Antecedentes
El acoso escolar es un problema serio y grave que afecta a
todo el mundo (Smith et al. 1999). Se define como el abuso sistemático de poder
en las relaciones interpersonales. Por lo general involucra a una persona o
grupo que deliberadamente, ejerce poder mediante el daño o la amenaza a otra persona o grupo, incapaz de
defenderse adecuadamente.
El acoso puede tomar una variedad de formas, directas como
el ataque físico a alguien, o el abuso verbal, e indirectas como la exclusión injustificada,
la distribución de rumores de otros, o el envío de mensajes negativos anónimos.
Se calcula que un 50% de estudiantes sufre de acoso durante
su vida escolar. En Australia el calculo semanal es de un niño acosado por cada
seis (Rigby 1998).
El daño sobre los niños acosados ha sido ampliamente
investigado en otros países, sus consecuencias físicas y psicológicas has sido
identificadas (Hawker & Boulton 2000; Bond et al. 2001; Rigby 2005a).
Efectos negativos de larga duración en la salud mental de las victimas han sido
documentados (Olweus 1993).
Adicionalmente es conocido que los alumnos que continuamente
llevan a cabo el acoso en la escuela adoptan tendencia a estar más deprimidos y suicidas que otros (Rigby
& Slee 1999) y se inclinan a
actuar agresivamente contra otras personas de la sociedad (Rigby & Cox
1993; Andershed, Kerr & Stattin 2001; Van der Wal, de Wit & Hirasing
2003), y continúan luego de dejar la escuela (Farrington
1993; Olweus 1993).
Estudios sobre la
efectividad de los métodos contra el acoso escolar
En la actualidad, se han publicado muchos estudios para
evaluar la efectividad de los métodos en las escuelas. La mayoría de estos
reportes (Smith, Pepler & Rigby 2004), Carroll (2007), Baldry and
Farrington (2007), and Rigby and Slee (2008) han alcanzado un promedio de
reducción del acoso, del 15%, mientras que otros más exitosos han alcanzado un
60%. La pregunta obvia es ¿Qué han hecho las escuelas para alcanzar tan
sorprendentes resultados?
Hoy no tenemos una respuesta satisfactoria. Por un lado,
debido a que los métodos constan de múltiples elementos como procedimientos de administración
de riesgo, trabajo con niños en
aulas, seguimiento y apoyo de los casos, métodos punitivos aplicados, practicas
de restauración, aproximaciones para la solución de problemas de conducta. Por
lo que no se puede atribuir
resultados a un elemento en particular.
Las intervenciones en
casos de acoso
Es una opinión generalizada que son necesarios métodos
preventivos para resolver los problemas de acoso escolar, por ejemplo a través
de una vigilancia sistemática de la conducta de los estudiantes, del uso de
contenidos curriculares para motivar conductas prosociales y del entrenamiento
de estudiantes como elementos de apoyo o mediación. Sin embargo a pesar de los
avanzado y de los diversos métodos empleados, el acoso continua y en muchos
casos las intervenciones a cargo de docentes son inefectivas.
La pregunta de ¿cómo las escuelas pueden intervenir mejor en
casos de acoso? reviste una gran
preocupación y tiene como respuesta una amplia variedad de concepciones (Rigby
& Bauman 2007; Bauman, Rigby & Hoppa 2008).
La fuente más importante de información sobre la efectividad
de los métodos son los mismos estudiantes, especialmente aquellos que han sido
acosados y han acudido por ayuda a profesores y consejeros. En Australia, un 30% de niños acosados
lo reportan al colegio (Rigby
& Barnes 2002). Muchos acuden
al profesor como ultimo recurso. Sin embargo existe un estigma en el “decirle
al profesor” por lo que muchos niños no llegan a ellos. Estos prefieren acudir
a amigos o a sus padres (Rigby 2008).
De ello, podemos concluir
que los casos que llegan a las manos de los profesores, son de entre todos, los
casos mas serios.
¿Que sucede cuando
los casos de acoso llegan a los docentes?
Diversos estudios explican que sucede luego que los
profesores se enteran del acoso.
En un estudio en Inglaterra
de Smith y Shu (2000) de un total de 2,000 estudiantes entre los 10 y los
14 años de edad, se revela que en un 9% los profesores no hicieron nada, y que,
cuando los profesores actuaron, en un 16% los estudiantes reportaron que el
acoso se tornó peor y un 29% reportaron que la situación no cambió.
