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jueves, 14 de febrero de 2013

El Acoso Escolar, intervención y métodos para abordarlo



Antecedentes
El acoso escolar es un problema serio y grave que afecta a todo el mundo (Smith et al. 1999). Se define como el abuso sistemático de poder en las relaciones interpersonales. Por lo general involucra a una persona o grupo que deliberadamente, ejerce poder mediante el daño o la amenaza  a otra persona o grupo, incapaz de defenderse adecuadamente.

El acoso puede tomar una variedad de formas, directas como el ataque físico a alguien, o el abuso verbal, e indirectas como la exclusión injustificada, la distribución de rumores de otros, o el envío de mensajes negativos anónimos.
Se calcula que un 50% de estudiantes sufre de acoso durante su vida escolar. En Australia el calculo semanal es de un niño acosado por cada seis (Rigby 1998).

El daño sobre los niños acosados ha sido ampliamente investigado en otros países, sus consecuencias físicas y psicológicas has sido identificadas (Hawker & Boulton 2000; Bond et al. 2001; Rigby 2005a). Efectos negativos de larga duración en la salud mental de las victimas han sido documentados (Olweus 1993).

Adicionalmente es conocido que los alumnos que continuamente llevan a cabo el acoso en la escuela adoptan  tendencia a estar más deprimidos y suicidas que otros (Rigby & Slee 1999)  y se inclinan a actuar agresivamente contra otras personas de la sociedad (Rigby & Cox 1993; Andershed, Kerr & Stattin 2001; Van der Wal, de Wit & Hirasing 2003),  y  continúan luego de dejar la escuela (Farrington 1993; Olweus 1993).

Estudios sobre la efectividad de los métodos contra el acoso escolar
En la actualidad, se han publicado muchos estudios para evaluar la efectividad de los métodos en las escuelas. La mayoría de estos reportes (Smith, Pepler & Rigby 2004), Carroll (2007), Baldry and Farrington (2007), and Rigby and Slee (2008) han alcanzado un promedio de reducción del acoso, del 15%, mientras que otros más exitosos han alcanzado un 60%. La pregunta obvia es ¿Qué han hecho las escuelas para alcanzar tan sorprendentes resultados?

Hoy no tenemos una respuesta satisfactoria. Por un lado, debido a que los métodos constan de múltiples elementos  como procedimientos de administración de riesgo,  trabajo con niños en aulas, seguimiento y apoyo de los casos, métodos punitivos aplicados, practicas de restauración, aproximaciones para la solución de problemas de conducta. Por lo que no se puede  atribuir resultados a un elemento en particular.

Las intervenciones en casos de acoso
Es una opinión generalizada que son necesarios métodos preventivos para resolver los problemas de acoso escolar, por ejemplo a través de una vigilancia sistemática de la conducta de los estudiantes, del uso de contenidos curriculares para motivar conductas prosociales y del entrenamiento de estudiantes como elementos de apoyo o mediación. Sin embargo a pesar de los avanzado y de los diversos métodos empleados, el acoso continua y en muchos casos las intervenciones a cargo de docentes son inefectivas.

La pregunta de ¿cómo las escuelas pueden intervenir mejor en casos de acoso?  reviste una gran preocupación y tiene como respuesta una amplia variedad de concepciones (Rigby & Bauman 2007; Bauman, Rigby & Hoppa 2008). 

La fuente más importante de información sobre la efectividad de los métodos son los mismos estudiantes, especialmente aquellos que han sido acosados y han acudido por ayuda a profesores y consejeros.  En Australia, un 30% de niños acosados lo reportan al colegio  (Rigby & Barnes 2002).  Muchos acuden al profesor como ultimo recurso. Sin embargo existe un estigma en el “decirle al profesor” por lo que muchos niños no llegan a ellos. Estos prefieren acudir a amigos o a sus padres (Rigby 2008).  De ello,  podemos concluir que los casos que llegan a las manos de los profesores, son de entre todos, los casos mas serios.


¿Que sucede cuando los casos de acoso llegan a los docentes?
Diversos estudios explican que sucede luego que los profesores se enteran del acoso.

En un estudio en Inglaterra de Smith y Shu (2000) de un total de 2,000 estudiantes entre los 10 y los 14 años de edad, se revela que en un 9% los profesores no hicieron nada, y que, cuando los profesores actuaron, en un 16% los estudiantes reportaron que el acoso se tornó peor y un 29% reportaron que la situación no cambió.

