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martes, 10 de junio de 2014

FBI: “La verdad sobre la mentira”: lo que todo investigador debe saber

Tomado del Boletín del FBI
Por Brian D. Fitch[1], Ph.D.
Traducción Jorge Contreras

A menudo, los investigadores confían en su capacidad para detectar una mentira. La creencia de que coger a un mentiroso es relativamente fácil, ha sido impulsada por la variada literatura que a menudo presenta y enumera los llamados secretos de la comunicación no verbal. "Los gestos comunes que usamos y observamos todos los días ... podría estar  revelando nuestros más profundos sentimientos y pensamientos ocultos a extraños"[2], nos asegura un libro sobre las manifestaciones del lenguaje corporal.  Consejos similares se encuentran también en  libros populares sobre entrevistas, incluyendo la sugerencia de que los ojos “idos” de los sospechosos, los que parecen nublados, muestran desconcierto, inquietud, ruego (como clamando piedad), o son evasivos o indiferentes, fríos, duros, tensos, o astutos".[3]
Brian, D Fitch

A pesar de lo popularmente atractivo del lenguaje corporal, ningún estudio ha podido demostrar una conducta individual que refleje con exactitud si una persona está mintiendo. Más bien, por cada estudio en el que descubre un comportamiento  particular en - ojos, dibujos, imágenes o gestos- habrá otro estudio que contradiga lo dicho en la misma actividad.

Esto se debe, al hecho de que las respuestas de las personas varían según el tipo de mentira, el tiempo que han tenido para prepararse, la estrategia del entrevistador, y el nivel de confianza del mentiroso.[4]

Cada vez que un investigador juzga mal el comportamiento de un sujeto inocente, está en
riesgo de cometer una injusticia, y la injusticia será doble si una persona inocente es sometida al escrutinio de una mayor investigación, mientras que el verdadero autor material se mantendrá  libre para cometer delitos adicionales.

Mitos comunes…
Todas las expresiones de comportamiento facial, tono de voz, postura, mirada, y la proximidad pueden comunicar información importante. Sin embargo, al evaluar con exactitud la conducta de un sujeto, los investigadores a menudo pueden verse afectados por el engaño, en particular por la relación entre el comportamiento no verbal y el engaño.

Uno de los errores más comunes es el creer en la consistencia y fiabilidad de los signos universales de engaño como indicadores fiables de que una persona está mintiendo. Hay algunas señales que aparecen con mayor frecuencia en los mentirosos que entre los que dicen la verdad; sin embargo, no están identificados claramente los signos universales de mentira[5].

Esto se debe a que todos los mentirosos no tienen el mismo comportamiento. Un mentiroso puede disminuir el contacto visual, mientras que otro puede aumentar el contacto visual en respuesta a la misma pregunta. Esto se complica por el hecho de que la misma persona puede responder de manera diferente en la misma situación debido a diferencias  interpersonales y también debido a diferencias en los contextos intrapersonales[6].

Es probable que cualquiera que interroga a quienes se ganan la vida como delincuentes y criminales reciba de estos muy regularmente mentiras.. En un estudio el azar,  que involucró a 509 personas de una variedad de campos y agencias de carrera, sólo agentes del Servicio Secreto de los EE.UU. se desempeñaron mejor (en un 50% )[7].  Otros estudios han proporcionado
resultados similares[8].

Otro mito es la creencia de que sólo las personas culpables estarán nerviosas. Esta idea supone que una persona que no tiene nada que esconder no tiene motivos para estar nervioso y que el engaño se asocia con la inquietud y la ansiedad. El interrogatorio para la aplicación de la ley puede ser estresante para cualquier persona, especialmente para alguien con poca comprensión del sistema de justicia penal. Esta ansiedad puede aumentar por las preguntas acusatorias o por un estilo agresivo de entrevista. No es sorprendente que las personas inocentes a menudo demuestren muchas de las conductas estereotipadas asociadas al engaño, incluyendo los errores del habla, inquietud, y desviación de la mirada [9].

“A pesar del atractivo popular del lenguaje corporal, ningún estudio ha descubierto una conducta individual definida que refleje con exactitud si una persona está mintiendo.”

El engaño…

La detección de mentiras es una tarea difícil, y algunas técnicas sirven sólo con algunas personas. Ninguna técnica es eficaz todo el tiempo y en todas las condiciones. No existe enfoque o pregunta que permite a un investigador el separar la mentira de la verdad en cada situación. De hecho, algunos métodos pueden disminuir la exactitud.

