Las experiencias del desarrollo e inversión en Cultura
llevadas a cabo en Europa nos muestran que un nuevo enfoque[1]
está en boga, este se sustenta en los tradicionales planteamientos de
tendencias culturalistas[2]
y economicistas [3].
Según los criterios del especialista Juan Martín
Fernández, de la Universidad
Complutense de Madrid, la Cultura representa un importante ámbito de la
actividad económica en España, que a diferencia de otras inversiones, se nutre de recursos que no se acaban y
que, por ello, las nuevas tendencia apuntan al Patrimonio Cultural como una
fuente de empleo y riqueza que requiere de un rediseño en las prioridades y
estrategias de gestión en las agendas de todos los niveles.
Para Ana Yáñez, representante de la Fundación de Casas
Históricas y singulares, y especialista en la colaboración publico – privada en
Cultura, la Cultura es esa actividad imprescindible que al significar riqueza y
empleo, representa un elevado
interés social y ciudadano, lo que
se hace imprescindible nuevas formulas de actuación conjunta en los que se
permita una mejor eficiencia de los recursos económicos. El rol guía lo cumple
el estado, sus organismos regionales y locales, a través de formulas clásicas
como son el reconocimiento de las actividades del sector público, la subvención
parcial o total de proyectos, y el
establecimiento de la normatividad fiscal para los fondos dedicados a fines
culturales. Se requiere para ello, colocar a la Cultura como centro de
desarrollo humano – social, colocar a la industria Cultural como eje de
desarrollo y perder el miedo al trabajo con los grupos sociales, incluyendo a
los no formalizados.
El Estado asume el papel más importante en esta estrategia,
a criterio de Rafael Varón, Viceministro Peruano de Patrimonio Cultural e
Industrias Culturales, especialista en el apoyo financiero a la Cultura, tres
enfoques se hacen imprescindibles, para el desarrollo, el social, el económico
y el cultural. En los que el
estado a través del diseño de políticas establece la estrategia, delimita el amplio
entorno legal y normativo, plantea las políticas de intervención, guía el
trabajo cultural y la generación del conocimiento como base para el impulso de
la oferta cultural, capacita a los emprendedores y apoya los diversos sistemas
culturales.
Estas actividades envuelven la protección, restructuración y
rentabilización del patrimonio cultural
y el fortalecimiento del tejido social necesario y dedicado.
Para Fidel Jaramillo, representante del Banco Interamericano
de Desarrollo, la relación tripartita entre Estado, Sociedad Civil y Mercado es
primordial en la búsqueda de un fomento hacia la inversión en Cultura. Que
luego de años de reflexión esta llegando en esta década, las oportunidades en
Cultura para America Latina. Que se hace necesario preservar el capital natural
(Cultural) al igual que el capital financiero, que si este se usa, entonces
crece y adquiere mayor perspectiva de crecimiento.
En el Perú, la riqueza gastronómica sienta un ejemplo.
[1] Notas del Encuentro
Iberoamericano sobre Financiación de la Cultura llevado a cabo entre el 20 y 23
de noviembre de 2012, en el Ministerio de la Cultura, Lima – Perú.
[2] Enfoque culturalista:
dedicado a la conservación del Patrimonio Cultural
[3] Enfoque economicista:
llamado también la “enfermedad de los costos de los activos culturales”.
Considera al Patrimonio Histórico como un recurso económico, al que se requiere
valorizar, establecer su valor cultural, intervenirlo institucionalmente y
otorgarle el reconocimiento correspondiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario