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viernes, 20 de marzo de 2015

Japón, Informe Mundial: A 4 años del desastre de la Planta nuclear Fukushima Daiichi

Publicado por The Lancet
En línea el 10 de marzo 2015
DOI: http://dx.doi.org/10.1016/S0140-6736(15)60302-6
Por Justin McCurry
Desde Japón, Justin McCurry informa que a después de 4 años de que aquel tsunami causara la devastación y el  desastre nuclear en la prefectura de Fukushima, para los residentes locales que fueran evacuados de esta zona, la vida aún está lejos de ser restaurada. En este artículo, la problemática actual, la descontaminación de comunidades y los efectos de la evacuación prolongada.  

Cuatro años después de que la planta de Fukushima Daiichi sufriera el peor accidente
nuclear del mundo en este cuarto de siglo, la operación de limpieza progresa constantemente. Sin embargo para las decenas de miles de evacuados de esta zona,  aún están luchando para reconstruir sus vidas destrozadas y tienen innumerables retos por delante.

Se espera que tome aún, por lo menos unos 40 años, y cueste unas decenas de miles de millones de dólares, el poner “fuera de servicio”, desmantelar la instalación, que sufriera la triple crisis de fusión,  después de ser golpeada por el terremoto y el tsunami, el 11 de marzo del 2011. Su operador, la empresa Tokio Electric Power (Tepco), y su vasta red de contratistas merecen el crédito por algunos de los recientes éxitos, incluida la remoción de 1,331 elementos combustibles de la piscina de  almacenamiento en el interior de uno de los cuatro edificios - reactores que fueran sacudidos por las explosiones de hidrógeno. "Este fue un gran paso adelante en el proceso de desmantelación" declaró Yuichi Kagami, quien supervisó la extracción de combustible, durante una reciente visita a la planta por representantes de la revista The Lancet y otras organizaciones extranjeras de medios de comunicación.

Más Tepco ha logrado un menor y más lento progreso en la solución del considerado perenne problema de “acumulación de enormes cantidades de agua contaminada”. Las autoridades estiman que cerca de 400 toneladas de agua radiactiva se genera diariamente cuando el agua subterránea fluye desde las montañas de los alrededores a los cimientos de los tres reactores que colapsaron. Allí, se mezclan con el agua utilizada para evitar que el combustible fundido se sobrecaliente. Más de 200000 toneladas de agua se almacenan en unos 1.000 tanques gigantes. "El agua contaminada es el problema más apremiante, no cabe duda sobre ello", asegura Akira Ono, gerente de la planta. "Nuestros esfuerzos para abordar este problema están en su nivel más alto ahora."

Tepco está trabajando en una serie de medidas con la esperanza de resolver el problema del agua, incluyendo la construcción de un muro de hielo subterráneo de 32 mil millones de yenes para evitar que las aguas subterráneas se mezclen con el líquido refrigerante tóxico, y en la introducción de un nuevo aparato que pueda eliminar decenas de elementos radiactivos del agua contaminada.

La empresa en medio de sus esforzados trabajos,  atrajo críticas a principios de este mes, luego de admitir que cuando llovía, agua altamente contaminada en el tejado, se había estado filtrando al Océano Pacífico a través de una alcantarilla. Los pescadores locales reclamaron airadamente cuando la empresa reveló estar al tanto de los elevados niveles de radiación en las cunetas desde la primavera pasada, y porque la empresa no había dado el aviso a nadie, mientras trataba de encontrar el origen de la fuga.

Sin embargo, desafíos potencialmente más peligrosos amenazan a los trabajadores del lugar. Los niveles de radiación dentro de los tres reactores que colapsaron son aún demasiado altos como para que la gente entre, y la empresa está trabajando en el desarrollo de robots capaces de estar en los afectados ambientes de los reactores con el fin de localizar y eliminar el combustible derretido.

La descontaminación de las comunidades
En los ambientes de las comunidades alrededor de la planta, donde la gente fue evacuada en el 2011, los trabajos de descontaminación progresan lentamente. El gobierno ha retrocedido en sus objetivos iniciales de reducir los niveles de contaminación en las zonas evacuadas, la meta de llegar a 1 mili sievert por año, ahora es una aspiración a largo plazo.