El engaño es un hecho real en la vida en el que la gente rara vez piensan. Hay dos formas principales en que las personas mienten: a través del “ocultamiento” y a través de la “falsificación”[10].  El ocultar ocurre cuando una persona evade la pregunta u omite detalles importantes. Los mentirosos suelen preferir esto, ya que puede ser difícil de revelar. Sin pruebas puede ser difícil o casi imposible el validar la veracidad o falsedad de la declaración de una persona. Ocultar es más fácil que  falsificar porque el mentiroso no tendrá que recordar lo que dijo anteriormente, y le proporcionará numerosas excusas incorporadas. Por ejemplo, el mentiroso puede alegar ignorancia o una memoria defectuosa[11].

Ocultar es a menudo  todo lo que hay que hacer para engañar a otra persona; Sin embargo, hay momentos en que es necesaria “falsificar”. Por ejemplo, cuando se trata de explicar el paradero de uno durante el momento en que se cometió un delito, en estas circunstancias no se puede lograr engañar mediante el ocultamiento. El sujeto culpable debe y tiene que inventar una historia[12].

Sin importar el tipo de mentira, el mentiroso sabe que tiene que engañar intencionalmente a otra persona para que crea en algo,  que el sabe que es falso. Las personas que sin saberlo facilitan datos falsos no demuestran emociones u otras señales asociadas con el engaño. Solo el mentiroso que  dice una mentira consciente y deliberada muestra los signos.

La detección de mentiras…
A pesar de las dificultades inherentes a la detección de la mentira, los científicos sociales están comenzando a entender mejor las señales psicológicas, emocionales y el comportamiento asociados con el engaño. Ha la fecha tres enfoques han demostrado más eficazmente el engaño: 1) el emocional, 2) el cognitivo, y 3) el del intento de control[13].

El Enfoque Emocional…
Las mentiras fallan debido a la dificultad para ocultar o falsificar emociones ante otros.[14] Los sentimientos fuertes y los variados comportamientos que esto sentimientos producen están fuera del control consciente. No todas las mentiras implican emociones, pero aquellas que están relacionadas con emociones a menudo le presentan problemas especiales al mentiroso.

Por lo general, la gente no elige el tipo de emoción que experimentara, cuándo lo sentirá, o lo intenso que será [15]. A veces es posible que una persona pueda soportar una respuesta.; Sin embargo, es casi imposible eliminar toda la evidencia de los sentimientos. Y esto es especialmente cierto cuando las situaciones son mas comprometedoras, pues estas salen a relucir durante un interrogatorio o en una entrevista de investigación.

Las respuestas emocionales fuertes activan la rama simpática del sistema nervioso autónomo (SNA), que, a su vez, produce cambios fisiológicos, conductuales y cognitivos[16]. Fisiológicamente la liberación de adrenalina y glucocorticoides aumenta la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la respiración, y la temperatura corporal. Por lo tanto, una persona frente a una amenaza a menudo exhibe un lavado o blanqueo de memoria, transpiración, y energía nerviosa. Las respuestas emocionales negativas fuertes pueden causar aversión en el comportamiento, como el retirar la mirada, disminuir la orientación del cuerpo, y las posturas[17] Estos cambios se acompañan con reacciones físicas (inminente reacción) y psicológicas (pérdida del control de uno mismo).

Cuando la presión es alta, la mayoría de los mentirosos solo muestran signos de emoción, ansiedad y otros estados asociados al engaño. La activación emocional es más fuerte cuando el mentiroso tiene algo que ganar o perder. Cuando las presión es menos, cuando el mentiroso no tiene nada que perder, hay pocas posibilidades que se muestren las señales que se están discutiendo[18].  La ​​mayoría de las entrevistas de investigación implican altos riesgos y consecuencias potencialmente negativas.; Sin embargo, será difícil de identificar en los sujetos con altos niveles de confianza en su habilidad para mentir o en aquellos que sienten que tienen poco que ganar o perder.

