Tomado del Boletín
del FBI
Por Brian D. Fitch[1],
Ph.D.
Traducción Jorge Contreras
A menudo, los investigadores confían en su capacidad para
detectar una mentira. La creencia de que coger a un mentiroso es relativamente
fácil, ha sido impulsada por la variada literatura que a menudo presenta y enumera
los llamados secretos de la comunicación no verbal. "Los gestos comunes que usamos y observamos todos los días ...
podría estar revelando nuestros
más profundos sentimientos y pensamientos ocultos a extraños"[2],
nos asegura un libro sobre las manifestaciones del lenguaje corporal. Consejos similares se encuentran también
en libros populares sobre
entrevistas, incluyendo la sugerencia de que los ojos “idos” de los sospechosos,
los que parecen nublados, muestran desconcierto, inquietud, ruego (como
clamando piedad), o son evasivos o indiferentes, fríos, duros, tensos, o astutos".[3]
Brian, D Fitch |
A pesar de lo popularmente atractivo del lenguaje corporal,
ningún estudio ha podido demostrar una conducta individual que refleje con
exactitud si una persona está mintiendo. Más bien, por cada estudio en el que descubre
un comportamiento particular en -
ojos, dibujos, imágenes o gestos- habrá otro estudio que contradiga lo dicho en
la misma actividad.
Esto se debe, al hecho de que las respuestas de las personas
varían según el tipo de mentira, el tiempo que han tenido para prepararse, la
estrategia del entrevistador, y el nivel de confianza del mentiroso.[4]
Cada vez que un investigador juzga mal el comportamiento de
un sujeto inocente, está en
riesgo de cometer una injusticia, y la injusticia
será doble si una persona inocente es sometida al escrutinio de una mayor
investigación, mientras que el verdadero autor material se mantendrá libre para cometer delitos adicionales.
Mitos comunes…
Todas las expresiones de comportamiento facial, tono de voz,
postura, mirada, y la proximidad pueden comunicar información importante. Sin
embargo, al evaluar con exactitud la conducta de un sujeto, los investigadores
a menudo pueden verse afectados por el engaño, en particular por la relación
entre el comportamiento no verbal y el engaño.
Uno de los errores más comunes es el creer en la
consistencia y fiabilidad de los signos universales de engaño como indicadores
fiables de que una persona está mintiendo. Hay algunas señales que aparecen con
mayor frecuencia en los mentirosos que entre los que dicen la verdad; sin
embargo, no están identificados claramente los signos universales de mentira[5].
Esto se debe a que todos los mentirosos no tienen el mismo
comportamiento. Un mentiroso puede disminuir el contacto visual, mientras que otro
puede aumentar el contacto visual en respuesta a la misma pregunta. Esto se
complica por el hecho de que la misma persona puede responder de manera
diferente en la misma situación debido a diferencias interpersonales y también debido a diferencias en los contextos
intrapersonales[6].
Es probable que cualquiera que interroga a quienes se ganan
la vida como delincuentes y criminales reciba de estos muy regularmente
mentiras.. En un estudio el azar, que
involucró a 509 personas de una variedad de campos y agencias de carrera, sólo agentes
del Servicio Secreto de los EE.UU. se desempeñaron mejor (en un 50% )[7].
Otros estudios han proporcionado
resultados similares[8].
Otro mito es la creencia de que sólo las personas culpables
estarán nerviosas. Esta idea supone que una persona que no tiene nada que
esconder no tiene motivos para estar nervioso y que el engaño se asocia con la
inquietud y la ansiedad. El interrogatorio para la aplicación de la ley puede
ser estresante para cualquier persona, especialmente para alguien con poca
comprensión del sistema de justicia penal. Esta ansiedad puede aumentar por las
preguntas acusatorias o por un estilo agresivo de entrevista. No es
sorprendente que las personas inocentes a menudo demuestren muchas de las
conductas estereotipadas asociadas al engaño, incluyendo los errores del habla,
inquietud, y desviación de la mirada [9].
“A pesar del atractivo popular
del lenguaje corporal, ningún estudio ha descubierto una conducta individual definida
que refleje con exactitud si una persona está mintiendo.”
El engaño…
La detección de mentiras es una tarea difícil, y algunas
técnicas sirven sólo con algunas personas. Ninguna técnica es eficaz todo el
tiempo y en todas las condiciones. No existe enfoque o pregunta que permite a
un investigador el separar la mentira de la verdad en cada situación. De hecho,
algunos métodos pueden disminuir la exactitud.