Iitate, un pueblo situado fuera de los 20 kilómetros de la zona de evacuación y que fuera evacuado después de que expertos encontraran puntos de radiación, se encuentra abandonado, sus 6.000 habitantes fueron repartidos por todo Japón, en medio de escepticismo sobre los planes del alcalde referidos a un posible levantamiento de la orden de evacuación tan pronto como el próximo año. Para que los residentes puedan retornar, "Un gran número de trabajadores fue traído para descontaminar el pueblo”, sin embargo Nobuyoshi Ito, un especialista en medio ambiente que hace pruebas independientes  de radiación en cultivos locales, declara que en base a lo que se observa en lo que se está haciendo “la situación es desesperante, ". "No se sabe cuánto va a costar, menos cuando se ha terminará este trabajo, y  que no va a ser lo suficientemente limpio como para que los aldeanos regresan y reanuden sus vidas."

Shoji Ozawa, un especialista ambiental y miembro de la Sociedad radio-ecológica del pueblo de Iitate, ha declarado que los niveles de radiación están disminuyendo en las zonas residenciales, sin embargo,  en las gruesas capas de bosques de la montaña, que cubren casi las tres cuartas partes del poblado de Iitate, los niveles son peligrosamente altos, con lecturas de 2 a 3 sievert por hora.

Aunque las órdenes de evacuación se han levantado en algunas comunidades cerca a los límites de la zona de exclusión, activistas ambientales han desafiado las afirmaciones oficiales, en el sentido en que, los niveles de radiación no están disminuyendo en toda la zona afectada por la crisis. En un reciente informe, representantes de la organización Greenpeace declararon que habían identificado puntos críticos de radiación distantes a unos 60 km de la planta de Fukushima Daiichi, donde los niveles de radiación superan la meta de largo plazo que se ha propuesto la Secretaría de Medio Ambiente.


Trabajos de descontaminación en el pueblo de Iitate. Kyodo

Ante la imposibilidad de metas a largo plazo, muchas familias evacuadas, particularmente aquellas con niños pequeños, simplemente se han reagrupado y tratan de reconstruir sus vidas en otros lugares.

Un prolongado limbo nuclear  está afectando negativamente la unidad familiar y la salud de las 119000 personas que fueron evacuadas y que aún no pueden regresar a casa. Al otro lado de la prefectura de Fukushima, casi la mitad de los hogares fueron obligados a evacuar y viven separados, mientras que casi el 70% tiene miembros en la familia, con problemas de salud física y mental, según las autoridades locales.

"Muchos aldeanos de Iitate dicen que han aumentado de peso debido a la falta de ejercicio, y que esto ha causado presión arterial alta e hiperglucemia en algunas personas", declaró  Ozawa. "Por supuesto, el estrés es un problema importante."

La preocupación por la falta de tratamiento de las enfermedades mentales, especialmente en los niños evacuados, se ha elevado ahora que los organismos internacionales han disminuido sus actividades, declaró Andrew Grimes, un psicólogo con sede en Tokio, que en el 2012 creó la organización “Albaricoque”, una organización sin fines de lucro que apoya profesionales que prestan servicios de salud mental a los niños de la región. "Muchas de las víctimas de la catástrofe siguen viviendo a través de crisis, el estrés y sentimientos de desesperanza por un futuro feliz", asegura Grimes.

En la ciudad de Minamisoma, en que  la mayoría se extiende a la zona de evacuación, los médicos y profesionales de la salud, aseguran que están luchando para tranquilizar a los residentes acerca de su salud. "Si nuestras pruebas muestran que las personas fueron expuestas internamente, de inmediato se vuelven ansiosos, a pesar que no fueron expuestos a niveles peligrosos", asegura Masaharu Tsubokura, investigador del Instituto de Ciencias Médicas de la Universidad de Tokio y médico en el departamento de hematología en Hospital General Municipal Minamisoma. "Nosotros no  creemos que una exposición aguda de radiación entre la gente de aquí justo después del accidente este asociada con futuros casos de cáncer", asegura Tsubokura, que con sus colegas han examinado a unos 40000 habitantes, más de la mitad de la población de la ciudad de Minamisoma, cuya población antes del desastre era de 70000 personas. "En otras palabras, debemos considerar también, que tendrá que pasar mucho tiempo para que gente se convenza mentalmente de esta situación."