Las señales emocionales se dividen en dos grandes categorías: la mentira acerca de los sentimientos y los sentimiento sobre la mentira[19].  En el primer caso, la gente miente sobre lo que están sintiendo. Por ejemplo, los delincuentes que tienen miedo durante una entrevista pueden reír o cubrirse el rostro para ocultar los verdaderos sentimientos. En el segundo caso, la mentira a menudo genera fuertes sentimientos de culpa, ansiedad o temor que está separado de la culpabilidad o la inocencia real. Una persona que se encuentra durante una entrevista, pero reconoce que el engaño es éticamente incorrecto puede sentirse culpable, o la persona puede experimentar emoción ante la idea de engañar al investigador. En cualquiera de los casos, la persona trata de ocultar esos sentimientos.

Hay tres emociones estrechamente asociadas con el engaño: 1) el miedo, 2) la culpa, y 3) el placer [20] El miedo es una reacción a la amenaza de daño físico o psicológico provocado por la presión de las mentiras.. La respuesta del cuerpo es producir tensiones fisiológicas cambio muscular,  aumento de la temperatura corporal, cambios en la respiración y en los latidos del corazón. El nivel de miedo depende de la creencia de la persona en sus habilidades de mentir y lo que está en juego. Algunas personas tienen un don natural de mentirosos,  han aprendido por experiencia que es fácil engañar a los demás. Rara vez son detectados, y tienen un alto grado de confianza en su capacidad para engañar.[21]

La culpa en el engaño se refiere a “los sentimientos de una persona” sobre la mentira, no si es culpable o inocente. no  por la mentira o por el acto de mentir. La culpa es por el engaño, y hace experimentar fuertes sentimientos de culpa o vergüenza a veces son suficientes para producir una confesión. Algunas personas son más susceptibles a la culpa por engañar, como en los casos de engaño en un hogar con creencias estrictas acerca de la falta de honradez, sobre todo cuando la mentira se ha caracterizado como un pecado.[22]

El "placer," es el sentimiento positivo que experimenta un mentiroso al anticipar el desafío de la mentira o durante el momento de mentir cuando aún no se tiene seguridad sobre su éxito[23].  Una persona experimenta deleite al embaucar y puede mostrar una serie de emociones, como desprecio, disfrute, o excitación. Es común que los delincuentes al confesar sus crímenes a amigos o extraños y, en algunos casos, a los investigadores busquen placer en recibir reconocimiento por su ingenio e inteligencia.

Las expresiones emocionales proporcionan pistas sobre lo que una persona está sintiendo; sin embargo, no revelan el origen de los sentimientos[24]. Por ejemplo, una persona entrevistada en relación con el asesinato de un cónyuge puede manifestar signos de miedo y culpa cuando se le pregunta por su paradero durante el crimen. Aunque pueda ser inocente, un despliegue de emoción fuerte puede ocurrir debido a que el individuo llevaba una relación extramatrimonial en el momento del asesinato. Las expresiones de miedo acerca de ser descubierto y el sentimiento de culpa tienen relación con las acciones son reales, pero no tienen relación con el crimen.

Debido a que los sentimientos no revelan sus fuentes, estos deben ser considerados en el contexto en que se producen. Las personas difieren en su expresividad y su capacidad para ocultar las emociones[25]. Es sólo cuando la expresión no coincide con la palabra hablada que se debe prestar atención a los detalles de la historia de la persona. Los investigadores deben seguir con las preguntas abiertas, prestar una atención permanente y constante a las respuestas del sujeto, controlar los desencadenantes emocionales y comparar las respuestas de la persona con los hechos del caso.

“Cada vez que un investigador juzga mal comportamiento de un sujeto inocente, existe el riesgo de una doble injusticia ....”

El Enfoque Cognitivo…
Una segunda razón por la que las mentiras se descubren reside en el esfuerzo mental necesario para crear y comunicar una historia. Mentir y persuadir es difícil para muchas personas, especialmente para aquellos que no están preparados. Aún, si el mentiroso se prepara, le puede ser difícil mentir de manera convincente[26].  El mentiroso tiene que construir una historia coherente que el entrevistador sabe o puede descubrir, realizar un seguimiento de todo lo que se dijo, también debe anticiparse a las preguntas futuras y evitar proporcionar demasiada información. El esfuerzo requerido para mentir varía entre las personas; Sin embargo, la evidencia sugiere que los mentirosos tienen más probabilidades de decir la verdad a exhibir ciertas conductas vacilantes, cometer errores, hablar más despacio, deteniéndose más y esperar por más tiempo antes de responder[27].