El engaño es un hecho real en la vida en el que la gente
rara vez piensan. Hay dos formas principales en que las personas mienten: a
través del “ocultamiento” y a través
de la “falsificación”[10].
El ocultar ocurre cuando una
persona evade la pregunta u omite detalles importantes. Los mentirosos suelen
preferir esto, ya que puede ser difícil de revelar. Sin pruebas puede ser
difícil o casi imposible el validar la veracidad o falsedad de la declaración
de una persona. Ocultar es más fácil que
falsificar porque el mentiroso no tendrá que recordar lo que dijo
anteriormente, y le proporcionará numerosas excusas incorporadas. Por ejemplo,
el mentiroso puede alegar ignorancia o una memoria defectuosa[11].
Ocultar es a menudo todo lo que hay que hacer para engañar a otra persona; Sin
embargo, hay momentos en que es necesaria “falsificar”. Por ejemplo, cuando se
trata de explicar el paradero de uno durante el momento en que se cometió un
delito, en estas circunstancias no se puede lograr engañar mediante el
ocultamiento. El sujeto culpable debe y tiene que inventar una historia[12].
Sin importar el tipo de mentira, el mentiroso sabe que tiene
que engañar intencionalmente a otra persona para que crea en algo, que el sabe que es falso. Las personas
que sin saberlo facilitan datos falsos no demuestran emociones u otras señales
asociadas con el engaño. Solo el mentiroso que dice una mentira consciente y deliberada muestra los signos.
La detección de
mentiras…
A pesar de las dificultades inherentes a la detección de la
mentira, los científicos sociales están comenzando a entender mejor las señales
psicológicas, emocionales y el comportamiento asociados con el engaño. Ha la
fecha tres enfoques han demostrado más eficazmente el engaño: 1) el emocional,
2) el cognitivo, y 3) el del intento de control[13].
El Enfoque Emocional…
Las mentiras fallan debido a la dificultad para ocultar o
falsificar emociones ante otros.[14]
Los sentimientos fuertes y los variados comportamientos que esto sentimientos producen
están fuera del control consciente. No todas las mentiras implican emociones,
pero aquellas que están relacionadas con emociones a menudo le presentan problemas
especiales al mentiroso.
Por lo general, la gente no elige el tipo de emoción que
experimentara, cuándo lo sentirá, o lo intenso que será [15].
A veces es posible que una persona pueda soportar una respuesta.; Sin embargo,
es casi imposible eliminar toda la evidencia de los sentimientos. Y esto es
especialmente cierto cuando las situaciones son mas comprometedoras, pues estas
salen a relucir durante un interrogatorio o en una entrevista de investigación.
Las respuestas emocionales fuertes activan la rama simpática
del sistema nervioso autónomo (SNA), que, a su vez, produce cambios
fisiológicos, conductuales y cognitivos[16].
Fisiológicamente la liberación de adrenalina y glucocorticoides aumenta la
presión arterial, la frecuencia cardíaca, la respiración, y la temperatura
corporal. Por lo tanto, una persona frente a una amenaza a menudo exhibe un lavado
o blanqueo de memoria, transpiración, y energía nerviosa. Las respuestas
emocionales negativas fuertes pueden causar aversión en el comportamiento, como
el retirar la mirada, disminuir la orientación del cuerpo, y las posturas[17]
Estos cambios se acompañan con reacciones físicas (inminente reacción) y
psicológicas (pérdida del control de uno mismo).
Cuando la presión es alta, la mayoría de los mentirosos solo
muestran signos de emoción, ansiedad y otros estados asociados al engaño. La activación
emocional es más fuerte cuando el mentiroso tiene algo que ganar o perder.
Cuando las presión es menos, cuando el mentiroso no tiene nada que perder, hay
pocas posibilidades que se muestren las señales que se están discutiendo[18].
La mayoría de las entrevistas de
investigación implican altos riesgos y consecuencias potencialmente negativas.;
Sin embargo, será difícil de identificar en los sujetos con altos niveles de
confianza en su habilidad para mentir o en aquellos que sienten que tienen poco
que ganar o perder.
Las señales emocionales se dividen en dos grandes
categorías: la mentira acerca de los sentimientos y los sentimiento sobre la
mentira[19].
