sin embargo, sus
enseñanzas no han pasado a alguien más de su familia.
Haciendo una pausa por un momento, el nervudo hojalatero aparta
la vista de su martilleo y en una rápida respuesta en cantonés nos dice: "Mis
hijos nunca aprendieron este trabajo. No podrían ganarse la vida con esto."
Y retorna a su tarea, y golpea otro agujero en la lata.
"¿Por qué tendría
que enseñarle a alguien? Sería una carga."
Uno de sus nietos, que también vive en Sai Kung, dice que
lamenta no haber tenido la oportunidad de aprender el oficio de su abuelo.
"Le pedí muchas veces que me enseñara, pero siempre dijo que con este tipo
de trabajo no podíamos hacer dinero", dice Mak Mau-hei, de 26 años, un
técnico de aire acondicionado.
Nacido en el distrito de Shunde, en Foshan, provincia de Guangdong,
Mak tenía 18 años cuando siguió a su
familia al sur para escapar de la ocupación japonesa. "Huimos a Hong Kong.
Todo lo que queríamos era hacer una vida ... Hong Kong era un lugar próspero y era
más fácil encontrar trabajo", afirma.
En Kowloon, Mak pasó tres años aprendiendo el oficio de
hojalatero, antes de trasladarse a Sai Kung a inicios de la década de los 50s, con
su esposa y su hijo primogénito. "Si me preguntan que3 he hecho en mi vida...
Yo contestaría que he hecho todo. El mundo era diferente entonces. Hice
escupideras, basenicas, y ayudé a construir graneros", dice Mak.
Y aún se mantienen en el puesto número 14 de la calle
principal de Sai Kung, en el mismo edificio de tres pisos donde vive y trabaja,
y donde sus cinco hijos crecieron y sus 13 nietos corren alrededor.
"Cuando yo era niño, mis abuelos acostumbraban a vender
juguetes hechos por mi abuelo", recuerda Mak. "Se enojaba mucho si jugábamos
con sus herramientas." Las herramientas no han cambiado mucho. Alicates,
tijeras, martillos se hallan dispersos alrededor de su tienda, Wo Cheong Hou,
donde los clientes pueden hurgar entre pilas ordenadas de cubos, moldes para
pasteles, regaderas y buzones ofrecidos en venta.
El tiempo que toma hacer cada obra, depende de la rapidez
de las gastadas manos de Mak. "Una gran caja podría tomarle dos
días", afirma.
Desde que murió su esposa hace dos años, Mak vive solo. Recibe
la ayuda de una criada, y visitas de vecinos y familiares. Asegura que la zona
ha cambiado mucho desde los años 50. "Todas las personas que conocí cuando
llegué han fallecido. Sólo quedan los jóvenes... Y ahora, hay más tiendas, más personas y
novedades", agrega.
Algunos de los recuerdos de Mak cuelgan de la pared. El
"hombre de hojalata" se siente particularmente orgulloso de una foto
de él estrecháandole la mano a la "Dama de Hierro" Margaret Thatcher
en 1994, cuando como primer ministro británico visitó Sai Kung con el entonces
gobernador Chris Patten.
Veinte años después, el pelo de Mak está cano. Más algunos
detalles prevalecen igual: él todavía consigue su lata de Kowloon, y las
puertas de su tienda están abiertas todos los días de 9.30 am a 4.30. pm.
Sin embargo, las órdenes son menos importantes en estos
días.
Un cliente le dice "Me gustaría comprar 10 de estas
cajas".
Mak sin levantar la vista, le responde: "Bueno, no
creo que tenga tiempo para hacerlas".
Mak, cumplirá 100 años el próximo septiembre, y afirma que
su tienda permanecerá abierta todo el tiempo que tenga fuerza. "Cuando ya
no pueda hacer más de esto, me retiraré. Pero solo si no puedo, mientras tenga
fuerzas, continuare. "
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