Un estudio en 99 agentes de la policía que vieron fragmentos de entrevistas grabadas en video con 54 asesinos, violadores y pirómanos demostró que los funcionarios que confiaban en las señales verbales (por ejemplo, las respuestas vagas o contradicciones) distinguieron entre la verdad y el engaño mejor que aquellos que confiaron en los signos más visuales (por ejemplo, desviación de la mirada o los cambios posturales). Los investigadores encontraron una relación inversa entre los comportamientos no verbales (por ejemplo, inquietud y mirar a lo lejos) y la precisión[28].  Los agentes de policía que específicamente mencionaron  que los mentirosos desviaron la mirada o se mostraron inquietos obtuvieron  las más bajas puntuaciones, mientras que los que prestaron atención a las respuestas verbales fueron más precisos en sus juicios.

El enfoque cognitivo para detectar el engaño se basa en la idea de que mentir requiere más recursos mentales que decir la verdad. Se cree que el aumento de la carga mental que se requiere para formular y comunicar una historia plausible, controlar el lenguaje corporal y las expresiones emocionales, y anticiparse a futuras preguntas hace a los mentirosos más vulnerables a las preguntas adicionales, que no van a poder prever[29]. Los investigadores pueden tomar ventajas de esta tendencia, si se centran en preguntas no acusatorias, abiertas diseñadas para obtener respuestas narrativas.

Los estudios muestran que los investigadores se basan en dos tipos de entrevistas una es la recolección de información y la otra el estilo acusatorio[30].  Un investigador que utiliza el estilo de “recopilación de información” hace preguntas abiertas (por ejemplo: "En sus propias palabras, dígame que pasó") que requieren que el entrevistado proporcione datos detallados. Con el estilo acusatorio, el entrevistador utiliza alegaciones (por ejemplo, "Es evidente que usted está ocultando algo") con la esperanza de obtener una admisión o confesión. El propósito de cada entrevista y la calidad y cantidad de la información obtenida son diferentes. Las entrevistas son para reunir hechos, y cuanto más detallada y completa sea la información, más éxito de la entrevista.

Cuanta más información que un investigador puede asegurar, existen más posibilidades de comparar los hechos con la evidencia disponible. Cuanto más larga sea la entrevista, más oportunidades para examinar las respuestas del entrevistado[31].  Los investigadores deben centrarse en las entrevistas de recopilación de información, ya que no acusan el tema de las acusaciones y es menos probable que resulte en confesiones falsas.[32]

“A pesar de las dificultades inherentes a la detección de la mentira, los científicos sociales están comenzando a entender mejor las señales psicológicas, emocionales y de comportamiento asociados con el engaño.”

 Aproximación al Intento de Control..
La tercera razón por la que las mentiras fallan es el aspecto “poco natural” de  los mentirosos cuando tratan de controlar su comportamiento, (conocido como el uso de contramedidas)[33].  Los mentirosos saben que los observadores prestan mucha atención a la conducta, por lo que manejan sus comportamientos no verbales para  aparecer honestos y sinceros.

Estos individuos a menudo muestran estereotípicos comportamientos, mirada, inquietud,  cambios de postura,  comúnmente asociados con el engaño. A veces hacen todo lo posible para mantener el contacto visual, controlar sus gestos, y presentar una actitud emocionalmente fría.[34]

A pesar de los mejores esfuerzos que pueda poner de su parte un mentiroso, es imposible que pueda  supervisar, controlar o disimular todo su comportamiento. Algunos comportamientos, como los cambios fisiológicos que acompañan a las emociones fuertes, están fuera del control consciente.[35] Esto se complica aún más porque la gente por lo general no es consciente de su propia conducta y de la forma como se presenta a los demás, por lo que cambios sutiles en su comportamiento pueden mostrar valiosa información.

Uno estrategia empleada por los mentirosos es limitar la cantidad de información falsa,  para ello insertan la mentira en una serie de verdades. En lugar de decir una compleja y descarada mentira, la persona inserta falsedades para hacerla verse de manera veraz[36].  Por ejemplo, los sospechosos de robo que quieren ocultar su paradero en la noche del crimen pueden brindar detalles de las actividades que tuvieron lugar la noche anterior al incidente, lo que reduce significativamente la cantidad de información falsa que deben recordar. ¡Sólo cambiar la fecha de las actividades, no las propias actividades. A menudo son difíciles de detectar las mentiras de los individuos que integran mentiras en otras verdades, pues  requieren de mucha observación.

