Tomado de Perspectives
Por Mario
da Penha
El último 15, el activista hijira[1]
Laxmi Narayan Tripathi descendió por las escaleras del Tribunal Supremo de la
India, abrumado por lo que acababa de oír. Un tribunal de jueces compuesto por
KS Radhakrishnan y AK Sikri invirtió la larga costumbre política de excluir
activamente de la vida pública a aquellas personas consideradas fuera del
género "hombre-mujer".
Desde la época colonial, estas personas han sido
degradadas como eunucos[2],
sin acceso a cargos políticos de autoridad, desposeídos de sus bienes y medios
de vida, y finalmente
criminalizadas. Los jueces neutralizaron esta práctica
ancestral al reconocer el derecho fundamental de los ciudadanos a elegir su
propio género. Y demandaron a la capital y a los estados el aprobar estas
opciones en las actas de nacimiento, pasaportes, formularios de solicitud para
las universidades, tarjetas de racionamiento, en el uso de instalaciones
públicas y baños, en una palabra, acceso a toda la gama de servicios
nacionales.
Más radicalmente, los jueces insistieron en que los representantes
elegidos deben crear planes para incorporar a las personas de transgénero en
los regímenes de acción afirmativa[3]
de la gigantesca India. "Hay un creciente reconocimiento", escribió
el tribunal en la motivación de su sentencia, "la verdadera medida de
desarrollo de una nación no es su crecimiento económico; sino el crecimiento de
la dignidad humana”.
Tripathi, el activista que ha vivido los últimos 16 años luchando
en pro de la justicia transgénero, lloró después de escuchar la decisión del
jurado. "Sentí que ninguna otra persona de mi género volvería alguna vez a
pasar por lo que yo he pasado y sufrido", declaró. "Uno de los más
grandes pilares de la democracia en este lado del mundo nos había devuelto
nuestros derechos."
El veredicto decisivo entre la Autoridad Nacional de
Servicios Legales versus la Unión de la India marca un cambio fundamental en
las normas establecidas en el país para reconocer y acoger a las comunidades
marginadas en la corriente política y social.
En gran medida, la acción afirmativa se persigue a través de reservaciones en las posiciones
en las instituciones educativas y en el
empleo público, y estas reservas se conceden en gran medida sobre la base de “Varna”[4]
y “jati”[5].
La generación de programas federales y estatales del gobierno así como las
resoluciones de la Corte Suprema han confirmado la primacía de la casta en la
búsqueda de la acción afirmativa, incluso cuando los beneficiarios no son
legalmente hindúes. Al reconocer que las personas transexuales son discriminadas
por su identidad de género, y que la concesión de que la discriminación los
constituye en una clase distinta, el tribunal, ha sacudido este consenso. Ahora
parece más plausible que otros factores además de la casta o etnia puedan convertirse
en sustento para otras demandas de acción afirmativa de parte de diferentes
tipos de grupos.
La primera parte de este reconocimiento-jurídico legal de
las identidades de género adicionales a las de hombre o mujer, es comparable a
decisiones similares de gobiernos y tribunales de todo el mundo. Las segundas políticas
de acción afirmativa para los que se identifican como parte del sector transgénero,
es quizás única en la India. Con todas sus radicales implicancias, el juicio aun
deja sin respuesta algunas cuestiones espinosas. La comunidad transgénero en el
Asia del Sur se entreteje a través de complicados hilos de casta y género. La reciente
sentencia no aborda específicamente cómo es que la estructura de las reservaciones
en la India, que ha sido construida en su mayor parte para empoderar a una
variedad de identidades de casta, ahora tendrá que adaptarse a una comunidad
aparentemente constituida por la diferencia de género. No queda claro a los
ojos de la ley si, a los propósitos y efectos de la acción afirmativa, la
comunidad transgénero incluirá a personas que simplemente se identifiquen como
tales.
Para entender sus futuras interpretaciones y el impacto,
este trascendental juicio debe ser colocado en la larga historia de definición
y delimitación de las personas que no son ni hombre ni mujer en la India. En la
época pre-colonial, hijras y jogappas[6],
ambos fueron funcionarios rituales a dioses y santos del subcontinente, y se
encontraban en la amplia gama de grupos de base e iniciados, que aceptaban
personas de orígenes heterogéneos que habían abandonado la seguridad de sus
comunidades étnicas y familias. Las fuentes históricas del siglo XVIII tienden
a no detenerse en el origen étnico o la diferencia corpórea en su menciones de
los hijras. El término "hijra" de por sí es árabe, y significa "salir
de la propia tribu por detrás", sugiere apatía hacia las inevitables historias
de castas y pasados individuales.
[1] En
la cultura del subcontinente indio, el término hijra (pronunciado /jishra/)
define a los miembros de un tercer sexo, intermedio entre los géneros masculino
y femenino. La mayoría son varones o intersexuales, pero algunas son mujeres.
La mayoría de las hijiras se refieren a sí mismas en femenino y suelen vestir
como mujeres.
[2] Un
eunuco es un varón humano castrado.
[3] En
el contexto de acción afirmativa no hay diferencias entre leyes motivadas por
perjuicios o leyes que discriminan a minorías sociales Adarand Constructors, Inc. v. Pena, 515 U.S.
200, 227 (1995) (holding that all racial classifications. También ver
Jurisprudencia en la Protección de la Igualdad
Suzanne B. Goldberg, Equality Without Tiers, 77 S. CAL. L. REV. 481
(2004).
[4] Varna
es el término para las cuatro amplias familias en el que la sociedad hindú
tradicional se divide. Los cuatro varnas son: 1) los brahmanes: sacerdotes,
maestros y predicadores; 2) los kshatriyas: reyes, gobernadores, guerreros y
soldados; 3) los Vaishyas:. ganaderos, agricultores, empresarios, artesanos y
comerciantes; y 4) los Shudras: obreros y proveedores de servicios.
[5] Jāti
son los miles de clanes, tribus, comunidades y sub-comunidades en la India.
[6] Una
secta de tercer género menos conocido en la India es la jogappa del sur de la
India (Karnataka y Andhra Pradesh), un grupo similar asociado a la
prostitución. El jogappa están conectados con la diosa Yellamma (Renuka), e
incluyen tanto los transexuales y homosexuales.
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