En otro estudio en los Estados
Unidos, (Fekkes, Pijpers &
Verloove-Vanhorick 2005), de un 58% de niños que fueron acosados varias veces a
la semana y lo reportaron a un profesor, solo un 28% declaró que los profesores
lograron detener el acoso, un 20% declaró que lo que el profesor hizo no tuvo
efecto, un 10% aseguró que el
acoso se torno peor, y un 8% de profesores no hizo nada para detener el acoso.
Por lo que existe una gran estadística que sugiere que el
decirle a un profesor no es una estrategia efectiva.
Depende de cada país, en Australia como en Inglaterra,
decirle a un profesor es menos común que decirle a un amigo o a los padres.
Un estudio llevado a cabo en Australia por Rigby y Barnes (2002) llevado a cabo con 38 mil
estudiantes de entre los 8 y 16 años de edad nos sugieren que el acudir a un profesor depende de
la edad de los alumnos. En este
estudio, los estudiantes alrededor de los 8 años, en un 65%, cree que el acudir
a un profesor mejora la situación de alguna manera. Mientras que entre los
estudiantes alrededor de los 16 años, la mitad de ellos cree que no hay
diferencia y un 10% piensa que la situación se pondrá peor.
Por lo que se puede concluir que en general, no todas las
intervenciones contra el acoso en colegios tienen buenos resultados,
especialmente son mas limitados los resultados en los casos en las escuelas
secundarias.
Formas alternativas de intervención al Acoso Escolar
Entre las alternativas de intervención se incluyen:
- El método tradicional de la aproximación disciplinaria que descansa en el carácter disuasivo de la sanción o castigo para el acosador.
- El método restaurador donde los estudiantes acosadores son inducidos a reflexionar acerca de su mala conducta y a actuar para reparar la relación dañada.
- El método del fortalecimiento de las victimas potenciales a través del empleo de un entrenamiento generador de autoconfianza y autosuficiencia entre otros.
- El método de la mediación, por consejero, docente (profesor) o estudiante entrenado para resolver el conflicto entre el agresor y la victima.
- El método del Grupo de Apoyo, también conocido como el de la aproximación sin violencia como fue propuesto por Robinson y Maines (1997)
- El Método de la Preocupación Compartida propuesto por Anatol Pikas (1989, 2002).
De todos estos métodos, el más común es el método
tradicional de la aproximación disciplinaria. Sin embargo muchas escuelas lo
han dejado de lado o reducido su empleo debido a lo inadecuado 1) de la sanción
o castigo que incrementa la motivación a la venganza contra el denunciante. Y
2) a que por lo general involucra la participación de otras personas en apoyo
del castigado, haciendo más vulnerable al denunciante.
Reconociendo que el acoso parte de una situación desigual,
de desventaja entre el acosador y la victima, y que la diferencia a veces no es
muy grande entre ambos, es que algunos investigadores, educadores y consejeros
han puesto énfasis en la importancia de desarrollar habilidades en las posibles
victimas para hacerlos menos vulnerables.
Sin embargo se cuenta con poca información sobre este método.
Luego esta el caso de la mediación llevado a cabo por una
persona entrenada especialista o parte de la escuela. En esta situación los
estudiantes en conflicto son inducidos a resolver el problema en presencia de
un mediador neutral que los guía a través de una interacción pactada con reglas
de igualdad y justicia.
El método del Grupo de Apoyo, (Robinson & Maines 1997), consiste en una aproximación
no punitiva que se inicia cuando se detecta que un estudiante es acosado, ante
lo cual es intervenido y se le evalúa para conocer los efectos de la influencia
del acoso. El estudiante es invitado a describir las emociones sentidas y a
identificar al agresor. Se deja en claro que el agresor no será sancionado.
Posteriormente una reunión es llevada a cabo entre el agresor/perpetrador y otros estudiantes que se considera
que su participación puede ayudar a resolver el problema. Una vez en la
reunión, ll guía de la reunión explica como se siente la victima, y pregunta a
cada uno de los participantes del grupo que pueden hacer para ayudar en esta
situación. Esta aproximación es popular, positiva y requiere ser monitoreada
para obtener buenos resultados como aconseja Smith, Howard y Thompson (2008, en
la prensa).
Y finalmente, el método de la Preocupación Compartida es
también un método de aproximación no punitivo, basado en los estudios de Anatol
Pikas (1989, 2002). Ha sido
empleado en muchas escuelas alrededor del mundo. Este método busca resolver el
problema agresor / victima a
través del empoderamiento de los estudiantes en una serie de reuniones hasta
encontrar una solución aceptable y permanente que prevenga la continuación del
acoso.
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