En el primer caso, la gente miente
sobre lo que están sintiendo. Por ejemplo, los delincuentes que tienen miedo
durante una entrevista pueden reír o cubrirse el rostro para ocultar los
verdaderos sentimientos. En el segundo caso, la mentira a menudo genera fuertes
sentimientos de culpa, ansiedad o temor que está separado de la culpabilidad o
la inocencia real. Una persona que se encuentra durante una entrevista, pero
reconoce que el engaño es éticamente incorrecto puede sentirse culpable, o la
persona puede experimentar emoción ante la idea de engañar al investigador. En
cualquiera de los casos, la persona trata de ocultar esos sentimientos.
Hay tres emociones estrechamente asociadas con el engaño: 1)
el miedo, 2) la culpa, y 3) el placer [20]
El miedo es una reacción a la amenaza de daño físico o psicológico provocado
por la presión de las mentiras.. La respuesta del cuerpo es producir tensiones
fisiológicas cambio muscular, aumento
de la temperatura corporal, cambios en la respiración y en los latidos del
corazón. El nivel de miedo depende de la creencia de la persona en sus
habilidades de mentir y lo que está en juego. Algunas personas tienen un don
natural de mentirosos, han
aprendido por experiencia que es fácil engañar a los demás. Rara vez son
detectados, y tienen un alto grado de confianza en su capacidad para engañar.[21]
La culpa en el engaño se refiere a “los sentimientos de una
persona” sobre la mentira, no si es culpable o inocente. no por la mentira o por el acto de mentir.
La culpa es por el engaño, y hace experimentar fuertes sentimientos de culpa o
vergüenza a veces son suficientes para producir una confesión. Algunas personas
son más susceptibles a la culpa por engañar, como en los casos de engaño en un
hogar con creencias estrictas acerca de la falta de honradez, sobre todo cuando
la mentira se ha caracterizado como un pecado.[22]
El "placer," es el sentimiento positivo que
experimenta un mentiroso al anticipar el desafío de la mentira o durante el
momento de mentir cuando aún no se tiene seguridad sobre su éxito[23]. Una persona experimenta deleite al
embaucar y puede mostrar una serie de emociones, como desprecio, disfrute, o
excitación. Es común que los delincuentes al confesar sus crímenes a amigos o
extraños y, en algunos casos, a los investigadores busquen placer en recibir
reconocimiento por su ingenio e inteligencia.
Las expresiones emocionales proporcionan pistas sobre lo que
una persona está sintiendo; sin embargo, no revelan el origen de los
sentimientos[24]. Por
ejemplo, una persona entrevistada en relación con el asesinato de un cónyuge
puede manifestar signos de miedo y culpa cuando se le pregunta por su paradero
durante el crimen. Aunque pueda ser inocente, un despliegue de emoción fuerte
puede ocurrir debido a que el individuo llevaba una relación extramatrimonial
en el momento del asesinato. Las expresiones de miedo acerca de ser descubierto
y el sentimiento de culpa tienen relación con las acciones son reales, pero no
tienen relación con el crimen.
Debido a que los sentimientos no revelan sus fuentes, estos deben
ser considerados en el contexto en que se producen. Las personas difieren en su
expresividad y su capacidad para ocultar las emociones[25].
Es sólo cuando la expresión no coincide con la palabra hablada que se debe
prestar atención a los detalles de la historia de la persona. Los
investigadores deben seguir con las preguntas abiertas, prestar una atención permanente
y constante a las respuestas del sujeto, controlar los desencadenantes
emocionales y comparar las respuestas de la persona con los hechos del caso.
“Cada vez que un investigador
juzga mal comportamiento de un sujeto inocente, existe el riesgo de una doble
injusticia ....”
El Enfoque Cognitivo…
Una segunda razón por la que las mentiras se descubren
reside en el esfuerzo mental necesario para crear y comunicar una historia.
Mentir y persuadir es difícil para muchas personas, especialmente para aquellos
que no están preparados. Aún, si el mentiroso se prepara, le puede ser difícil mentir
de manera convincente[26].
El mentiroso tiene que construir
una historia coherente que el entrevistador sabe o puede descubrir, realizar un
seguimiento de todo lo que se dijo, también debe anticiparse a las preguntas
futuras y evitar proporcionar demasiada información. El esfuerzo requerido para
mentir varía entre las personas; Sin embargo, la evidencia sugiere que los mentirosos
tienen más probabilidades de decir la verdad a exhibir ciertas conductas vacilantes,
cometer errores, hablar más despacio, deteniéndose más y esperar por más tiempo
antes de responder[27].