Calibración de una línea de base…
El habla y la conducta de las personas varía. Algunas personas hacen varios movimientos, algunos son elocuentes y persuasivos, mientras que otros muestran importantes diferencias en sus respuestas fisiológicas[37].  En lugar de evaluar las respuestas que se producen durante una entrevista, los investigadores primero deben determinar cómo es que el sujeto se ve y se expresa cuando comunica una verdad. A partir de ello, deben estar atentos a los comportamientos que se apartan de ese estilo normal o línea de base.

Al comparar los comportamientos verbales y no verbales con la línea de base, el investigador debe asegurarse de que las respuestas de la persona sean del mismo tema de la entrevista, sobre tópicos similares, y que estas entrevistas tengan lugar dentro de un corto período de tiempo[38].  Esto es importante porque en conversaciones con poca presión, es poco probable que la persona de respuestas de consecuencias negativas. Por el contrario, las entrevistas para discutir los elementos de un delito son más apremiantes y puedan producir emociones graves.

No existe una señal universal de engaño. Los investigadores deben evitar centrarse en un solo comportamiento y buscar grupos (por ejemplo, un sujeto frotarse la cara, cambiando de postura, y encogiéndose de hombros). Aunque ninguno de estos comportamientos indican que una persona está mintiendo, a menudo revelan signos de excitación emocional, incomodidad, o angustia, sobre todo si se rompen con la conducta normal de la línea de base del sujeto.

El momento y el lugar de la conducta de una persona son fundamentales. Por ejemplo, si un sujeto cambia la postura, sonríe, hace una pausa, y se toca la cara durante un descanso en la pequeña charla conversación, los comportamientos probablemente son de poco valor[39].  Por el contrario, si la persona demuestra el mismo patrón inmediatamente después de una pregunta, puede indicar la activación emocional o engaño y requeriría de un nuevo interrogatorio.


“Todas las expresiones de comportamiento, facial, tono de voz, la postura, la mirada, y la proximidad, pueden comunicar información importante.”
Conclusiones…
Los investigadores se pasan el tiempo tratando de separar los hechos de la ficción. A pesar de la creencia de que es fácil el detectar a un mentiroso, lo que realmente es difícil es distinguir entre la verdad y el engaño. Esto se debe a que ningún comportamiento predice con exactitud si una persona está mintiendo.

Por lo tanto, en lugar de centrarse en un solo comportamiento, los investigadores deben primero realizar una evaluación de línea de base. Ellos deben hacer preguntas abiertas para recoger la mayor cantidad de información posible mientras se ven los indicadores de la emoción, la cognición y el control.

Después de completar estos pasos, los investigadores pueden pedir preguntas cerradas destinadas a provocar respuestas específicas.

Independientemente de lo prometedor que puede aparecer un determinado método, los investigadores deben acercarse a cada entrevista con un nivel apropiado de escepticismo y aprecio por las grandes diferencias individuales en el comportamiento y el lenguaje, así como una sólida comprensión de los hechos del caso. En general, no hay sustituto para una investigación a fondo.



