Por
Jorge Contreras[1]
Finalmente
la epidemia del Ébola nos desnuda una cruda realidad: la insignificancia del
“poder político” y la necesidad de una “filosofía única” de supervivencia para
combatirlo. Con ocho mil casos en África, y la amenaza presente en
Norteamérica, y Europa, presenciamos sorprendidos como en los países
donde esta ocurriendo se hacen preguntas como “¿Quien esta a cargo?”; A la velocidad de propagación calculada por
la Oficina Mundial de la Salud (OMS), que predice para enero del 2015, entre
800 mil y un millón cuatrocientos mil casos, entonces es de esperarse que cada
uno de los gobiernos sean probados en sus planes de prevención y atención de
salud. Por lo pronto, cada país,
está llamado a establecer un Plan y
Presupuesto para establecer ambientes seguros en cada comunidad, adoptar
medidas inmediatas de emergencia, establecer un sistema de salud
autosuficiente, con la correspondiente capacidad de investigación.
Lo Primero una filosofía….
Nada funciona como nosotros queremos, y
esto sucede cuando no estamos a cargo, o nos
supeditamos a otros, o cuando carecemos de información.
Aceptar que la posibilidad de que “la presencia del Ébola en Perú es muy baja”,
es como “dejar nuestras esperanzas de atención a que venga de otro país”,
equivale a dejar pasar la extensa gama de probabilidades de trasmisión entre
personas, mascotas, transporte aéreo, marítimo, la propagación del aire, el
movimiento migratorio de las aves, el movimiento postal, o la presencia de productos
o empresas africanas en nuestro país, particularmente en una situación tan
riesgosa en la que solo conocemos parte de la trasmisión
desde pacientes receptores del virus.
Es
necesario alejar los argumentos políticos…
Los
grupos políticos deben reconocer que en estas circunstancias no juegan
respuestas como ¿Quién está a cargo? o ¿Por qué fallan los protocolos?. Lo estamos viviendo con las emboscadas a las patrullas militares en el VRAE., o como en los
pedidos de renuncia del Ministro de Salud en España. Debemos reconocer que hoy
en día, los gobiernos y sus ministros, tratando de estar en todo sitio,
tratando de controlar todo, más y más, y a la vez no se dan ni tiempo ni
capacidad para llevar a cabo todo lo que quieren, y la habilidad se les pierde entre
la gran burocracia y el incipiente control. Los grandes perdedores son los
ciudadanos, también los que están en peores condiciones, los aislados en tierras inhóspitas y peor aún
a los que les toca trabajar en tierras peligrosas donde los cargos ejecutivos
no llegan y donde la gente con
experiencia no es tomada en cuenta.
Apreciar
las experiencias negativas….
El
colapso en los sistemas de salud en los países de África ha afectado la
atención de emergencias y la atención de las otras enfermedades. Por ello, se requiere tener autosuficiencia en
los Sistemas de Salud para atender la epidemia con sus demandas y continuar con
las atenciones de las otras necesidades. En África, hechos tan simples como el
desaduanar equipos médicos para la atención,
afectó los servicios de salud durante semanas debido a la incapacidad
para descentralizar los abastecimientos a los lugares de atención, o hechos como
la disposición de fallecidos, equipo medico usado y lugares de profilaxia es
otra experiencia lamentable que se observa, con insuficiencia
de preparación.
Necesidad
de Protocolos biológicos en diversos sectores…
En
este punto está claro que aislar, transportar, atender, administrar pacientes y victimas demanda la participación de diversos grupos que deben estar preparados y contar
con el equipo necesario para llevar a cabo su actividad con todas sus
capacidades.
La “Filosofía contra
el Ébola es de todos y para todos”. Su
inclusividad no tiene diferencias,
finalmente nuestros lideres y especialmente nuestros médicos quizás
tengan la oportunidad de probar sus planes, capacidades y prepararse. Por lo
pronto, en Perú, este gobierno cuenta con tiempo para Planes, Presupuestos e Investigación, y nuestros médicos acaban de recibir una compensación, por
lo que tendrán que demostrar “Que no existe improvisación”, y evitar preguntas como en otros países que
apuntan a ¿Quién está a cargo? o ¿Cómo es que fallaron los protocolos?.
[1] Jorge A. Contreras Ríos, DNI 09582230, ICAC Nº 897,
administrador, licenciado de las fuerzas armadas, abogado, magíster en ciencias
militares, magíster en derecho penal, estudios de doctorado en derecho penal.
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