En otro estudio en los Estados Unidos,  (Fekkes, Pijpers & Verloove-Vanhorick 2005), de un 58% de niños que fueron acosados varias veces a la semana y lo reportaron a un profesor, solo un 28% declaró que los profesores lograron detener el acoso, un 20% declaró que lo que el profesor hizo no tuvo efecto,  un 10% aseguró que el acoso se torno peor, y un 8% de profesores no hizo nada para detener el acoso.

Por lo que existe una gran estadística que sugiere que el decirle a un profesor no es una estrategia efectiva.

Depende de cada país, en Australia como en Inglaterra, decirle a un profesor es menos común que decirle a un amigo o a los padres.

Un estudio llevado a cabo en Australia por Rigby y Barnes (2002) llevado a cabo con 38 mil estudiantes de entre los 8 y 16 años de edad nos sugieren  que el acudir a un profesor depende de la edad de los alumnos.  En este estudio, los estudiantes alrededor de los 8 años, en un 65%, cree que el acudir a un profesor mejora la situación de alguna manera. Mientras que entre los estudiantes alrededor de los 16 años, la mitad de ellos cree que no hay diferencia y un 10% piensa que la situación se pondrá peor.

Por lo que se puede concluir que en general, no todas las intervenciones contra el acoso en colegios tienen buenos resultados, especialmente son mas limitados los resultados en los casos en las escuelas secundarias.

Formas alternativas de intervención al Acoso Escolar
Entre las alternativas de intervención se incluyen:
  1. El método tradicional de la aproximación disciplinaria que descansa en el carácter disuasivo de la sanción o castigo para el acosador.
  2. El método restaurador donde los estudiantes acosadores son inducidos a reflexionar acerca de su mala conducta y a actuar para reparar la relación dañada.
  3. El método del fortalecimiento de las victimas potenciales a través del empleo de un entrenamiento generador de autoconfianza y autosuficiencia entre otros.
  4. El método de la mediación, por consejero, docente (profesor) o estudiante entrenado para resolver el conflicto entre el agresor y la victima.
  5. El método del Grupo de Apoyo, también conocido como el de la aproximación sin violencia como fue propuesto por  Robinson y Maines (1997)
  6. El Método de la Preocupación Compartida propuesto por Anatol Pikas (1989, 2002).


De todos estos métodos, el más común es el método tradicional de la aproximación disciplinaria. Sin embargo muchas escuelas lo han dejado de lado o reducido su empleo debido a lo inadecuado 1) de la sanción o castigo que incrementa la motivación a la venganza contra el denunciante. Y 2) a que por lo general involucra la participación de otras personas en apoyo del castigado, haciendo más vulnerable al denunciante.  
Reconociendo que el acoso parte de una situación desigual, de desventaja entre el acosador y la victima, y que la diferencia a veces no es muy grande entre ambos, es que algunos investigadores, educadores y consejeros han puesto énfasis en la importancia de desarrollar habilidades en las posibles victimas para hacerlos menos vulnerables.  Sin embargo se cuenta con poca información sobre este método. 

Luego esta el caso de la mediación llevado a cabo por una persona entrenada especialista o parte de la escuela. En esta situación los estudiantes en conflicto son inducidos a resolver el problema en presencia de un mediador neutral que los guía a través de una interacción pactada con reglas de igualdad y justicia.

El método del Grupo de Apoyo,  (Robinson & Maines 1997), consiste en una aproximación no punitiva que se inicia cuando se detecta que un estudiante es acosado, ante lo cual es intervenido y se le evalúa para conocer los efectos de la influencia del acoso. El estudiante es invitado a describir las emociones sentidas y a identificar al agresor. Se deja en claro que el agresor no será sancionado. Posteriormente una reunión es llevada a cabo entre el agresor/perpetrador  y otros estudiantes que se considera que su participación puede ayudar a resolver el problema. Una vez en la reunión, ll guía de la reunión explica como se siente la victima, y pregunta a cada uno de los participantes del grupo que pueden hacer para ayudar en esta situación. Esta aproximación es popular, positiva y requiere ser monitoreada para obtener buenos resultados como aconseja Smith, Howard y Thompson (2008, en la prensa).

Y finalmente, el método de la Preocupación Compartida es también un método de aproximación no punitivo, basado en los estudios de Anatol Pikas (1989, 2002).  Ha sido empleado en muchas escuelas alrededor del mundo. Este método busca resolver el problema agresor / victima  a través del empoderamiento de los estudiantes en una serie de reuniones hasta encontrar una solución aceptable y permanente que prevenga la continuación del acoso. 

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