Evacuación prolongada
Un aumento en la incidencia de cáncer de tiroides en los jóvenes que vivían cerca de la planta en el momento de la catástrofe ha provocado un debate sobre los posibles efectos en la salud de la lluvia radioactiva proveniente de la Planta Fukushima Daiichi. El verano pasado, un poco más de 100 personas de 18 años o menos, en el momento del desastre, han sido diagnosticados con sospecha o confirmación de cáncer de tiroides. Ellos forman parte de 370000 niños y adolescentes en la prefectura a quienes se proyecta revisar con regularidad durante toda su vida para prevenir la enfermedad.

Sin embargo, los funcionarios de salud, han descartado una conexión entre el aumento de la tasa de cáncer y la crisis. Señalan que en el caso de la catástrofe de Chernóbil, los casos de cáncer de tiroides surgieron 3 a 4 años después. Además, explican que la tasa de Fukushima es sustancialmente más alta que el promedio nacional, debido a la gran cantidad de personas que están siendo examinadas y al empleo de equipos hipersensible. "No hay evidencia de un aumento en el cáncer de tiroides, ni tampoco se espera resultados elevados, debido a que las dosis fueron muy bajos, incluso en los niños", asegura Gerry Thomas, profesor de patología molecular en el Imperial College de Londres, Reino Unido.

Thomas señaló que 109 casos de cáncer confirmados se han identificado en 300000 niños en la prefectura de Fukushima, quienes se habían sometido a exámenes de ultrasonido de tiroides entre octubre del 2011 y marzo del 2014, una tasa de 0 a 0.36%. "Esta frecuencia es aproximadamente la misma que la observada en un estudio más pequeño de cuatro prefecturas utilizando la misma tecnología en Japón y más baja que los estudios de referencia reportados en Ucrania y Bielorrusia [que fueron afectadas por el desastre de Chernóbil]", dijo Thomas. "Esperaríamos ver más casos de cáncer en los próximos exámenes, tanto como la edad dela  generación revisada llegue a la edad en que empieza a el aumento espontáneo del cáncer de tiroides."

Ocho tumores malignos en 75000 personas (una tasa de 0 a 0.01%) se ha encontrado hasta ahora en una segunda ronda de exámenes. "El hecho de que el numero encontrado en la segunda ronda sea más bajo que el encontrado en la primera ronda de exámenes, se opone  a que sea un resultado como efecto de la radiación", añade Thomas. "Si la radiación hubiese sido la causante del cáncer, esperaríamos ver un aumento en lugar de una disminución en la frecuencia entre la primera y la siguiente ronda de exámenes."

Otros expertos están de acuerdo en que la “evacuación prolongada” representa una amenaza mucho mayor para la salud que la “radiación en los hogares”. "Los errores cometidos en Chernóbil sobre la evacuación prolongada se repitieron en Fukushima, a pesar de las consecuencias adversas para la salud como resultado de las evacuaciones prolongadas,  con poco beneficio, ya que las dosis de radiación que se evitaba eran demasiado bajas como para dar lugar a un daño detectable", así lo aseguran,  en una carta abierta reciente Wade Allison, profesor emérito de física en la Universidad de Oxford, y otros miembros en representación de  “Científicos por la información precisa de radiación”.


Ellos le explicaron a la OMS y a otras agencias que los residentes que fueron evacuados, podrían haber regresado a sus hogares en el 2012 y hubieran evitado enfrentar un mayor riesgo de cáncer. "Si su organización (la OMS) hace una aseveración en este sentido, la declaración incondicional a los residentes de Fukushima, que el regreso a sus hogares no aumentaría el riesgo de cáncer, ayudaría a eliminar el miedo, y a que los que retornen  puedan volver a reanudar su vida normal."

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