Un estudio en 99 agentes de la policía que vieron fragmentos
de entrevistas grabadas en video con 54 asesinos, violadores y pirómanos
demostró que los funcionarios que confiaban en las señales verbales (por
ejemplo, las respuestas vagas o contradicciones) distinguieron entre la verdad
y el engaño mejor que aquellos que confiaron en los signos más visuales (por
ejemplo, desviación de la mirada o los cambios posturales). Los investigadores
encontraron una relación inversa entre los comportamientos no verbales (por
ejemplo, inquietud y mirar a lo lejos) y la precisión[28]. Los agentes de policía que específicamente
mencionaron que los mentirosos
desviaron la mirada o se mostraron inquietos obtuvieron las más bajas puntuaciones, mientras que
los que prestaron atención a las respuestas verbales fueron más precisos en sus
juicios.
El enfoque cognitivo para detectar el engaño se basa en la
idea de que mentir requiere más recursos mentales que decir la verdad. Se cree
que el aumento de la carga mental que se requiere para formular y comunicar una
historia plausible, controlar el lenguaje corporal y las expresiones
emocionales, y anticiparse a futuras preguntas hace a los mentirosos más vulnerables
a las preguntas adicionales, que no van a poder prever[29].
Los investigadores pueden tomar ventajas de esta tendencia, si se centran en preguntas
no acusatorias, abiertas diseñadas para obtener respuestas narrativas.
Los estudios muestran que los investigadores se basan en dos
tipos de entrevistas una es la recolección de información y la otra el estilo
acusatorio[30].
Un investigador que utiliza el
estilo de “recopilación de información” hace preguntas abiertas (por ejemplo: "En
sus propias palabras, dígame que pasó") que requieren que el entrevistado
proporcione datos detallados. Con el estilo acusatorio, el entrevistador
utiliza alegaciones (por ejemplo, "Es evidente que usted está ocultando
algo") con la esperanza de obtener una admisión o confesión. El propósito
de cada entrevista y la calidad y cantidad de la información obtenida son
diferentes. Las entrevistas son para reunir hechos, y cuanto más detallada y
completa sea la información, más éxito de la entrevista.
Cuanta más información que un investigador puede asegurar,
existen más posibilidades de comparar los hechos con la evidencia disponible.
Cuanto más larga sea la entrevista, más oportunidades para examinar las respuestas
del entrevistado[31]. Los investigadores deben centrarse en
las entrevistas de recopilación de información, ya que no acusan el tema de las
acusaciones y es menos probable que resulte en confesiones falsas.[32]
“A pesar de las dificultades
inherentes a la detección de la mentira, los científicos sociales están
comenzando a entender mejor las señales psicológicas, emocionales y de
comportamiento asociados con el engaño.”
Aproximación al Intento de Control..
La tercera razón por la que las mentiras fallan es el
aspecto “poco natural” de los mentirosos
cuando tratan de controlar su comportamiento, (conocido como el uso de
contramedidas)[33]. Los mentirosos saben que los
observadores prestan mucha atención a la conducta, por lo que manejan sus
comportamientos no verbales para aparecer honestos y sinceros.
Estos individuos a menudo muestran estereotípicos
comportamientos, mirada, inquietud, cambios de postura,
comúnmente asociados con el engaño. A veces hacen todo lo posible para mantener
el contacto visual, controlar sus gestos, y presentar una actitud
emocionalmente fría.[34]
A pesar de los mejores esfuerzos que pueda poner de su parte
un mentiroso, es imposible que pueda supervisar, controlar o disimular todo su comportamiento.
Algunos comportamientos, como los cambios fisiológicos que acompañan a las
emociones fuertes, están fuera del control consciente.[35]
Esto se complica aún más porque la gente por lo general no es consciente de su
propia conducta y de la forma como se presenta a los demás, por lo que cambios
sutiles en su comportamiento pueden mostrar valiosa información.
Uno estrategia empleada por los mentirosos es limitar la
cantidad de información falsa,
para ello insertan la mentira en una serie de verdades. En lugar de
decir una compleja y descarada mentira, la persona inserta falsedades para
hacerla verse de manera veraz[36].
Por ejemplo, los sospechosos de
robo que quieren ocultar su paradero en la noche del crimen pueden brindar
detalles de las actividades que tuvieron lugar la noche anterior al incidente,
lo que reduce significativamente la cantidad de información falsa que deben
recordar. ¡Sólo cambiar la fecha de las actividades, no las propias
actividades. A menudo son difíciles de detectar las mentiras de los individuos que
integran mentiras en otras verdades, pues
requieren de mucha observación.
Calibración de una
línea de base…
El habla y la conducta de las personas varía. Algunas
personas hacen varios movimientos, algunos son elocuentes y persuasivos,
mientras que otros muestran importantes diferencias en sus respuestas
fisiológicas[37]. En lugar de evaluar las respuestas que
se producen durante una entrevista, los investigadores primero deben determinar
cómo es que el sujeto se ve y se expresa cuando comunica una verdad. A partir
de ello, deben estar atentos a los comportamientos que se apartan de ese estilo
normal o línea de base.
Al comparar los comportamientos verbales y no verbales con
la línea de base, el investigador debe asegurarse de que las respuestas de la
persona sean del mismo tema de la entrevista, sobre tópicos similares, y que
estas entrevistas tengan lugar dentro de un corto período de tiempo[38].
Esto es importante porque en
conversaciones con poca presión, es poco probable que la persona de respuestas
de consecuencias negativas. Por el contrario, las entrevistas para discutir los
elementos de un delito son más apremiantes y puedan producir emociones graves.
No existe una señal universal de engaño. Los investigadores
deben evitar centrarse en un solo comportamiento y buscar grupos (por ejemplo,
un sujeto frotarse la cara, cambiando de postura, y encogiéndose de hombros).
Aunque ninguno de estos comportamientos indican que una persona está mintiendo,
a menudo revelan signos de excitación emocional, incomodidad, o angustia, sobre
todo si se rompen con la conducta normal de la línea de base del sujeto.
El momento y el lugar de la conducta de una persona son
fundamentales. Por ejemplo, si un sujeto cambia la postura, sonríe, hace una
pausa, y se toca la cara durante un descanso en la pequeña charla conversación,
los comportamientos probablemente son de poco valor[39].
Por el contrario, si la persona
demuestra el mismo patrón inmediatamente después de una pregunta, puede indicar
la activación emocional o engaño y requeriría de un nuevo interrogatorio.
“Todas las expresiones de
comportamiento, facial, tono de voz, la postura, la mirada, y la proximidad,
pueden comunicar información importante.”
Conclusiones…
Los investigadores se pasan el tiempo tratando de separar
los hechos de la ficción. A pesar de la creencia de que es fácil el detectar a un
mentiroso, lo que realmente es difícil es distinguir entre la verdad y el
engaño. Esto se debe a que ningún comportamiento predice con exactitud si una
persona está mintiendo.
Por lo tanto, en lugar de centrarse en un solo
comportamiento, los investigadores deben primero realizar una evaluación de
línea de base. Ellos deben hacer preguntas abiertas para recoger la mayor
cantidad de información posible mientras se ven los indicadores de la emoción,
la cognición y el control.
Después de completar estos pasos, los investigadores pueden
pedir preguntas cerradas destinadas a provocar respuestas específicas.
Independientemente de lo prometedor que puede aparecer un
determinado método, los investigadores deben acercarse a cada entrevista con un
nivel apropiado de escepticismo y aprecio por las grandes diferencias
individuales en el comportamiento y el lenguaje, así como una sólida
comprensión de los hechos del caso. En general, no hay sustituto para una
investigación a fondo.
[1] El Dr. Fitch
es un teniente que sirve en la Oficina del Sheriff del Condado de Los Ángeles,
California y mantiene la posición de docente en la facultad de la Universidad
Estatal de California, Long Beach, y en la Escuela de Derecho de la Universidad
Southwestern en Los Ángeles.
[2] Julius Fast,
Body Language: Los secretos esenciales de la comunicación no verbal (New York,
NY: MJF Books, 1970).
[3] Fred E.
Inbau, John E. Reid, Joseph P. Buckley y Brian C. Jayne, Interrogatorio
Criminal y Confesiones, 4 ª ed. (Sudbury, MA: Jones y Bartlett, 2004), 152.
[4] Aldert Vrij,
detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 2 ª ed. (West
Sussex, UK: John Wiley and Sons, 2008).
[5] Paul Ekman,
Telling Lies: indicios del engaño en el mercado, Política, y el matrimonio,
rev. ed. (New York, NY: W.W. Norton and Company, 2009).
[6] Vrij,
detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 51.
[7] Paul Ekman y
Maureen O'Sullivan, "¿Quién puede atrapar a un mentiroso?" American
Psychologist 46, no. 9 (1991): 913-920.
[8] Bella M.
DePaulo y Roger L. Pfeifer, "La experiencia en el lugar de trabajo y la
habilidad en detectar el engaño", Revista de Psicología Social Aplicada
16, no. 3 (1986): 249-267.
[9] Paul Ekman y
Mark Frank, "Mentiras que no", en La mentira y el engaño en la vida
cotidiana, ed. M. Lewis y C. Sarni (Nueva York, Nueva York: Guilford Press,
1993), 184-200.
[10] Ekman,
Diciendo Mentiras, 28.
[11] Vrij,
detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 17.
[12] Ekman,
Diciendo Mentiras, 31.
[13] Miron
Zuckerman, Bella DePaulo M. y Robert Rosenthal, "Comunicación verbal y no
verbal del engaño", en Advances in Experimental Social Psychology, ed. L.
Berkowitz (Nueva York, Nueva York: Academic Press, 1981), 14:1-57.
[14] Ekman,
Diciendo Mentiras, 48.
[15] Paul Ekman,
Emociones reveladas: reconocimiento de rostros y sentimientos a mejorar la
comunicación y la vida emocional (Nueva York, Nueva York: Henry Holt y
Compañía, 2003).
[16] Daniel
Goleman, Inteligencia Emocional: ¿Por qué puede ser más importante que IQ
(Nueva York, Nueva York: Bantam Books, 1995).
[17] Vrij,
detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 39.
[18] Ekman,
Diciendo Mentiras, 59.
[19] Aldert
Vrij, detección de mentiras y engaños: La psicología de la mentira y de
implicaciones para la práctica profesional (West Sussex, UK: John Wiley and
Sons, 2000).
[20] Ekman,
Diciendo Mentiras, 49.
[21] Aldert
Vrij, Pär Anders Granhag, y Stephen Porter, "Dificultades y Oportunidades
en no verbal y verbal Detección de Mentiras," Psychological Science in the
Public Interest 11 (2010): 89-121.
[22] Ekman,
Diciendo Mentiras, 66.
[23] Ekman,
Diciendo Mentiras, 76.
[24] Paul Ekman,
"El engaño, la mentira y Comportamiento", en los Estados de la Mente:
Perspectivas de América Latina y post-soviéticos sobre temas contemporáneos en
Psicología, ed. D. F. Halpern y AE Voiskounsky (Nueva York, Nueva York: Oxford
University Press, 1997), 93-105.
[25] Vrij,
detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 51.
[26] Vrij,
detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 18.
[27] Frieda
Goldman-Eisler, Psicolingüística: Experiments in espontánea del habla (Nueva
York, Nueva York: Academic Press, 1968).
[28] Samantha
Mann, Aldert Vrij, y Ray Toro, "Detección de Mentiras verdaderas:"
Capacidad para detectar sospechosos oficiales de policía de las Mentiras
", Journal of Applied Psychology 89, no. 1 (2004), 137-149.
[29] Vrij,
detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 40.
[30] Stephen J.
Moston y Terry Engelbert, "técnicas de interrogatorio de la policía en la
cinta Las entrevistas con los sospechosos de delitos registrados," Policía
y sociedad 3, no. 3 (1993): 223-237.
[31] Vrij,
Granhag, y Porter, "Dificultades y Oportunidades en no verbal y verbal
Detección de Mentiras", 106.
[32] Gisli H.
Gudjonsson, La Psicología de los interrogatorios y confesiones: Manual (West
Sussex, UK: John Wiley and Sons, 2003).
[33] Vrij,
Granhag, y Porter, "Dificultades y Oportunidades en no verbal y verbal
Detección de Mentiras", 94.
[34] M. Bella
DePaulo y Susan E. Kirkendol, "El Deterioro Efecto de motivación en la
Comunicación del engaño", en la evaluación de la credibilidad, ed. JC
Yuille (Norwell, MA: Kluwer Academic Publishers, 1989), 51-70.
[35] Ekman,
Diciendo Mentiras, 46.
[36] Vrij,
Granhag, y Porter, "Dificultades y Oportunidades en no verbal y verbal
Detección de Mentiras", 94.
[37] M. Bella
DePaulo y Howard S. Friedman, "La comunicación no verbal", en el vol.
1 y 2, 4 ª ed., The Handbook of Social Psychology, ed. D. T. Gilbert, S. T.
Fiske, y G. Lindzey (Nueva York, Nueva York: McGraw-Hill, 1998), 3-40.
[38] Vrij,
detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 402.
[39] Ekman,
Diciendo Mentiras, 149.
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