[1] El Dr. Fitch es un teniente que sirve en la Oficina del Sheriff del Condado de Los Ángeles, California y mantiene la posición de docente en la facultad de la Universidad Estatal de California, Long Beach, y en la Escuela de Derecho de la Universidad Southwestern en Los Ángeles.
[2] Julius Fast, Body Language: Los secretos esenciales de la comunicación no verbal (New York, NY: MJF Books, 1970).
[3] Fred E. Inbau, John E. Reid, Joseph P. Buckley y Brian C. Jayne, Interrogatorio Criminal y Confesiones, 4 ª ed. (Sudbury, MA: Jones y Bartlett, 2004), 152.
[4] Aldert Vrij, detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 2 ª ed. (West Sussex, UK: John Wiley and Sons, 2008).
[5] Paul Ekman, Telling Lies: indicios del engaño en el mercado, Política, y el matrimonio, rev. ed. (New York, NY: W.W. Norton and Company, 2009).
[6] Vrij, detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 51.
[7] Paul Ekman y Maureen O'Sullivan, "¿Quién puede atrapar a un mentiroso?" American Psychologist 46, no. 9 (1991): 913-920.
[8] Bella M. DePaulo y Roger L. Pfeifer, "La experiencia en el lugar de trabajo y la habilidad en detectar el engaño", Revista de Psicología Social Aplicada 16, no. 3 (1986): 249-267.
[9] Paul Ekman y Mark Frank, "Mentiras que no", en La mentira y el engaño en la vida cotidiana, ed. M. Lewis y C. Sarni (Nueva York, Nueva York: Guilford Press, 1993), 184-200.
[10] Ekman, Diciendo Mentiras, 28.
[11] Vrij, detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 17.
[12] Ekman, Diciendo Mentiras, 31.
[13] Miron Zuckerman, Bella DePaulo M. y Robert Rosenthal, "Comunicación verbal y no verbal del engaño", en Advances in Experimental Social Psychology, ed. L. Berkowitz (Nueva York, Nueva York: Academic Press, 1981), 14:1-57.
[14] Ekman, Diciendo Mentiras, 48.
[15] Paul Ekman, Emociones reveladas: reconocimiento de rostros y sentimientos a mejorar la comunicación y la vida emocional (Nueva York, Nueva York: Henry Holt y Compañía, 2003).
[16] Daniel Goleman, Inteligencia Emocional: ¿Por qué puede ser más importante que IQ (Nueva York, Nueva York: Bantam Books, 1995).
[17] Vrij, detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 39.
[18] Ekman, Diciendo Mentiras, 59.
[19] Aldert Vrij, detección de mentiras y engaños: La psicología de la mentira y de implicaciones para la práctica profesional (West Sussex, UK: John Wiley and Sons, 2000).
[20] Ekman, Diciendo Mentiras, 49.
[21] Aldert Vrij, Pär Anders Granhag, y Stephen Porter, "Dificultades y Oportunidades en no verbal y verbal Detección de Mentiras," Psychological Science in the Public Interest 11 (2010): 89-121.
[22] Ekman, Diciendo Mentiras, 66.
[23] Ekman, Diciendo Mentiras, 76.
[24] Paul Ekman, "El engaño, la mentira y Comportamiento", en los Estados de la Mente: Perspectivas de América Latina y post-soviéticos sobre temas contemporáneos en Psicología, ed. D. F. Halpern y AE Voiskounsky (Nueva York, Nueva York: Oxford University Press, 1997), 93-105.
[25] Vrij, detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 51.
[26] Vrij, detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 18.
[27] Frieda Goldman-Eisler, Psicolingüística: Experiments in espontánea del habla (Nueva York, Nueva York: Academic Press, 1968).
[28] Samantha Mann, Aldert Vrij, y Ray Toro, "Detección de Mentiras verdaderas:" Capacidad para detectar sospechosos oficiales de policía de las Mentiras ", Journal of Applied Psychology 89, no. 1 (2004), 137-149.
[29] Vrij, detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 40.
[30] Stephen J. Moston y Terry Engelbert, "técnicas de interrogatorio de la policía en la cinta Las entrevistas con los sospechosos de delitos registrados," Policía y sociedad 3, no. 3 (1993): 223-237.
[31] Vrij, Granhag, y Porter, "Dificultades y Oportunidades en no verbal y verbal Detección de Mentiras", 106.
[32] Gisli H. Gudjonsson, La Psicología de los interrogatorios y confesiones: Manual (West Sussex, UK: John Wiley and Sons, 2003).
[33] Vrij, Granhag, y Porter, "Dificultades y Oportunidades en no verbal y verbal Detección de Mentiras", 94.
[34] M. Bella DePaulo y Susan E. Kirkendol, "El Deterioro Efecto de motivación en la Comunicación del engaño", en la evaluación de la credibilidad, ed. JC Yuille (Norwell, MA: Kluwer Academic Publishers, 1989), 51-70.
[35] Ekman, Diciendo Mentiras, 46.
[36] Vrij, Granhag, y Porter, "Dificultades y Oportunidades en no verbal y verbal Detección de Mentiras", 94.
[37] M. Bella DePaulo y Howard S. Friedman, "La comunicación no verbal", en el vol. 1 y 2, 4 ª ed., The Handbook of Social Psychology, ed. D. T. Gilbert, S. T. Fiske, y G. Lindzey (Nueva York, Nueva York: McGraw-Hill, 1998), 3-40.
[38] Vrij, detección de mentiras y engaños: Dificultades y Oportunidades, 402.
[39] Ekman, Diciendo Mentiras, 149.

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