Tomado de Delanceyplace.com
Por Jorge Contreras[1]
La inestabilidad, el desequilibrio social demandan líderes
capaces. Aislando la importancia de establecer “lo que quieren las comunidades”, “atender y despejar sus temores”, “rechazar las ambiciones”, a los líderes
les interesa el “emitir el mensaje más correcto”. Este artículo presenta a los presidentes
Lyndon Johnson y Ronald Reagan, ambos ganadores
en abrumadores éxitos electorales en la historia política, con personalidades imponentes en la
América de la posguerra, sin embargo con estilos personales radicalmente
diferentes.
¿Estar en control? [2]
Lyndon Johnson fue uno de los ejecutivos más hiperactivos
que pisara la Casa Blanca, buscando siempre dejar huella en cada aspecto de su
administración, sin importar cuán grande o pequeño el tema. Al principio de la
presidencia de Johnson, James B. Reston, corresponsal en Washington de The New
York Times, mostró hasta qué punto el presidente Johnson influía en la Casa Blanca.
Reston escribió, " Johnson tiene tres teléfonos en su coche, con cinco
circuitos, y lo más sorprendente de todo
es, que es capaz de hablar por los cinco a la vez, mantener una conversación en
el asiento trasero, y dirigir el tráfico al lado. En su corto tiempo como
presidente, Johnson ha hecho de todo, solo le faltó cortar el césped de la Casa
Blanca." Según "Conversaciones grabadas de Johnson" revelan un
presidente que
insistió personalmente en seleccionar y aprobar de todo, la
ubicación de los objetivos de bombardeo en Vietnam, el gasto en partidas de
billones de dólares, los estilos de peinados de las secretarias en las oficinas
contiguas. Quería estar involucrado en todo. En una ocasión, al enterarse que
un asesor de la Casa blanca no lo despertó en la noche para informarle de una
"derrota" administrativa en el Capitolio, Johnson muy molesto le
increpó. "Si estás sangrando en esa colina", 'Yo quiero saberlo, para
sangrar contigo."
En la historia moderna, Ronald Reagan fue un presidente
cuya forma de trabajo fue diferente a la de L. Johnson. Lo primero que aprende un actor son los
beneficios de una buena noche de sueño. Desde sus primeros días en política,
Reagan se mostró muy confiado en sus propias habilidades como ejecutivo. Había
alcanzado fama en una carrera en la que tuvo constantemente que ceder el
control, a productores, directores,
jefes de estudio, diseñadores de maquillaje, operadores de cámara, agentes de
prensa, críticos y a millones de anónimos extraños que se formaban opiniones de
él mientras lo veían a través de distantes pantallas. Cuando empezó. su carrera
política a mediados de la década de los 60s, no le costó mucho adaptarse rápidamente a los quehaceres de candidato político. La mayoría de los candidatos primerizos
luchan por adaptarse a una existencia en la que deben entregar el control de
sus vidas a otras personas. Reagan lo había hecho por años. El comprendió a
diferencia de Johnson, que estar en control y tener éxito no siempre es la
misma cosa.
"Reagan como presidente a menudo daba la impresión
que estaba vagamente consciente de los apremios de su propia administración.
Los estadounidenses se acostumbraron a un líder que le gustaban las siestas,
las largas vacaciones y días cabalgando en su rancho en la montaña cerca al
Pacífico. En ocasiones, sus colaboradores se preocuparon por el acumulativo
efecto en la prensa en relación a su toma de decisiones, se preguntaban si
deberían informar a los periodistas sobre aspectos de detalle relacionados al
régimen de trabajo. El presidente Reagan les aconsejaba guardar silencio; en el
largo plazo, siempre sentía mejor el aparecer sobre todo. Reagan, al igual que
Johnson, era ranchero, sin embargo, a diferencia de Johnson se inclinó por
evitar la mugre del pantano.
Mejor mensaje en Persona…..
"Cada uno, a su manera, fue un dotado artista y
narrador que podía cautivar a su audiencia. Sin embargo, ambos destacaron de
manera diferente. Johnson fue “mejor en persona”. Fue siempre abrumador, y sus
conversaciones impactaban por la representación e influencia de su rol. Se
involucraba y relataba historias de Texas, que por lo general le permitían
señalar la importancia de una decisión. Hizo buen empleo de su gran talla y
circunferencia. Y utilizo todas las metáforas estereotipadas de la política,
desde la postura amistosa, al sutil convencimiento del opositor, desde el toque
positivo en la espalda, hasta llegar a la persuasión gentil, fueron cosas que
Johnson dominó y le permitieron salirse con la suya. Sus más grandes facultades
fueron su sensibilidad para intuir la emoción humana, su capacidad inigualable
para detectar la ambición de las personas, así como determinar sus más oscuros
temores. Cuentan que el gobernador de Alabama George Wallace, uno de los veinte
más notorios "demagogos raciales" del siglo, resultó hipnotizado con
Johnson, en una apasionada conferencia sostenida en la Oficina Oval, en 1965,
en medio de una tensa disputa por protestas raciales en el estado natal de
Wallace. "Diablos", declararía
Wallace luego de la reunión, “si me hubiera quedado un poco más" habría
salido convencido de los derechos civiles".
Mejor mensaje en Pantalla…
Por el contrario, "una conversación con Reagan, era
generalmente agradable y completamente superficial. En sus primeros días como
político, a menudo sus partidarios se despedían decepcionados luego de
encontrarse con el candidato Reagan. Les contaba chistes, los hacía reír de
corazón, y los hacia participar a todos. Pero ninguno recordaba si había dicho
algo sustancioso. El problema no era que Reagan era una calabaza vacía;.. más
bien, él luchaba para conectarse con la gente cuando esta se acercaba a él.
Incluso sus propios hijos se encontraban distantes a los ojos de su padre
cuando lo saludaban. Él era amable, pero daba la impresión que se reunía con
todos por primera vez. "Era “mejor
cuando el público lo observaba”. Y “mejor aún si lo observan a través de una
pantalla de televisión”, desde la comodidad de sus propios hogares. En esos
momentos, llegaba a ser genial. ...
"La televisión se fue apoderando de la política desde
los 60s. Cualquier persona que haya vivido el periodo de los Kennedy lo sabe.
Johnson lo vio y trabajó incansablemente
para adaptarse, pero nunca con mucho éxito. Como presidente, se mostró
obsesionado a través de sus conferencias de prensa televisada, acompañado de un
elenco de expertos para mejorar su dicción, su postura, su anteojos. Sin
embargo su problema fundamental fue: Presentarse ante una cámara de televisión. Nunca pudo lograr en
TV, lo que hacía en persona. En persona podía ver a su público y adaptar su
personalidad. Ante la TV sin embargo
introdujo una posibilidad aterradora: Le mostró a la gente, su imagen
tal como se la veía el mismo".
[1] Jorge A. Contreras Ríos, DNI 09582230, ICAC Nº
897, administrador, licenciado en ciencias militares, abogado, magíster en
ciencias militares, magíster en derecho penal, estudios de doctorado en derecho
penal.
[2] Landslide: LBJ and Ronald
Reagan at the Dawn of a New America, Autor: Jonathan Darman, Editora: Random
House Copyright 2014 by Jonathan Darman. Pages xxiv-xxvii
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