Imagen: Cuatro millones de personas usan el metro de Londres
por día.
Por Constanza Hola
Chamy
Cinco
de la tarde.
Inicio
de la hora punta en el metro de Londres.
En el
vagón no cabe un alfiler y el espacio se pelea a codazos.
Entre tanto empujón
para entrar, empujón para salir y empujón para moverse, una turista japonesa se
da cuenta de que su teléfono celular, que tenía en un bolsillo externo de su
bolso, ya no está.
No sabe en qué
minuto fue. Tampoco a quién tenía detrás. No sabe nada. Sólo que las vacaciones
hasta aquí llegaron.
La turista ha sido
víctima de un “pickpocket,”
nombre que recibe en inglés el carterista.
Es una actividad que
se ha convertido en "uno de los mayores problemas criminales del metro de
Londres", según le explica a BBC Mundo el detective Simon Jones, inspector
jefe de la Policía de Transportes Británica (BTP, por sus siglas en inglés) y
en la cual hay una nacionalidad latinoamericana forma parte de la tendencia:
los chilenos.
Para un servicio
utilizado por 4 millones de personas al día, los casi 7.073 reportes de hurtos
acumulados entre el 1 de abril de 2012 y el 22 de marzo de 2013 no parecieran
ser una cifra significativa.
De hecho, en sólo
424 de estos casos la policía detuvo a un sospechoso, según cifras de la BTP.
Sin embargo, si se
considera que las denuncias por este tipo de delitos han crecido un 18% en un
año, los números empiezan a adquirir importancia.
Para hacer frente al
problema, la BTP lanzó en marzo la "Operación Magnum", un plan con
700 policías, que busca cortar de raíz los crímenes en el transporte público.
El plan involucra
también a la Policía Metropolitana y a Transport for London (TFL), la
organización encargada del transporte.
Imagen: El tiempo no
pasó en vano.
Hoy el principal botín de los carteristas son los teléfonos
inteligentes.
El oficio de "carterear"
No son violentos,
buscan principalmente teléfonos inteligentes –el 52% de las especies robadas
por pickpockets son celulares– pero también sustraen tarjetas de crédito
e incluso documentos de identificación.
"Cualquier
lugar cerrado o que involucre una alta concentración de gente es una
oportunidad", le dice Jones a BBC Mundo.
Se despliegan
principalmente en las líneas Central (roja), Piccadilly (azul) y Victoria
(celeste), mayoritariamente en los horarios más concurridos, y la mayoría de
las veces actúan con tal prolijidad que sus víctimas no se percatan de que van
más livianos hasta bastante rato después.
En la década de 1980
y principios de la de 1990 los hurtos de este tipo eran realizados por
delincuentes locales, principalmente asociados a problemas de drogadicción.
Sin embargo, según
la Policía, hoy el 67% de los carteristas que son arrestados provienen de
Europa del Este, según cifras de la BTP. Principalmente desde Rumania.
"Es un fenómeno
que afecta a todas las principales ciudades (...) desde tiempos antiguos. Ni ha
surgido ahora último en Europa, ni se relaciona con las comunidades de Europa
del Este", aclara Ion Jinga, embajador de Rumania en Londres.
"Sin embargo,
las autoridades rumanas y nuestra embajada en Londres tienen una política de
tolerancia cero con cualquier tipo de delitos cometidos por rumanos", le
cuenta el embajador a BBC Mundo.
Desde noviembre de
2011, cinco policías rumanos fueron destinados a colaborar con la BTP en la
detección de delitos que involucren a ciudadanos de Rumania.
"Hay un mito de que los
ladrones chilenos son más sofisticados,
por lo que cometen más crímenes
antes de ser atrapados.
Creo que es un mito, pero hay
algo de cierto en él"
Simon Jones, inspector jefe de la Policía de Transportes Británica
Chileno: el carterista de importación
Aunque en términos
de números, el principal problema para la Policía de Transporte hoy viene de
Europa del Este, cantidad no significa "efectividad".
Porque en cuestión
de ingenio son los sudamericanos los que se roban la película del
"cartereo" en el metro de Londres. "Es como si te dieran doble
puntaje por los sudamericanos, porque siempre son mucho más difíciles de
atrapar", le aseguró un policía incógnito a la cadena de televisión Channel
4.
Claro que denominar los
"sudamericanos" podría ser impreciso.
Existe una comunidad
latinoamericana en particular que se destaca en el rubro y la cual ha recibido
su propia denominación por parte de la BTP: "The Chilean problem" (el problema chileno).
El "lanza
internacional", según la denominación que recibe en Chile este tipo de
delincuentes, es difícil de agarrar y, en general, es reincidente.
"Hay un mito de
que los ladrones chilenos son más sofisticados, por lo que cometen más crímenes
antes de ser atrapados. Creo que es un mito, pero hay algo de cierto en
él", asegura el inspector Jones.
En general, el
asaltante de Europa del Este es atrapado, procesado y finalmente deportado a su
país. "No los vemos más", le cuenta Jones a BBC Mundo.
Sin embargo, los
problemas con los chilenos no son tan fáciles de solucionar, ya que algunos son
residentes que viven desde hace años en Londres, principalmente en el sector de
London Bridge y Elephant & Castle, al sur del río Támesis. De hecho, son
habitués de la línea Northern (negra), en torno de la cual suelen
"trabajar".
Estos, además, le
han pasado el dato a algunos compatriotas que vienen a "trabajar"
como pickpockets durante la temporada de verano, según la Policía.
Según Jones, los
miembros del "problema chileno" que no son residentes cumplen con un
patrón común: llegan generalmente en la época del campeonato de tenis de
Wimbledon, en junio, y se quedan hasta fines del verano. Su principal enfoque,
además del metro, son los eventos masivos como conciertos o actividades
deportivas.
Imagen: Las líneas
preferidas de los carteristas son la Central, Piccadilly y Victoria.
Qué dicen en la embajada
"Nosotros
tenemos conciencia de la existencia del problema y hemos tenido reuniones con
la policía local. También están en conocimiento nuestras autoridades en
Santiago", le dice a BBC Mundo Patricio Díaz, cónsul de Chile en Londres.
El diplomático
aclara que aunque Chile no es un país con una tasa criminal significativa en
Reino Unido, están barajando varios mecanismos de cooperación entre ambas
policías para terminar con el problema.
Según Díaz, el
problema puntual de los carteristas estacionales podría estar relacionado con
una banda de que se mueve por Europa, con sede en Chile.
Y aunque en su
reunión con la Policía no se mencionó el tema de los chilenos residentes, Díaz
sospechaba de algún vínculo.
Al ingresar a Reino
Unido, cualquier persona que no sea parte de la Unión Europea debe llenar un
documento indicando la duración de su estadía y una dirección de contacto.
"Ahí hay un
contacto que se repite, que lleva a pensar que están coordinados", le comenta
Díaz a BBC Mundo.
Con todo, la
autoridad londinense asegura que no hay que alarmarse ni ponerse paranoico.
De vuelta a las
cifras, 7.073 denuncias para más de 1.000 millones de pasajeros al año no está
tan mal.
No es excusa, sin
embargo, para no cuidar las pertenencias al visitar la capital británica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario